El tráiler oficial de la película ya ofrecía un anticipo del estilo cínico e idiosincrásico de Dupieux. De manera original, dejaba que los cuatro actores que aparecenen en pantalla en la hora y veinte de metraje – Léa Seydoux, Louis Garrel, Raphaël Quenard y el gran Vincent Lindon – se consideraran los protagonistas de la historia. Y algo de razón no les faltaba, porque cada uno de ellos tiene la oportunidad de lucirse tanto de forma individual como colectiva en un grupúsculo de secuencias cuanto menos descacharrantes.
En una zona rural remota, el póker protagónico se encuentran de camino a un restaurante con una decoración anticuada. La cámara sigue primero a David y Willy mientras caminan juntos hacia el mesón. La atención se centra entonces en Florencia y su padre, que también se dirigen a pie. Los diálogos son intensos y la verborrea incesante desde que arranca la primera escena.
David le pide a Willy que seduzca a una mujer que lo acosa, porque ella lo llama constantemente y él está harto de eso. Willy es reservado y sospecha que hay algo más en juego. ¿Ella es fea? No. Willy comienza a improvisar. Entonces ¿ella no es una mujer real? -¡No puedes decir eso, nos están filmando! David grita mientras mira a la cámara. La conversación continúa mientras los dos hombres caminan por una calle en un plano general.
Entonces la atención se centra en los otros dos personajes, padre e hija. Mantienen un diálogo igual de largo, durante el cual la situación se vuelve tensa y Guillaume quiere abandonar las grabaciones. ¿Estamos ante un ejercicio de metacine?. La realidad y la ficción se entrelazan y el sitio de reunión acabará por convertirse en el escenario ideal de un teatro absurdo. Aparecerá un quinto personaje que tendrá mucho que decir y que acaparará los momentos de máxima tensión del film, que también los hay.
Los diálogos, tan poderosos como alargados hasta el infinito y más allá, van adquiriendo una fuerza y gravedad progresiva gracias a un elenco capaz que consigue equilibrar la historia a la perfección, con la fluidez y la experiencia de todos los actores en primer plano. Esto es evidencia de que la elección de actores tan contrastados es un punto muy a favor para que nos fijemos en la pantalla desde el primer minuto (y si uno de ellos es Léa Seydoux, pues mejor me lo ponen).
Con diálogos tan potentes, la ambientación puede ser tan simple que ni somos conscientes de ello. La película es minimalista en detalles, sin florituras. La cinematografía es sobria y austera; sabemos que es un día nublado y cotidiano en el campo, y no necesitamos más preámbulos, porque lo único que importa es la interacción entre los héroes y heroína de la función.
"El segundo acto" ofrece una fascinante combinación de comedia y debate filosófico relevante en la sociedad contemporánea. Desde la primera conversación, que puede parecer banal, se abordan temas tabús como la discapacidad y la homosexualidad, lo que provoca miradas avergonzadas y la constatación de que este tipo de comentarios ya no se aceptan hoy en día, con interpelación final al espectador incluída. Un concepto original, un guión inteligente y un humor muy oportuno.
El papel del camarero (Manuel Guillot) proporciona brillantes momentos cómicos: es el extra que aporta inestabilidad y su torpe manera de servir el vino a los invitados proporciona un humor universal. Este tipo de gags rayando el slapstick, si bien no son nuevos en el cine, están presentados de una manera bien elaborada que los mantiene frescos y entretenidos. Y En los instantes finales de la película, los personajes principales experimentan otro cambio notable. Una nueva identidad plantea una pregunta interesante sobre la autenticidad de una persona. ¿Se está poniendo otra vez una máscara? Esta transformación plantea preguntas sobre qué es real y qué no lo es en un mundo donde los actores yuxtaponen sus roles y personalidades.
Y para colmo, la película termina con una de las rupturas de la cuarta pared más metafóricas que he visto en mucho tiempo; una especie de rompecabezas que enmarca ingeniosamente la sintaxis del cine.
Los trabajos de Dupieux suelen reflejar claramente su propia visión, siempre libre de toda influencia externa. Si aprecias su peculiar sentido del humor, entonces esta es una película ideales para ti. Aunque no siempre me funciona, respeto su elección de seguir su propio camino y hacer realidad su visión. Sin embargo, en el caso deEl segundo acto, logra tocarte la fibra sensible.
Ficha técnica
Título original: Le deuxième acte
Dirección: Quentin Dupieux
Guion: Quentin Dupieux
Reparto: Léa Seydoux; Louis Garrel; Vincent Lindon; Raphaël Quenard; Manuel Guillot; Françoise Gazia; Valérie Vogt : Hélene Alexandridis
Fotografía: Quentin Dupieux
Género : Comedia
Año: 2024
Duración: 80 min.
País: Francia
Distribuidora: A Contracorriente Films
Fecha de estreno en España: 11 de abril de 2025