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artículo literario

06/02/2023@06:00:00

Con el perfeccionamiento de los deepfakes —válganos como ejemplo, el popular anuncio de las cervezas Cruzcampo con una reproducción digital de Lola Flores, de quien, dicho sea de paso, este año se cumple su centenario— y la aplicación de estas figuras artificiales pero ya con una notable autonomía para desempeñar con solvencia un buen repertorio de tareas y servicios, más la inminente implantación del Metaverso como un mundo paralelo donde realizar una multitud de actividades —especialmente financieras—, no es disparatado suponer que muy pronto nos resultará indiscernible la realidad de lo virtual. Naturalmente; ante un acontecimiento tan capital, se suscitan algunas preguntas ineludibles: ¿qué papel jugará el hombre en esa realidad transida de simulaciones? ¿Cuál será su concepción del mundo?

Quizá les extrañe el título, pero así fue; durante algunos años de mi vida la Biblioteca Nacional se convirtió en mi socorro y hasta en el aliviador cobijo contra mis estrecheces. Era entonces su director Luis Alberto de Cuenca, a quien debo —aunque él ahora ni lo recuerde— el carnet de investigador que renuevo de tanto en tanto y que en aquellos días resultó el visado imprescindible para ganarme el sustento.

GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARRES

Tras la Primera Guerra Mundial, Alma Maximiliana Karlin decidió recorrer numerosos países y plasmó sus experiencias en cuentos, crónicas y diarios. Autora polígrafa, trabajó de traductora, docente y periodista, viviendo al límite a pesar de las dificultades de ser mujer en la Europa de su tiempo

Tras comer en casa de mi amigo el siempre intrépido Juan Grande, decidimos emprender un paseo por la amena Alcalá de Henares sin mayor propósito que orearnos con su bullicio navideño y, claro, de tanto en tanto, husmear por algún comercio peculiar. Practicando este caprichoso merodeo, entramos en la librería Diógenes, y bien fuera por no desairar la esplendidez del establecimiento o bien porque la traducción se debiese a mi estimado Mauro Armiño, me proveí de la edición en Alianza del Cyrano de Bergerac (1897), de Edmond Rostand.

El próximo 27 de mayo, si no lo impide cualquier percance, Henry Kissinger cumplirá cien años. Por supuesto, los veteranos editorialistas de las grandes cabeceras mundiales se anudarán el windsor doble para escribir con su prosa más circunspecta sendos artículos donde recordarnos las anécdotas más señaladas de este hombre tan determinante durante el último tercio del s. XX.

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

El excelente historiador José Cabello Núñez, del Archivo Municipal de La Puebla de Cazalla, autor de los magníficos trabajos, sirva de ejemplo: «Hallados dos documentos inéditos sobre la labor recaudadora de Cervantes» (2018); «Nuevos documentos para la biografía de Miguel de Cervantes Saavedra, un comisario real de abastos en los antiguos Reinos de Jaén y Sevilla (1592-1593)», (2016); «Miguel de Cervantes, comisario del Rey en Andalucía: nuevas aportaciones documentales para su biografía», (2015-2016); «Miguel de Cervantes, un comisario real de abastos en La Puebla de Cazalla: documentos inéditos sobre el abastecimiento de la Armada de Felipe II y la Flota de la Carrera de Indias», en Trigo y aceite para la Armada. El Comisario Miguel de Cervantes en el Reino de Sevilla, 1587-1593 (2015); y «Miguel de Cervantes en La Puebla de Cazalla: un nuevo e inédito documento cervantino lo acredita» (2014), y meritorio documentalista cervantino, quien hasta la fecha localizó 33 nuevos documentos sobre el glorioso Manco, descubrió las doce nuevas perlas documentales sobre la estancia del «Rey de la literatura española» en Carmona, ciudad que tomó parte con el romano Julio César (12/13 de julio de 100 a. C.-15 de marzo de 44 a. C.) en la sublevación de la Hispania Ulterior. El cuestor dijo que «Carmona es, con mucho, la ciudad más fuerte de toda la provincia Bética».

Vino a este mundo un 28 de diciembre, y por eso, además de Pío, le bautizaron Inocencio. Él se reía al recordarlo, refunfuñando, como siempre. Qué inocentada del destino, qué dos nombres para un anticlerical refractario a todas las iglesias y a todos los dogmas, como Pío Baroja. En honor a su memoria nos reunimos la semana pasada en Euskal Billera, en el corazón de la Parte Vieja donostiarra que le vio nacer, una variopinta legión de incondicionales, conscientes de ‘Las agonías de nuestro tiempo’, hijos pródigos de ‘La casa de Aizgorri’, pero también Zalacaínes en rebeldía frente a todas esas ‘Miserias de la guerra’ donde se abrazan, hoy más que nunca, el conformismo intelectual y la servidumbre voluntaria.

Publicamos el interesantísimo artículo de nuestro coladorador argentino Rolando Revagliatti. Nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la quereside, la Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos, relatos y microficciones y dieciséis poemarios, además de otros tres poemarios sólo en soporte digital. En esta condición se hallan los seis tomos de su libro Documentales. Entrevistas a escritores argentinos”, conformados por 159 entrevistas por él realizadas. Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en: http://www.revagliatti.com

Nada de calor, nada de luz, cielos negros. El día es una tumba. Invierno, la espantosa estación”. Así la describe Víctor Hugo, en ‘Los Miserables’. Una mirada desencantada, como la de Démeter cuando crea el invierno para cubrir el mundo con un manto de tristeza mientras su hija pena en el Hades. Sin embargo, los griegos contemplaban los solsticios -el de verano y el de invierno- como dos puertas, la de los hombres y la de los dioses. Las mismas que guarda con sus dos rostros el romano Janus, el que nombra al mes de enero. El que sería cristianizado en dos Juanes igualmente solsticiales. Conocemos bien al san Juan de verano, el de las hogueras y los cantos. ¿Qué sabemos del san Juan de invierno?

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

El benemérito humorista Eduardo Aguirre Romero, autor de los magníficos libros, inter alia, Cine para caminar (2021); Blues de Cervantes (2018); Cervantes, enigma del humor (2017), prologado por el escritor Víctor Fuentes, acabó de dar a la estampa su obra maestra: Entrevista a Cervantes (2022), dedicada «con gratitud y afecto a la memoria del arquitecto Jesús Martínez del Cerro (1948-2022), constructor de los dos prototipos de la máquina de detectar falsos lectores del Quijote».

Por si todavía no lo saben, permítanme sorprenderles con la noticia: 2023 es un año electoral en España. Eso significa que nos van a estar machacando varios meses con el taladro político-informativo, que horadará primero nuestro parietal y luego, sin compasión, penetrará con su broca mediática hasta las íntimas entretelas de nuestro córtex; pero no teman, porque si siguen leyendo estas líneas pueden evitar la trepanación. Me propongo analizar la política nacional a partir de uno de los más rotundos clásicos literarios del siglo XX.

If metaphysics is the morningtide of art, and if the whilom is arrayed by the minion ideas of soul (“Seele”), world (“Welt”) and God (“Gott”), and if these flapping cloddish concepts are the tokens of the three main cravings of the human mind, videlicet, the setting of strong adjectives, the hoisting of stout hypotheses, and the blurbing of cosmogonies and apocalypses, then artists are those who can depict objects by means of an original garb, arrange them in an unmovable manner, and homogenizing them without lacking of accurateness. An artist is, ere all, one indued with the wit to beget a new sleight, to contrive hallowed dispositions, and to harmonize sundry objects within a tale.

GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES

Lucia Berlin fue comparada a Hemingway y convertida en personaje de leyenda, su obra cayó en el olvido tras su muerte. En la universidad de Nuevo México (Albuquerque) fue alumna del escritor Ramón J. Sender.

Tomo como asunto de estas líneas la reproducción que guardo del retrato perdido durante la guerra de Pío Baroja, por Pablo Ruiz Picasso —observen que aún mantiene el Ruiz en la firma—, pues este día de los Inocentes se cumplirán ciento cincuenta años del nacimiento de don Pío en San Sebastián, bajo un bombardeo carlista, orquestado por el canónigo Manterola. Hecho que Baroja consideró signo y empresa de su vida, y ahí nos legó, como indudable prueba, las veintidós novelas del ciclo Memorias de un hombre de acción (1913-35) donde, usando a su pariente Aviraneta, se dedicó escurrirse entre y contra la maldición que padeció y aún padece este país; pues basta con contemplar ahora el rostro y el tono de los independentistas, para percibir la hedentina a turbio desván y a cerril venganza del carlismo.

Y tomando a Jorge G. Aranguren como rehén, con el pretexto de rendirle un homenaje, conseguimos que los jauntxos de la Kutxa nos cedieran su flamante salón de actos a nosotros. Enfants terribles entonces, príncipes de la contracultura, orquestamos una performance incendiaria que tuvo como epicentro una escalera de obra. Y ahí estaba Raúl Guerra, sonriendo entre el público. Cae el telón, pasan cuarenta años, y la misma semana en que Jorge me acerca su último libro, ‘Nunca llegan los tártaros’, Raúl pasa al otro lado de la vida dejándome el recuerdo del último suyo, ‘Demolición’, con otra perfomance y una escalera idéntica a la nuestra alzándose sobre sus páginas.