Bueno, de amor o de desamor. Este es el tema central de la novela. Algunos lo han calificado como una historia de amor a lo Corín Tellado, y razón no les falta. La novela es simplemente eso: una novela de amor donde el amor está muy presente en todas sus facetas: amor romántico, amor económico, amor sexual, lindando en la pornografía…
Para nosotros, la novela es una mixtura de géneros que va de la novela de amor a la negra, pasando por la crítica social y por la novela costumbrista. Es verdad que la historia de amor lo sostiene todo, es verdad que hay dos historias de amor que se reflejan en el mismo espejo. Dos hermanas con dos hermanos que no conocen lo que está ocurriendo.
El verbo de Juan del Val es ágil y dinámico. Su novela tiene algo de thriller donde van sucediendo diferentes hechos que van sorprendiendo en la lectura. Se mueve muy bien en los escenarios que el conoce a la perfección: Sevilla y Vallecas. Incluso recupera palabras en desuso como “chache”. Antes muy utilizada entre hermanos, sobre todo pequeños. Esas son las armas del autor madrileño.
Cuando decimos que tiene algo de novela negra no desbarramos. La aparición de unos secuaces búlgaros nos adelanta algunas de las tragedias que van a suceder, pero que nos sorprende porque no esperamos lo que ocurre. Ahí es donde se mueve a sus anchas, en los barrios marginales de Sevilla o Madrid. Sabe controlar los tiempos de la trama a la perfección y sabe lo que gusta a sus lectores y a los miembros del jurado del Premio Planeta. El autor sabe que no a todos los lectores les gusta Antonio Muñoz Molina, que hay otro tipo de lectura más liviano que gusta del entretenimiento.
En su novela, hay crítica social y crítica a la aristocracia sevillana que lo controla todo en los latifundios y en las urbanizaciones de lujo. Una aristocracia desfasada que domina la Feria de Abril de Sevilla y el ocio nocturno. Por supuesto, que denuncia la postura de Borja, el exmarido de Vera, que nos sorprende por su comportamiento machista hacia su cuñada.
Otro aspecto de la novela, que domina a la perfección Juan del Val, es el erotismo explícito de muchos pasajes. Algo que le consigue muchos lectores y que muchos críticos han destacado, incluso los más reacios a su forma de escribir. Una de sus frases más célebres es “la libertad es perder el miedo a equivocarse”. El tiempo y las ventas de su novela, le dirán si se ha equivocado o lo han hecho sus críticos.
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