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Premio Planeta 2025
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Premio Planeta 2025 (Foto: Maudy Ventosa)

Y LOS PLANETAS SIGUEN GIRANDO…

El Premio Planeta de Novela tiene la particularidad de que siempre nos sorprende. Los periodistas que asisten a dicho premio suelen estar más despistados que un cefalópodo en un garaje. Hay otros premios que se dan por afinidades ideológicas, como los nacionales, o por interés crematístico. En este mundo todo se compra y se vende menos el amor verdadero (true love), como dice la canción. Azucena del Valle nos da su opinión en "Y los planetas siguen girando...". Ya lo decía otra canción: gira il mondo gira...

Hace muchos años que mi vida está ligada al mundo del libro, autores, editoriales, comerciales, librerías… y creía que no iba a sorprenderme ya nada. Pero, como en tantas cosas, me equivoqué.

La corrupción y la falta de dignidad invaden también, cómo no, el mundo de la cultura, algo que la mayoría de la gente tiene idealizado. Y no estoy libre de culpa, no soy tan estúpida como para creerme por encima de mentes tan lúcidas como la de algunos de nuestros insignes escritores y lectores que aman, de verdad, el talento de los que saben colocar bien las palabras.

Todos tenemos un precio, nos guste o no. Y los egos disparados. Por eso, el que esté libre de culpa, que tire la primera piedra. Según la IA, que irrumpe sin permiso siempre que consultas algo, El objetivo de los premios literarios es incentivar la creación literaria reconociendo la excelencia de las obras, otorgar visibilidad y credibilidad a los autores, fomentar el interés por la lectura y, en algunos casos, servir como herramienta de marketing para las editoriales. Estos premios promueven el talento, la calidad y el valor de una obra literaria a través de reconocimientos que pueden ir acompañados de premios en metálico, oportunidades de publicación o cobertura mediática.

Pero, señores, ¿En qué orden?

Sin duda alguna, El Planeta es una máquina de hacer dinero, un bulldozer del marketing con una distribución espectacular y una puesta en escena como la mejor obra de teatro, obviando, muchas veces, el talento y la calidad de las obras. Todos sabemos que el pobre jurado delibera sin descanso a última hora sin poder cenar con los ilustres invitados. Una pena, pobrecitos, con lo mayores que están algunos de los miembros. Y cuando anuncian al ganador, ya están los puristas rasgándose las vestiduras y vomitando por las redes… Un año y otro, se repite el mismo juego. ¿Y qué? En dos semanas tienen los libros a la venta ocupando las mejores islas y cabeceras de góndola en todas las librerías, y a hincharse vendiendo en las navidades. Porque tienen su público. Mucho público, ya te digo. Fomento a la lectura… ¿Qué autor no querría formar parte de ese universo? ¿Y forrarse el riñón? Contéstense en privado. Yo tengo claro que me encantaría publicar en esa editorial.

Otros premios sí cumplen su labor fundacional, dando visibilidad a escritores talentosos que se esfuerzan y, de otro modo, no llegarían al gran público -no digo al exquisito-.

¿Se escriben libros por encargo en tiempo record? ¡Por supuesto! Seguro que muchos entendidos conocen a zutano o mengano que les encargaron una obra para tal premio prestigioso… porque tal editorial necesitaba un empujón encumbrando, a la vez y aún más, a un autor conocido… Y no es intergaláctico ni está dotado con un millón de euros. Pero todo sirve.

Pero lo que más ganas me da de potar, son aquellos escritores que pagan por un premio a un editor sin escrúpulos que, encima, se las da de moralista y se permite criticar en las redes prácticas poco dignas. Eso sí, la pugna entre los aspirantes al reconocimiento es titánica y, el ganador que paga, se presenta con pseudónimo. Me da tanto asco, que no voy a poner ejemplos. Pero, que cada santo recoja sus velas.

Hagan sus apuestas, y los que de verdad aman el arte de juntar palabras, sigan haciéndolo. Sin perder su esencia, y con dignidad. Porque es maravilloso.

¡Ahí lo dejo!

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