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Javier Santamarta del Pozo
Javier Santamarta del Pozo

Javier Santamarta del Pozo: “El causante de muchos de nuestros males puede que sea el que no seamos capaces de digerir tanta Historia"

Entrevista con el autor de “Siempre tuvimos héroes”
Por Javier Velasco Oliaga
martes 09 de octubre de 2018, 09:45h

El escritor chamberilero Javier Santamarta del Pozo es un reconocido autor de divulgación histórica y un especialista en labores humanitarias. Su libro “Siempre tuvimos héroes” ha conseguido en poco tiempo publicar dos ediciones, algo que en estos tiempos no está al alcance de todos y menos cuando es un libro de historia.

Javier Santamarta del Pozo
Javier Santamarta del Pozo

Cuando nos acercamos a obras como esta, siempre asociamos el término de héroe con las gestas militares o aventureras, pero hay otro tipo de héroes anónimos que han sacrificado sus vidas para conseguir logros médicos o humanitarios. El libro “Siempre tenemos héroes” hace un sagaz repaso sobre personalidades filantrópicas que han querido que su huella personal se relacione con hechos humanitarios. Estos sí que son realmente héroes, como nos cuenta el autor.

¿Cómo surgió la idea de escribir un libro como “Siempre tuvimos héroes”?

Supongo que al haber estado mucho tiempo vinculado a labores humanitarias como profesional en este sector, el que uniera mi vocación por la Historia con la que ha sido mi realidad vital como expatriado, era algo que tenía que acabar confluyendo en un libro como este, la primera compilación histórica sobre las aportaciones españolas al Humanitarismo. Lo que ha sido, por tanto, una doble satisfacción.

España ha sufrido mucho por culpa de los tópicos. ¿Qué culpa tienen los grandes viajeros que nos visitaron en los siglos XIX y XX?

Bastante. Ellos esperaban encontrar un exotismo que, cuando no fue el caso o no se topaban con él, lo fabricaban. Nada nuevo. Aún recuerdo como en la película de James Bond, Sólo para tus ojos, en las afueras de Madrid se topaban los protagonistas, entre vareadores de olivos, con gente montada en burro como si fuera lo normal, y en la capital de España aún estuvieran los aguadores llevando sobre sus jumentos las tinajas paseando por sus calles.

Nuestra imagen fuera de nuestras fronteras se asocia a los toros y a la Inquisición, entre otros, ¿su libro ayuda a desenmascarar estos tópicos?

Al menos lo intenta. ¡Claro que tenemos toros y que tuvimos Inquisición! Pero no parece sino que lo normal es que a todos los españoles nos guste el toreo y que la Inquisición haya sido tan transcendente en nuestra Historia como nos quieren hacer ver. La Iglesia en todos los países de uno u otro modo ha tenido una gran influencia, es cierto. Pero precisamente cuando un influencer como así se dice ahora, como el pianista James Rhodes, tan en boga ahora con sus artículos sobre España, publica en un prestigioso y conocido diario que todas las cadenas de televisión en España no emiten un documental contra la pederastia porque «les aterroriza enemistarse con la Iglesia» (sic), es que aún se sigue pensando por parte de muchos de que que vivimos en esa España machadiana «de cerrado y sacristía». Y no es así. España es mucho más. Ahora e incluso antes.

No podría dejar de tocar el tema de la leyenda negra. ¿Fue dicha patraña la causante de muchos de nuestros males internacionales?

No lo creo. Cuando fuimos Imperio era normal que nuestros enemigos (que lo que querían era ocupar ellos la posición relevante que ostentábamos, no otra cosa), hicieran todo lo posible por convertir al enemigo en una caricatura y deshumanizarlo incluso para mejor legitimar el combate contra él. El causante de muchos de nuestros males puede que sea el que no seamos capaces de digerir tanta Historia (buena y mala, de todo tipo, pero en cualquier caso, enorme), y de creernos solo capaces de lo peor. Esto es, al margen del tópico de «como aquí no se vive en ningún sitio», a la primera de cambio nos fustigamos pensando que somos unos atrasados y que las cosas que aquí pasan o han pasado, en otros lugares serían impensables. Que la Leyenda Negra tenga por agentes más relevantes en sus inicios, a dos españoles (Bartolomé de las Casas y Antonio Pérez), no hace sino confirmar este aserto.

A la primera de cambio los españoles nos fustigamos pensando que somos unos atrasados y que las cosas que aquí pasan o han pasado, en otros lugares serían impensables

¿Su libro se podría considerar revisionista?

¡Espero que no! Porque no lo pretende. No niego en ningún momento las atrocidades que pudiéramos llegar a cometer en nombre de la Corona, de Dios, o del propio egoísmo. Los Conquistadores no eran unos filántropos ni miembros de una ONG. Todo además hay que verlo siempre en el momento histórico que transcurre y con la mentalidad del momento. Pero dejar de lado, precisamente, logros que se anticipan en siglos, como los efectuados por la Escuela de Salamanca, por poner un ejemplo, es sorprendentemente absurdo. Este libro no quiere ir de Leyenda Blanca. Cuenta unos hechos históricos de los que todos, al margen de ideologías y hasta de nacionalidades, debieran de enorgullecerse, pues su protagonistas fueron todos héroes, aún a su pesar, por un bien común. Aún sin saberlo.

Siempre tuvimos héroes” no está escrito de manera cronológica. ¿Por qué razón no ha seguido una línea temporal?

Reconozco que ese fue un empeño personal. Quería que el lector fuera dando una especie de «saltos cuánticos» sobre la línea temporal de la Historia, fijándose mejor en cada capítulo en sí, y no encontrando algún tipo de lógica cronológica que, a mi entender, no existe. Además, creo que de este modo les habrá resultado más amena la lectura a los que se hayan acercado y se acerquen a «Siempre tuvimos héroes».

En España ha habido grandes filántropos que lucharon por mejorar la vida de los personas de nuestro reino desde tiempos remotos. Comencemos por la Escuela de Traductores de Toledo y el gran rey Alfonso X. ¿Qué importancia tuvo la escuela y Toledo en el encuentro de las tres grandes culturas y religiones?

Creo que fue trascendental para la recuperación del conocimiento greco – romano, del legado clásico, aumentado con los conocimiento arábigos que, al quedar ese legado situado en lo que hoy conocemos como España, esa labor de traducción a una lengua vehicular como fue el latín, permitiría que fuera más fácil su difusión por toda Europa hacia esos Estudios Generales, embriones de lo que serían las universidades. De hecho, muchos traductores vinieron de diferentes puntos de Europa. Hay quien pone en duda la existencia de tal Escuela como una institución como tal. La realidad es que los personajes citados y las traducciones existieron, y creo que hay que dar a conocer esos resultados sin fijarnos con una mentalidad actual en si actuaron como un ente jurídico propio. La figura de Alfonso X, además, será fundamental para el avance de la lengua romance y para que el castellano tome una relevancia oficial en la Corte, convirtiéndola de vulgar, propia del vulgo o del pueblo, en una lengua culta.

Los Reyes Católicos a los que se le acusan de exterminadores de los indígenas americanos. ¿Siempre creyeron en la igualdad de sus súbditos a los dos lados del océano?

Aunque fuera (que no es el caso) por una visión egoísta, así fue. Creyeron en la igualdad de aquellos que al estar sujetos a las leyes, iban por tanto a ser parte de la Corona, con sus obligaciones y derechos. Si tienes más súbditos, tienes más poder y tienes mayores capacidades. ¿Para qué vas a querer eliminar a una parte de los que forman parte de tu propio reino? No tiene sentido. Pero además, su visión fue la legitimadora que viene desde las Siete Partidas de Alfonso X, y por tanto, desde un primer momento se preocuparían del estatus que aquellos nuevos miembros de la Corona tenían. ¡Muchas veces discutiendo con el propio Colón! De hecho, la reina Isabel no hacía más que desautorizar el que tomara por esclavos a quienes, si son súbditos de la Corona, no podrían serlo acorde a la Ley. Leer el testamento de Isabel la Católica, una auténtica declaración contra la esclavitud, o las Leyes de Burgos de 1512 promovidas por el rey Fernando, pasman de la modernidad y humanismo que de ellas emanan.

“Siempre hemos tenido una tendencia, no sé si a lo humanitario, pero sí a la integración”

El periplo de Balmis ha dado lugar, al menos, a tres interesantes novelas, la primera la de Almudena de Arteaga “Los ángeles custodios”. Pese a eso, no ha sido muy reconocido. ¿Resulta contradictorio el interés literario con el de nuestros políticos?

Y no solo novelas. También a un telefilme de TVE, «22 ángeles», que pasó sin pena ni gloria. La verdad es que es inexplicable, pues el material es de primera. ¡La primera expedición filantrópica de la Historia llevando la vacuna contra la viruela por todo el mundo! Algo no estamos haciendo bien cuando no se conoce este hecho con pelos y señales siendo como fue de una importancia increíble, por lo que supuso, y por cuándo se hizo. Desde luego, si esperamos que nuestros políticos fomenten de algún modo la Historia, habida cuenta de que ni siquiera hay textos comunes dentro de la difusión causada por la transferencia en Educación a las Comunidades Autónomas, podemos esperar sentados.

Igualmente ha ocurrido con el episodio de la Oficina Pro-Cautivos de Alfonso XIII, ha dado lugar a una interesante novela. Sin embargo, la imagen del rey Borbón ha quedado en nuestras retinas como la de un monarca amante de la pornografía y causante de nuestra guerra civil. ¿Todo personaje, sea héroe o no, tiene al mismo tiempo luces y sombras?

La amenísima novela «Cartas a palacio» de Jorge Díaz al menos ayudó a que mucha más gente conociera mediante la ficción este hecho real que le valdría una nominación real y seria al Premio Nobel de la Paz. Cualquier personaje de la Historia tiene claroscuros. Cualquiera. En estos momentos de corrección política extrema, podremos acabar sin leer grandes obras de literatos que seguramente no tienen un pase en sus vidas personales. La vida de Alfonso XIII, el Africano (pues las guerra en el Rif también le marcarían), tiene muchas cosas que criticar. Pero la labor realizada por él durante la Gran Guerra de 1914 en un empeño personal, fue sencillamente, espectacular. Solo el Comité Internacional de la Cruz Roja hizo una labor parecida.

Hace apenas un año la serie “Tiempos de guerra”, nos contaba la historia de las enfermeras que sirvieron bajo el liderazgo de Carmen Angoloti en Melilla en 1920. El protagonista masculino estaba basado en Fidel Pagés, aunque sin utilizar su nombre. ¿Cuándo se habla de nuestro ejército parece que nos cuesta reconocer sus labores positivas?

Nos cuesta mucho. Aunque parece que es una tendencia que está cambiando como hemos visto con la película «Zona hostil» sobre un hecho ocurrido en Afganistán en 2012. Desde luego, la figura que se presupone que es el capitán médico Fidel Pagés dista mucho de quién fue de verdad (de hecho acabaron apellidándole de otra manera), y fue una auténtica ocasión perdida para conocer la figura del inventor de la anestesia epidural nada menos, con su nombre y apellido, como así quisieron hacer con la otra protagonista, Carmen Angoloti, al que también dedico otro capítulo en el libro, y cuyo tratamiento en la serie, entendiendo que es ficción, tampoco se ajusta al personaje histórico.

Los médicos españoles en la guerra del Vietnam ha sido un episodio poco o nada conocido. ¿Se encargó el franquismo de ocultar esta labor humanitaria?

Es un hecho. Apenas nadie más allá de círculos castrenses, médicos o investigadores, sabían de esta intervención de miembros de nuestras Fuerzas Armadas en esta guerra. Aunque al convertirse en una guerra tan impopular, y que además fue una derrota para nuestros aliados (cosa que ya le vaticinó Franco en una más que curiosa carta que reproduzco, al presidente norteamericano Lyndon B. Jhonson), tampoco es que tuviera que ser algo como para airear. Lo que fue un error, pues la labor que allí efectuaron nuestros soldados fue muy tenida en consideración por todos los contendientes, especialmente por la población local que les adoraba. Como dijera en una entrevista conjunta que nos hicieron, uno de aquellos militares, el general retirado Antonio Velázquez (en aquel momento solo teniente), España les mandó ir allí a hacer una labor. Fueron, y la hicieron. Sin más. Sin menos. Gente de otra casta, sin duda, pues lo que hicieron fue muchísimo más que menos sobre lo que tenían ordenado.

Diversos españoles tuvieron una labor fundamental en la salvación de miles de judíos en diversas partes del mundo. ¿Por qué se ha ocultado hasta hace poco tiempo esta labor?

No tengo tan seguro que se haya ocultado, como que pasara desapercibida de manera indolente. Pues la acción de los diplomáticos españoles en varias legaciones por toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial estaba ahí para el que quisiera saber lo que hicieron en Budapest, Sofía, Salónica, Bucarest, París, Viena o hasta en Berlín. La propia presidenta de Israel, Golda Meir, se refirió en un discurso ante el Parlamento de su país, a esta acción humanitaria de España que sobrepasa en miles de judíos salvados por el más que conocido por el cine, Oskar Schindler. El discurso de la premier israelí fue en 1959 nada menos.

La vida de Francisco de Javier fue además, casi de novela

¿Fue San Francisco Javier la primera persona en montar una ONG?

¡En todo caso su general, Ignacio de Loyola, cuando crea la Compañía de Jesús! Él como mucho sería lo que se conoce como un expatriado de tal organización. Obviamente recurrir a conceptos modernos puede servir para contextualizar y hacer entender lo que de otro modo nos puede chocar. Y hacer pasar a una organización religiosa como la de los Jesuitas como una ONG puede chocar… aunque haya una de este tipo más que conocida, como es Cáritas. En mi caso, que he sido expatriado de varias, puedo decir que el parangón, quitando la parte doctrinal obviamente, es perfectamente válido. La vida de Francisco de Javier fue además, casi de novela.

De todo los episodios que cuenta en el libro, supongo que alguno le habrá llegado a lo más hondo. ¿Cuál es su preferido?

La verdad es que tengo dos. Uno como capítulo en sí, que es el del gaditano Celestino Mutis: botánico, astrónomo, matemático… ¡todo un humanista! Disfruté mucho con su vida, y escribí el capítulo escribiendo sobre su vida y logros a base de recrear cartas suyas, de Linneo, Humboldt, y hasta de Carlos III. Pero hay un personaje que me parece espléndido que es el del inquisidor Alonso de Salazar, un burgalés erudito, dominico, y que gracias a él y tras el proceso de Logroño sobre las llamadas Brujas de Zugarramurdi, en España dejarían de perseguirse ni hacer juicios de este tipo antes que en cualquier otra parte del mundo. La investigación y estudio que hizo es de admirar en todos los sentidos. Con una modernidad (estamos en 1610) que te admira.

¿El español de ahora es más humanitario que antes o siempre lo hemos sido, pese a tanta leyenda negra?

Creo que siempre hemos tenido una tendencia, no sé si a lo humanitario, pero sí a la integración. España no ha tenido un pasado colonial al modo de otros países como Inglaterra, Holanda, Francia o Bélgica. Siempre se quiso buscar la integración, aunque muchas veces no se pudieran impedir atrocidades por parte de personajes deleznables. Pues como seres humanos, toda atrocidad solo cabe en nosotros mismos, y los que hemos trabajado dentro de la Acción Humanitaria hemos sido testigos del horror al que somos capaces de llegar, y a la infinita bondad que también hay en las personas. Lo que sí es un hecho: Hospitales y universidades fueron creadas a lo largo de lo que fueron dominios de la Monarquía Hispánica en tiempos en que era impensable una mentalidad así. Hoy en día, somos el primer país del mundo en donantes de órganos, y tanto nuestros cooperantes profesionales como nuestras Fuerzas Armadas han dado ejemplo allá donde han estado, y siguen dándolo, siendo muy queridos en cualquier país del mundo. ¡Algo bueno tendremos pese a todo!

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