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Entrevista a Miguel Fortea autor de “La ciudad del trueno”

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

“Sin duda, estamos en una época que da para escribir más novela negra”

Por Javier Velasco Oliaga

Miguel Fortea
acaba de publicar su segunda novela, La ciudad del trueno, ambientada en la Guerra Civil Española. Este escritor burgalés no se considera un escritor profesional, sino un economista. Esa percepción debería cambiarla, porque la novela le ha salido plenamente redonda y él es un valor en alza de la novela negra española.


La ciudad del trueno
es una obra original, muy bien escrita y que tiene un protagonista, el inspector Dalmau, que es un hallazgo: policía perdedor pero honrado, cabezón como pocos consigue lo que se propone, aunque para ello le tengan que sacudir cada vez que salga a la calle y que le tengan que meter algún balazo que le saque de la circulación porque ha pisado demasiados callos.

Fortea es puntual a su cita, ni un minuto antes ni un minuto después, como dice un protagonista de su novela. La tarde bochornosa madrileña amenazaba truenos y tormentas que aliviasen el calor sofocante; muy típico de este género. Durante la conversación bebimos agua para apaciguar una sed estropajosa, pero hubiera sido mejor beber el whisky que beben sus protagonistas como si fuese agua. Se muestra cordial y atento y va desgranando los entresijos de su novela de forma pausada y minuciosa. No se parece a los protagonistas sobre los que escribe, pero se nota que ha hecho un sensacional trabajo de documentación que hace de la novela un buen ejemplo de cómo se debe escribir en este tipo de género.

¿Eres economista de profesión?
Sí.

¿Qué tiene que ver la economía con la literatura?
En principio nada, además hay un problema y es que el idioma económico es casi contraproducente. No tienen nada que ver, pero tampoco están reñidas. Yo no tenía una vocación de periodista clara ni de docente. Intenté hacer dos vías paralelas, pero con su complicación.

Sueles decir que hay que hacer muchos números para dedicarse a esto de las letras. ¿Tu caso es así?
Con los números me puedo dedicar a las letras. Lo que me da son los números, pero lo que me interesa son las letras. Pueden ser cosas complementarias. A partir de ahora cuanto más me dedique a las letras, mejor.

¿Esta es tu segunda novela?
Sí.

Creo que la tenías escrita hace bastante tiempo.
Terminé de escribirla en 2006, pero desde que interesó hasta que se publicó pasaron dos años.

¿Cómo fue el proceso?
La mandé a diferentes editoriales y no obtuve respuesta. Se me encendió después la lucecita y la mandé a algún agente literario y esto es lo que funcionó. A partir de ahí todo fue rodado. No fue fácil, porque la mandé muchas veces y fue mucho tiempo, no tenía ningún tipo de contacto.

He visto que te interesa mucho el cine, incluso has escrito en Cinemanía.
He escrito alguna crítica en Cinemanía. A veces cuando escribo veo la escena que estoy pensando. Son dos artes paralelas. Me interesan las dos. Hay cosas que son más fáciles de narrar y otras sería más efectivo enseñar la escena de lo que estoy pensando.

¿Por eso el libro tiene ese lenguaje cinematográfico?
Hay algunas escenas que a mí me gustarían para una película, es que las veo.

¿El cine negro tipo Humphrey Bogart te ha influenciado a la hora de escribirla?
Sí, el punto de partida de esta novela está en el cine negro clásico. Me encanta, y la literatura también. En un principio me planteé, ¿dónde puedo ubicar una historia clásica de novela negra dentro de la historia de España? El escenario que encuentro más factible es en el año 36, justo antes de empezar la guerra civil, que es un momento de descontrol, de caos, de desgobierno y hay un policía que lucha solo frente a todos.

El policía es un perdedor, un solitario, alcohólico, le gustan las prostitutas…vive en ese mundo de novela negra.
No es del todo marginal. Lucha él solo contra el mundo, sobrevive y tiene un cierto sentido de la cordura y de la justicia. Es un policía de un estado que casi no existe. Es un ente autónomo que está enfrentado con el mundo.

¿Por qué Madrid es la ciudad del trueno?
Por el ruido de los bombardeos. Me pareció un título poderoso y que iba muy bien con la novela. El primer título que pensé fue “Los días del trueno en la ciudad roja”, pero era demasiado poético y largo para una novela negra, tenía que ser más tajante y luego pensé en La ciudad del trueno, por la guerra, los bombardeos, etc.

En la novela aparecen las brigadas internacionales, de los escritores extranjeros, de Ernest Hemingway, ¿Por qué los has incluido?
Porque me resultaba atractivo contar los hechos históricos en primera persona y no narrarlos como hechos que ocurrieron.

¿Todos los personajes son históricos?
No, hay personajes inventados y personajes reales, históricos.

¿Cómo te has documentado? ¿Qué libros has leído?
He leído clásicos, como El frente de Madrid que es un libro que contiene muchas anécdotas y que habla de la vida cotidiana, Madrid Moscú de García Álix, alguna colección de El Mundo o de El País, también leí novela negra.

¿Qué novela negra te gusta?
Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Patricia Highsmith, 1280 almas de Jim Thompson, entre otros.

¿No es un lujo tener a Hemingway de ayudante de detective?
La verdad que sí.

¿Cómo se te ocurrió encajarlo?
Fue a raíz de leer y documentarme. Era un personaje que me interesaba y su vida me gustaba, y dije: ¿por qué no, si él estaba allí? Además me servía para que el policía pudiera acceder a las altas esferas rusas.

En la novela hay tres o cuatro tramas que a lo largo del libro van confluyendo. ¿Cómo se te ocurrió este esquema?
Yo, cuando empiezo a escribir, tengo poca idea de lo que va a suceder al final. Con esta novela sí tenía más o menos claro lo que iba a pasar. Hay dos tramas fundamentales que van confluyendo más o menos rápido. Para tener incertidumbre sobre lo que va a pasar era fundamental que no se supiera muy bien de parte de quién estuviera alguien.

En el libro se habla de un elefante blanco. También se hablaba de un elefante blanco en el 23 – F.
Sí. Está hecho aposta así. De hecho, el primer título de la novela era ese, “El Elefante Blanco”, pero me pareció demasiado obvio y poco atractivo.

¿Por qué cuando hay crisis políticas o económicas se pide un gobierno de concentración?
Yo creo que es normal, cuando hay una situación muy crítica, el dejar las peleas entre partidos y el intentar empujar todos en la misma dirección. Ahora nuestra situación no es tan crítica ni mucho menos, haría falta un poco de la buena fe de todos, de menos pensar en las próximas elecciones para intentar salir antes del bache. ¡Esperemos que solo se trate de eso!

¿España tiene ese espíritu cainita?
En aquel momento sí que lo tenía.

Por un lado, entre los dos bandos y por otro, los comunistas y los anarquistas también estaban enfrentados y entre los militares había enfrentamientos. ¿Esto sigue existiendo en la actualidad?
No, yo creo que está totalmente superado. De vez en cuando sale el tema de la memoria histórica, pero son meras anécdotas. En aquella época sí. En cuanto al tema de los militares, realmente había un descontrol y el gobierno legítimo debió de haber garantizado la paz. El gobierno rebelde controlaba mucho mejor a sus militares.

En la novela queda muy claro, dice que la policía queda más o menos desmembrada, pasan a la guardia de asalto y tanto los comunistas como los anarquistas tenían sus propios comisarios políticos.
Sí, cada grupo iba por libre. Te podía coger uno y dejarte libre y al día siguiente cogerte otro, juzgarte y fusilarte. Esto sucedía por omisión de la república, que no controlaba la situación. También sucedía en los pueblos, que no era por cuestiones ideológicas sino por temas de lindes, de herencias, de envidias, y esto sí que es cainita y no había control ninguno.

¿Y esas anécdotas que cuentas de que se quieren pasar al otro bando? Creo que es el caso de un republicano que se quiere pasar al bando nacional y se presenta como que ha huido del bando republicano y se equivoca, porque se presenta a una milicia comunista y se estuvieron riendo hasta que le asesinaron.
Esa anécdota es real, porque el frente estaba muy cerca y era muy difuso.

¿Qué opinas de la ley de Memoria Histórica?
No conozco la ley en profundidad, no me ha interesado lo suficiente, pero me sorprendió que no existiera hasta ahora. No se podían encontrar los cadáveres de los desaparecidos, ni investigar las fosas comunes, no se podían restituir grados de militares que fueron fieles a la república, ni las pensiones. Me parece lógico que la gente pueda enterrar a sus muertos, o ser reconocido, si es en vida pues económicamente incluso y si no, limpiado su nombre. Yo creo que a todo eso hay derecho.

En la novela lo tratas muy asépticamente.
Se trata asépticamente, no por cuestión de quedar bien, mal o regular, sino que es el escenario y no se quiere entrar a analizar.

¿Cuál es el siguiente paso que vas a dar? ¿Seguirás con la novela negra? ¿Tienes algo?
Tengo algo avanzado que no tiene nada que ver con esto, ambientado en la época actual. Crisis de los cuarenta unida a toda la opulencia que ha habido y que ya no hay. Tiene una pequeña parte policíaca, pero es menor. Es un poco hablar sobre la confusión mental y existencial tanto de la mediana edad como de la época actual en España.

Como economista que eres, ¿cómo ves la salida a la crisis económica?
La veo mal, cada día nos cuentan algo nuevo. El gobierno ha gastado de manera irracional. Va a ser bastante más duro de lo que nos dijeron.

Estamos en una época que da para escribir más novela negra.
Sin duda.

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