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Marino Magliani
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Marino Magliani (Foto: Yuma Martellanz)

Entrevista a Marino Magliani: "Con El ojo de Rembrandt el desafío era imprimir a la prosa el ritmo del paseo"

Autor de "El ojo de Rembrandt"
Por Francisco Jiménez de Cisneros
martes 07 de marzo de 2023, 12:01h

Marino Magliani (1960) comenzó a publicar a finales de los años noventa y desde entonces ha firmado más de veinte títulos que comprenden libros de relatos, poemarios y novelas. Además, ha traducido al italiano a autores españoles y latinoamericanos como Roberto Arlt, Gabriel Miró, Pablo d’Ors, Haroldo Conti o Félix Grande.

El ojo de Rembrandt
El ojo de Rembrandt

En "El ojo de Rembrandt" (Carpe Noctem, 2023) nos ofrece un relato épico y sencillo a la vez donde los gestos rutinarios se convierten en el objeto de una mirada escrutadora y tierna, que traza una cartografía física y emocional del barrio residencial de Zeewijk y de los campos de Liguria.

Con una voz que trae ecos de Sebald, Tabucchi o Pessoa, y que dialoga con los enigmas de la pintura de Rembrandt o Hals, "El ojo de Rembrandt" es una novela cautivadora llena de recovecos inesperados y un canto de amor a la literatura como forma de vida.

¿Cuánto de vivencia personal tiene esta novela?

Vivo en Zeewijk desde el 1988, creo, y no soy el único. Un autor debe hablar de lo que conoce para al final poder decir: “Zeewijk soy yo”. Vivo en solitario, paseo, traduzco y escribo, conozco las dunas y el bosque de aqui, y el mar salvaje que hay detrás del bosque.

Pese a su apariencia de tratar un tema “local”, lo cierto es que la novela ha tenido un buen recorrido internacional y se ha publicado ya en varios países.

Miguel Torga decía que no hay novela locales o mundos locales, sino que el universal es el local sin muros. En efecto, "Zeewijk" gustó en Estados Unidos y en Francia y siguen traduciendolo, pero no en Holanda, aqui ni siquiera saben que hay un ser solitario y raro que los mira y escribe de Holanda, de su agua, de su viento, de su arena, de sus edificios, de sus ventanas, de la Lección de Anatomia de Rembrandt, y me parece estupendo que sigan sin saberlo. Siendo así, no me para nadie por la vereda a pregutarme qué estoy escribiendo y seguirán preguntándose: ¿pero que hace este señor de casi sesenta años que ha venido aqui siendo poco mas que chaval, todo el dia sin salir de casa?

El protagonista parece querer resucitar cierto flaneurismo, pero en este caso de extrarradio. O practicar la deriva situacionista. ¿Es toda la aventura que nos está permitida en nuestro siglo?

La verdadera actividad del protagonista es el ejercicio del ojo, su deporte, en italiano es la ginnastica dell'occhio. El pasea por la orilla de la playa (kilometros de playa hasta a Zandwoort) o por el bosque, mientras que en el barrio, por la calles, su movimiento está guiado por la necesidad de seguir un camino desde una ventana a otra.

Lo importante: disfrutar de sentirse un perdedor

Hay un reto literario, técnico, a la hora de contar esa vida en un suburbio apartado donde, en rigor, pasan muy pocas cosas. O al menos, el tipo de cosas que estamos acostumbrados a ver en una novela.

El desafío, el mío, aunque no me gusten los desafios porque si los pierdes no esta bien y si los logras ya no te queda nada para seguir y estas a la busca de otro desafio y otro, bueno, el desafío, decia, es imprimir a la prosa el ritmo del paseo, buscar cómo tener al lector atento a la pagina a traves del puro paisaje. Algo imposible. Lo importante: disfrutar de sentirse un perdedor.

Decía Juan Ramón Jiménez, cuando se exilió de España, que lo que más le dolía era la lejanía con la lengua viva de su pueblo, que su español era ya un español “caduco” porque no se había seguido actualizando con el habla de calle. La novela es también, en este sentido, la novela de un exilio voluntario. ¿Qué pierde y qué gana un escritor al apartarse del día a día de su lengua?

Decia Mario Soldati (me lo contó un gran amigo come Giuseppe Conte) que el centro transforma y el margen conserva. Vivir afuera significa usar la lengua, la propria lengua, como una armadura, es una defensa, la única.

Desde esa lejanía, y con un trabajo de puente entre culturas gracias a su trabajo de traducción, ¿cómo observa el mercado editorial español e italiano? ¿Qué echa en falta en uno que tenga el otro y viceversa?

El mundo editorial y cultural español casi no lo conozco, tengo un amigo como Alessandro Gianetti, con quien traduzco, que vive en Sevilla y me habla de editoriales de calidad como Carpe Noctem; por mi parte leo, y llevo a Italia autores de una fuerza nueva, diferente, para que se conozcan otras voces, no solo los repitidos y cansados y cansantes nombres de siempre. En Holanda me traducía una de las mejores editoriales pero nunca despertó curiosidad saber más de la literatura holandesa. En Italia vivo poco, pero estoy bien al tanto, de una manera rara, pues me siento un clandestino cuando paso la frontera y un desertor cuando vuelvo a pasarla por darle la espalda a Italia.

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9788412426694
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