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Luis Zueco
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Luis Zueco (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Entrevista a Luis Zueco: “Lo que quiero hacer con mis obras es atrapar a diferentes tipos de lectores y de diferentes edades”

Autor de “El tablero de la reina”
Por Javier Velasco Oliaga
sábado 11 de marzo de 2023, 18:02h

Para Luis Zueco el ajedrez es algo más que un juego, es una metáfora de la vida. Él aprendió a jugarlo en la infancia, pero al vivir en un pequeño pueblo aragonés no encontraba rivales a los que enfrentarse y fue abandonando el juego poco a poco. No así la pasión que por el ajedrez sentía. “He coleccionado mucho tableros de ajedrez de diferentes lugares del mundo. Hasta tengo uno de la India”, me confiesa el escritor de Borja. ¡Sí, aquella población famosa por el caso del Ecce Homo!

Luis Zueco
Luis Zueco (Foto: Javier Velasco Oliaga)

En el ajedrez se hace patente el reflejo de la vida y la guerra. Para Luis Zueco, “la Guerra Fría no fue más que una partida de ajedrez que jugaron los Estados Unidos y la extinta Unión Soviética. No podían apretar el botón de la bomba atómica esas dos superpotencias, pero sí medirse en el ajedrez”. La rivalidad entre Bobby Fischer y Boris Spaski no era otra cosa que tantear sus fuerzas. Posteriormente, Anatoli Kárpov, representante de la Nomenklatura soviética y Garri Kaspárov, favorable de la democracia, continuaron ese juego de poder varios años más.

Pero dejemos el tema de la Guerra Fría para mis amigos del Club le Carré y pasemos a lo que nos ha contado Luis Zueco en su espléndida novela histórica “El tablero de la reina”. “El siglo XV viene marcado por el ajedrez y sus cambios de reglas en el movimiento de la reina”, apunta nada más comenzar la conversación. Algo muy premonitorio porque en 1474 Isabel I sería la reina de Castilla y de León. Hay que recordar que España fue la cuna del ajedrez moderno gracias a los escritos y cambios que realizó Alfonso X, llamado el Sabio, por algo sería.

“A mí, me gusta todo lo que está en torno al ajedrez, por eso el siglo XV es muy importante y todo lo que ocurrió en aquellos años me dio la trama para la novela. El cambio en los movimientos de la reina fue fundamental para el ajedrez moderno. Siempre pensé que podría hacer una novela sobre el ajedrez y esos cambios me dieron la clave”, dice con convicción y con un fuerte acento maño.

A Luis Zueco le gusta tanto el ajedrez que en el Castillo de Bulbuente ha instalado un ajedrez gigante. En Europa tienen la costumbre de los ajedreces gigantes y, ahora, está llegando a nuestras tierras. “Hemos estado grabando en los Jardines de Pablo Sorozábal, frente al Auditorio Nacional. Allí hay un tablero de ajedrez gigante rodeado por seis esculturas de piezas de gran tamaño de una gran belleza”, cuenta el autor emocionado.

Cuando habla sobre el ajedrez, se la nota la pasión que siente por ese juego Luis Zueco. Y lo mismo le ocurre con la literatura. “Lo que quiero hacer con mis obras es atrapar a diferentes tipos de lectores y de diferentes edades, de ahí que mis personajes estén muy separados de edades y actitudes. Creo que eso amplía el número de lectores. El que El tablero de la reina tenga dos tramas diferentes, que obviamente se unirán al final, es otra estratagema para mantener la atención a los diferentes tipos de público. La técnica del thriller es también muy importante para la novela histórica, lo mismo que acabar en alto muchos de los capítulos. La estructura del ritmo que impone el thriller funciona en todos los géneros y en espacial en la novela histórica”, explica el autor.

“Tenemos una concepción errónea de de la monarquía medieval”

En su nuevo libro, la presencia de los acontecimientos históricos está muy presente. “La utilizo especialmente para poner énfasis en la figura de Isabel. Fue un personaje brutal, como prototipo de mujer de su época, construida a sí misma”, seña la Zueco y continua diciendo: “Tenemos una concepción errónea de de la monarquía medieval. En esa época, la nobleza era necesaria para reinar y los reyes necesitaban tener una Corte que en ese tiempo era itinerante”.

Aunque los personajes principales, Gadea y Rui, son ficticios: la trama se sustenta en personajes históricos. Además, de Isabel I, el cardenal Carrillo y su sobrino Pacheco son fundamentales, especialmente en el papel de malos de la novela. “Carrillo apoyaba a Isabel, pero en lo que realmente pensaba era en su propio interés. Por su parte, Pacheco tenía una capacidad de cambiar de bando increíble. Tanto apoyó a Enrique II de Trastámara como a su medio hermano Alfonso, que pudo ser Alfonso XII porque tras la batalla de Olmedo la guerra se inclinó a favor del infante. Éste terminaría muriendo y Pacheco volvió a cambiar de bando. Lo hizo tantas veces como quiso. Él siempre estaba en el bando ganador. Pacheco es un personaje feroz que me llamó mucho la atención por todo lo que hizo. Estuvo a punto de emparentar con Isabel, cuando quiso casarla con su hermano. Un personaje que es mejor tenerlo cerca para así saber lo que hace que tenerlo en el bando contrario”.

Dos personajes históricos de especial relevancia son Beatriz Galindo y Jorge Manrique. “Beatriz es el caso de una mujer hecha a sí misma. Era una gran estudiosa del latín, de ahí que se la conociesen como La Latina, poca gente sabe que el barrio de Madrid con dicho nombre fuese por ella. Demostró la importancia de las humanidades y cómo los estudios pueden favorecer al ascenso social. Beatriz consiguió entrar en la Corte por su inteligencia y cualidades como estudiosa. Otro personaje muy importante fue el poeta y militar Jorge Manrique, al que todos conocemos por las Coplas a la muerte de su padre. Es un personaje muy novelesco que murió relativamente joven, cuando aparece sube la novela”, comenta Luis Zueco con pasión.

El autor de Borja es un apasionado del ritmo en las novelas. “Tiene que tener mucho y escribirla con un lenguaje accesible para llegar a la mayor cantidad de lectores posibles. Mi objetivo es que guste a los niños de 12 años hasta los noventa y tantos. Sé que es complicado abrir tanto el abanico, pero hay que intentarlo”, afirma.

“En aquella época, el ajedrez era muy importante y fue usado por Alfonso X para hermanar a las tres religiones. Había mucha complejidad en las relaciones entre ellas, así que el rey Sabio creía que al ajedrez podrían jugar todos. Ahora se podría decir que era una actividad lúdico-social que servía para unir a pueblos más que para separarlos”, expone el novelista aragonés.

La monarquía no podía depender de la nobleza

Luis Zueco reivindica a Alfonso XII, bueno al que hubiera sido Alfonso XII. “Ahora es un personaje totalmente olvidado menos para Isabel que le hizo construir su tumba en la Cartuja de Miraflores junto a sus padres. Alfonso, aun siendo niño, fue el primero que se dio cuenta de que la monarquía no podía depender de la nobleza. Isabel I siguió sus pasos y fueron los Reyes Católicos los que sientan las bases de una monarquía fuerte e independiente. Fueron unos tiempos rupturistas que dieron paso a la Edad Moderna y los que abogaron por una capital del reino fija. Ya que se dieron cuenta de que una Corte cada vez más numerosa era difícil de trasladar continuamente. La clave era en dónde pasaban las navidades los reyes. En aquel entonces las favoritas eran Segovia y Madrid”, nos recuerda.

Al final, fue Madrid la que consiguió la capitalidad. “Muchos madrileños no conocen cómo era la ciudad en aquel tiempo. Tenía un alcázar impresionante y una muralla árabe muy fortificada; además, tenían cerca los montes del Pardo para la caza y el río. Los reyes tenían sus gustos y optaron por Madrid como podían haber elegido ciudades como Segovia, Valladolid y Burgos que están, más o menos, en el centro de la península”, refiera Luis Zueco.

Para finalizar, el escritor maño quiere resaltar que “al hablar del ajedrez en la novela, estoy hablando de la mujer, por el cambio de movimientos de la reina en el tablero, en este caso el papel que desempeñó Isabel I, pero lo que más ha mandado es el ajedrez que hace que se explique todo”, apunta Zueco que tenía el proyecto de escribir sobre este juego desde hace varios años. “Tenía que encontrar el momento y ha sido ahora cuando lo he encontrado”, sentencia este autor que afirma que “lo importante para un escritor es ser productivo. Da lo mismo el tiempo que estés sentado ante el ordenador si no eres productivo. Tenemos que aprender a valorar la productividad y no el estar sentado sin más en una silla”. Algo que se puede aplicar a cualquier trabajo.

Luis Zueco nos ha dado una visión novedosa sobre el cambio de época y ha metido el dedo en la llaga en muchos temas olvidados o que no se han considerado importantes. La lectura de “El tablero de la reina” hará que muchos estereotipos se caigan y podremos ver que ese cambio tuvo lugar gracias a una reina y a un juego.

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