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Manuel Martínez Forega
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Manuel Martínez Forega

Entrevista al poeta Manuel Martínez Forega

Por Miguel Esteban Torreblanca
jueves 01 de febrero de 2024, 07:36h
Manuel Martínez-Forega (Molina de Aragón, Guadalajara, 1952) cursó estudios de Derecho y es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, ciudad en la que reside desde 1958. Poeta, ensayista y traductor, ha publicado más de treinta títulos en esas disciplinas, entre los que destacan los poemarios He roto el mar, Ademenos, Labios o Luz, más luz, sus traducciones de poesía checa y francesa o de la edición canónica de Monsieur Teste de Paul Valéry, y ensayos y artículos de crítica literaria y de arte, reunidos en volúmenes como Sobre arte escritos, sobre artistas o El viaje exterior (Ensayos censores).

Fundador y director de Lola Editorial desde 1989. Cofundó, en 1984, el programa de Poesía en el Campus de la universidad zaragozana, y fundó también, en 1985, la colección La Gruta de las Palabras de Prensas Universitarias de Zaragoza. Ha sido incluido en diferentes antologías poéticas de España y del este de Europa, y su obra está traducida al checo, búlgaro, ruso, italiano y alemán.

En Pregunta Ediciones ha publicado el poemario Litiasis (2014), sus versiones al español de Los poetas malditos, de Paul Verlaine, y de Vidrieras, de Laurent Tailhade (2018), y los volúmenes cuarto y quinto de El viaje exterior (2020 y 2021).

¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?

Nací en Molina de Aragón (Guadalajara), aunque resido en Zaragoza desde 1958. También he vivido durante períodos intermitentes en Praga (Chequia) a lo largo de diez años. He cursados estudios de Derecho, de Filología Hispánica y de Filología Románica. Me dedico principalmente a la escritura de poesía, pero también cultivo el ensayo y la traducción. Unos cuarenta títulos de esas tres disciplinas avalan mi dedicación literaria.

Mi bibliografía puede consultarse en http://biblioforega.blogspot.com/

Mi poesía ha aparecido en diversas antologías poéticas españolas y está traducida al checo, ruso, búlgaro, rumano, italiano, alemán y portugués; he obtenido algunos premios de poesía y de traducción y he dirigido durante treinta años una editorial dedicada, asimismo, a la publicación de poesía.

¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron?

Mis primeras lecturas, con 12 años, no fueron de poesía. Recuerdo perfectamente los primeros libros «serios»: Manon Lescaut, del abate Prévost, y Safo, de Alphonse Daudet, al margen de todos los comics que devoraba antes, durante y después de esa edad: por ejemplo, el mejicano La zorra y el cuervo o los célebres El Capitán Trueno, El Jabato, El Guerrero del Antifaz, Tamar, El Sargento Virus, Hazañas bélicas, etc. Luego, ya me interesé más por la literatura adulta: leí Rojo y negro, de Stendhal, La arboleda perdida, de Alberti, Imán, de Ramón J. Sender…, en fin, la lista sería dilatada. Sin embargo, no comencé a leer poesía ni a interesarme por ella hasta los 22 años.

Los autores que me influyeron son muchos; no creo que haya un autor en particular que haya ahondado en mis gustos. Son muchos, pero si hay que citar algún nombre, ahí van: Bécquer, Cernuda, Vladimír Holan, Clara Janés, Paul Celan, Philip Larkin…

¿Cómo definiría a su poesía?

Proteica y hermética.

¿Cree que el poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Naturalmente. Aunque, en mi opinión, el poeta apreciable, evoluciona fundamentalmente en la forma y avanza en el conocimiento de su propio ontologismo. El mundo de las emociones, de las inquietudes y de las dudas suele ser, salvo grandes dramas puntuales, más reacio a modificarse.

¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?

Soy un poeta que corrige poco y, en cualquier caso, un poema, sin que, en puridad, se entienda como una declaración hiperbólica, jamás está terminado; queda en suspenso.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Que respondiera fielmente a la convicción estética y emocional que defiendo; que se ajustase a la verdad de ambos extremos y que su sinceridad fuera manifiesta.

¿Qué lugar ocupa, para un poeta como usted, las lecturas en vivo?

La poesía es un género que nace como expresión oral. Han cambiado mucho las cosas desde entonces, pero es estupendo que la poesía, en este sentido, regrese (siquiera coyunturalmente) a sus orígenes. Adquiere, además, otra sonoridad, incluso sostiene mejor sus significados.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs, etc?

Toda difusión de la poesía, sea cual sea el medio, ha de ser bienvenida. Ahora bien, debe ser poesía; hay que saber elegir y distinguir en determinados soportes neotecnológicos qué es y qué no es poesía. No todo vale y, desafortunadamente, abunda lo mediocre.

¿Podría recomendarnos un poema de otro autor que le haya gustado mucho?

«La gloria del poeta», de Luis Cernuda

¿Qué libro está leyendo en la actualidad?

Varios: Jardín y laberinto, de Clara Janés; La mañana descalza, de Inés Ramón e Irene Vallejo; y Los primeros poemas del Diario. Odas, de Miguel Torga.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?

Que lea mucho, muchísimo, y que tenga una infinita paciencia a la hora de escribir.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

Es muy heterogénea. Sin embargo, las grandes editoriales no arriesgan nunca por la poesía. Claro que a estas editoriales no les interesa la literatura, sino la cuenta de resultados. En cualquier caso, hay que brindar por esas pequeñas empresas que mantienen la pasión por la literatura y apuestan por la poesía; editoriales que leen a los autores y no se dejan guiar por el relumbrón de los nombres. Si la poesía sigue publicándose es por ellas.

¿Qué libros ha publicado?

Para no importunar, pueden consultarse aquí: http://biblioforega.blogspot.com/

¿Como es tu vida dia a dia?

Leo, escribo y practico la pesca.

¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?

Ésta: «¿Le han hecho alguna vez alguna pregunta sin respuesta?» Y la habría respondido así: «Muchísimas».

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