Irán: cuando las mujeres no lloran

No sé qué tienen las flores, llorona
Las flores de un camposanto
No sé qué tienen las flores, llorona
Las flores de un camposanto

Que cuando las mueve el viento, llorona
Parece que están llorando
Que cuando las mueve el viento, llorona
Parece que están llorando

la llorona

Existen días en que no lloran y se mueven de aire justiciero, que salen de las tumbas comunes, llorona, para reclamar su derecho a la vida, su derecho a respirar, a ser libres, a existir, llorona, a existir por sobre las religiones, por sobre el fanatismo, por sobre el hombre que se cree investido de derecho para privarlas de derechos, llorona.

Existen días en que la muerte no se celebra, pero permite revivir, revivir el sufrimiento de ellas, de ellas, llorona,

Hermoso huipil llevabas, llorona
Que la virgen, te creí
Hermoso huipil llevabas, llorona
Que la virgen te creí

Ay de mí, llorona, horrible velo llevabas, llorona, que tu pensamiento cubría, que tus labios al mundo negaba, que tus ideas al mundo escondía, que tus derechos encadenaba, llorona, que el pensamiento encadenaba, llorona.

Vimos pasar el ataúd, llorona, y tras él quedaba la muerte, llorona, y ese día no lloraste, te arrancaste el velo, desafiaste la costumbre, uniste tu canto sin lágrimas, llorona, grito de rebeldía, grito en contra de los dictadores de preceptos, contra las cadenas del olvido, contra el silencio culpable, llorona, culpable, de aquellos que callaron frente a tu lucha, llorona, a tu lucha sin lágrimas, hermana. De aquellos que callamos y no nos unimos a tu canto.

Ayer murió calcinado, el juez de la horca, Ebrahim Raisí, guardián de las costumbres, guardián de la horca, guardián de la muerte, guardián de la cárcel de Irán, guardián de la ignorancia, aquel que cerró las facultades a la mujer, llorona, que te negó el acceso al conocimiento, llorona, para que no pudieras levantar cabeza, para someterte, vano intento, llorona, mujer insumisa, mujer sin lágrimas que arrancaste el velo de la ignominia.

Ayer no lloraste, llorona, y las flores del camposanto lanzaron al mundo aroma de libertad.