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Miguel Delibes

MIGUEL DELIBES
25/09/2023@16:16:00

Los críticos, en su abrumadora mayoría, están de acuerdo en que la renovación de la novela española queda encabezada por El Jarama (1955), de Rafael Sánchez Ferlosio, que marca un hito y una referencia en la novela española de postguerra y en lo que se ha dado en denominar realismo social, y Luis Martín-Santos y su Tiempo de silencio (1962; edición definitiva y liberada de la mordaza de la censura, 1980), Cinco horas con Mario (1966, cito de la trigésimo tercera edición, Destino, junio 2008) supone una obra central dentro de la variada y versátil bibliografía de Delibes (novela, novela corta, libros de viajes, diarios, reportajes, etc.), junto y a la par con Los santos inocentes (1981, una concisa obra maestra que retrata la realidad de los pueblos castellanos) y El hereje (un vasto fresco de Valladolid en la época de Carlos V). Y no resulta azaroso que la novela haya sido publicada el mismo año que Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé: ambas, cada una a su modo, recorren relaciones de pareja signadas por el malentendido, la frustración y el desencuentro donde el menoscabo al que es sometido el personaje masculino parece formar parte de un designio ineluctable.

"¿Una pica de la cultura española plantada bien alto en los Alpes? Aquí está: la compañía de teatro "Soles del Sur", con una de sus fundadoras y actual directora y actriz principal, Aitana Vivó Cordón al frente, lleva diez años cosechando éxitos de público y crítica en Viena con sus representaciones de dramas, comedias y obras de vanguardia de autores hispanos e internacionales en lengua española, en salas tan importantes como el Vienna English Theatre, Theaterforum, Theater Brett o el Instituto Cervantes, entre otras.

Editorial Paramo publica “Un mundo que agoniza”, el libro en el que Miguel Delibes vaticina que la humanidad está en peligro en tanto en cuanto se separe de la naturaleza y se apegue al dinero y a la parte más material de la evolución tecnológica. Un discurso de plena actualidad que constata que lo que hace cuarenta años se cernía, hoy se ha vuelto una realidad y pende sobre esta sociedad con inminencia. El cambio climático, la nueva esclavitud reservada para el trabajador y la total sumisión al mercado son hechos quizás irremediables.

Acción Cultural Española ha querido hacer más accesible esta exposición para todos aquellos que no han podido visitarla ni pueden acercarse a su actual emplazamiento en Valladolid o para aquellos que desde fuera de España quieran acercarse a la figura de Miguel Delibes.

El jueves, 12 de noviembre, tuve la oportunidad de asistir al homenaje que el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid dedicó a un escritor por el que siempre he sentido profunda admiración debido a su capacidad de practicar el arte de la narración en su expresión máxima: Miguel Delibes.

El 17 de octubre se celebra el centenario del nacimiento del escritor

Miguel Delibes Setién ha sido uno de los más grandes escritores españoles del siglo XX. Fue antes que nada novelista: publicó su primera novela en 1948, La sombra del ciprés es alargada, y la última, El hereje, me dio siglo más tarde, en 1998. Veinte novelas en total, pero además escribió y publicó cuentos, libros de viajes, libros de naturaleza, libros de caza y pesca y libros de pensamiento.

Hace treinta y pico de años, cuando nos expusieron en la facultad a Kuhn, con su teoría de los paradigmas científicos, Paco García Donet levantó la vista del periódico —que más que leer, se estudiaba hasta averiguar incluso la fluctuación de los anuncios por palabras— y, preso de una repentina iluminación, dijo: “si el Medievo estuvo regido por el paradigma teológico; la Edad Moderna, por el mecanicismo, y el presente, por el economicismo; el futuro lo estará por el paradigma biologista…” y, mientras volvía sus ojos sobre las páginas del diario, sentenció: “De eso, estoy convencido”.
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Según todos los síntomas este verano será estremecedor; el Rin discurre en estos días con una mengua de caudal notable; el Ródano, que durante el estío anterior llegó atravesarse caminando, podría reducirse a un regato de fango, y sobre el majestuoso Po, qué decirles si ya la canícula pasada lo convirtió en un gigantesco zanjón con desnudos pedregales; de seguir así, pronto nos despediremos de su ubérrimo delta, aquel de La novela de Ferrara (1953-74), de Giorgio Bassani; ¿la recuerdan?

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, realizará a partir del 10 de mayo a un viaje de trabajo a Beirut (Líbano) para apoyar el trabajo cultural y docente que realiza el centro, que sufrió graves destrozos en la devastadora explosión que sacudió la ciudad el pasado 4 de agosto. Además, conocerá in situ la base española “Miguel de Cervantes”, cuyos militares en misión de paz de la ONU reciben formación del Instituto Cervantes para enseñar español a la población local, una labor humanitaria que ha beneficiado a casi 6.000 libaneses desde 2007.

Autor de “En busca de Miguel Delibes”

La primera impresión que me dió Tomás García Yebra en nuestro nuevo encuentro es que equivocó su profesión. Cuando llegó a su casa madrileña para entrevistarle me le encuentro tumbado en el suelo pintando un tapiz que guarda ciertas similitudes con los de Millares. El Yebra, como es conocido en la profesión periodística estudió Bellas Artes en su juventud, pero el destino quiso que terminase como periodista en una agencia de noticias y en el suplemento “El Semanal XL”. Tiene buena mano para el arte y un arte es, también, el periodismo y la literatura, y más cuando lo hace él.

Bajo una oscura cúpula, los destellos de la vida y obra de Miguel Delibes en forma de textos, libros, cuadros o fotografías, nos van atisbando luz, mucha luz, acerca de ese humanista sabio y sincero que ha conseguido sobreponerse al paso del tiempo y celebrar su centenario de una forma brillante tanto en su efeméride como en su puesta en escena, a pesar de su carácter intimista en su esencia.

La ternura y la esperanza con la que un niño reinterpreta la vida se vuelcan sobre las miserias y grandezas de unos desterrados que vencieron al silencio más duro que existe: el de los olvidados. Y lo hacen, con la armonía que desprende la inteligencia o la bondad exenta del interés que posee el Nini, y que a su vez, cercena la mirada de los vecinos que necesitan combatir el miedo a la incertidumbre.