Mientras la lluvia cae
Cuando estás a punto de desaparecer para siempre por voluntad propia, en pleno uso de tus facultades mentales, sin problemas de salud, mientras la lluvia cae, la víspera del 7 de noviembre de 1925, nos cuentas que no volverás a encontrarte en el espejo, que has soportado toda clase de injerencias externas, pero que también has disfrutado de los mejores sentimientos y has tenido la suficiente sensibilidad para razonar sobre lo bueno y lo malo, sobre los límites del éxito y del fracaso, sobre la soledad y el amor, nos dices que has admitido tus luces y tus sombras, pero que tienes una pistola cargada cuya bala irá directamente a tu corazón.
Aquí habla la tierra
Alrededor de Federico García Lorca y su asesinato, y en dónde se encuentran sus restos, se han generado todo tipo de especulaciones y, por otro lado, tampoco parece que se haya hecho lo suficiente.
Así es el teatro
Primera toma de contacto: se va a formar un grupo de teatro o, más bien, un grupo de terapia teatral, gente de la calle, como tú y como y yo y como usted que, de repente, sienten la necesidad de ¿expresarse?, ¿de conocer a gente?, ¿de liberar tensiones?, ¿de no aburrirse?
Déjate llevar
Carabanchel se está convirtiendo en un barrio (distrito) de moda, donde se abren galerías, se representan funciones teatrales y se dan grandes conciertos gratuitos, donde la poesía y la literatura tienen su espacio para lanzar las palabras al aire, donde se danza y se comparten viandas gastronómicas peculiares en locales curiosos y, ahora también, a través de una comedia, Tantra, de Ana Graciani y Gabriel Olivares que también la codirigen, en la que un ingenuo autónomo pone un negocio, en Carabanchel, de técnicas tantras y lo que se ponga por delante.
Esta España mía, esta España nuestra, ¡ay, ay!
De un plan de estudios que abarque toda la historia de España, lógicamente, en varios cursos escolares, a 70 minutos, aproximadamente, de función (para todos los públicos) en un escenario con tres intérpretes que se multiplican por un sin número infinito o indeterminado de personajes históricos, divertidos, joviales, pimientosos y críticos.
Por orden alfabético
Lo que se dice en el fondo subyace y lo que sucede a veces se dice y otras no. Subyace lo que aguanta el paso del tiempo, y lo que no aguanta ese transitar flota y sale a la superficie delatando lo que ocurrió entonces.
Algo da vueltas en nuestra cabeza. Primero es una música martilleante que nos pone sobre aviso. Emergencias sin luces de auxilio, pero que sí nos hablan de una catástrofe: el fin del mundo. Como un Sísifo que empuja su piedra una y otra vez, un hombre se debate contra un paracaídas como si en ello le fuera la vida. Esa es la primera metáfora que nos propone Simulacro: la del Hombre frente a la adversidad de un mundo enloquecido. Mundo-burbuja que, a modo de rotonda, no nos ofrece la posibilidad de avanzar, sino la de darnos constantemente frente a una barrera invisible que no nos permite salir de los fragmentos que representan nuestras vidas. Vidas encerradas en círculos.
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El cuerpo que emerge de la piedra. Materia hecha carne y huesos. O esencia de la vida que se da de bruces con la naturaleza. De ahí procede y, a partir de ella, se transforma el universo de “las estibadoras”. Como dice la ley de la transformación de la materia del químico francés Antoine de Lavoisier: «Todo se transforma, nada se destruye». Y, así parece que sucede en Dique, una majestuosa y epopéyica puesta en escena de la construcción del Dique de la Campana de Ferrol que se llevó a cabo entre 1874 y 1879 por 200 mujeres que, primero excavaron, y luego transportaron 245.000 metros cúbicos de tierra y piedra sobre sus cabezas.
Todo vuelve al punto de partida. El día. La noche. El día. En un movimiento interminable que nos marca el devenir de la vida. Fassbinder debió pensar en ello cuando en un vuelo de Berlín a Los Ángeles escribió el texto de esta obra de teatro que se estrenó en el año 1971.
La vida no tiene sentido
Si un instante antes de morir, de matarse para ser claros, una voz nos propone seguir viviendo, pero con nuestro destino predestinado y nada podemos hacer para cambiarlo, necesaria y forzosamente se verá obligado a no alterar de planes, a no poder modificar su destino, a hacer siempre lo mismo... elegiríamos seguir viviendo, probablemente, pero de forma aburrida y repetitiva... ¿eso es mejor que la muerte?
Lo que hay que ver
Quiero mirar con la sencillez de un niño, con la inocencia de un preso político, con la transparencia de El Principito, porque “lo esencial es invisible a los ojos”.
Erradicar ciertas tradiciones
Es tan difícil, a veces, erradicar ciertas tradiciones… La tradición de las semanas santas, de las navidades, de la misa del gallo, del mes de agosto en la playa, del fútbol los domingos (bueno, esa sí, porque ahora hay fútbol de diario), la tradición de los encierros en Pamplona, la de las Fallas valencianas, la del aperitivo los domingos a mediodía, la del doblaje en las películas que no son españolas, la de la siesta (cuando se puede), y la del mito de don Juan, el 1 de noviembre.
Normalizar el horror
Hay muchas cosas que se escapan a la historia, a lo que sucedió en su día, a lo que los protagonistas de ciertos acontecimientos terribles callan.
Imprescindible personaje
Hablar de la palabra con la propia palabra. Obrar con la voz para convertir los sueños en algo que puede expresarse. Contemplar su significación y su semántica, dormirte con ellas y espabilar a través de ellas, hablar con la escritura, decir siendo precisos, reflejo de uno mismo, de cada uno de nosotros, oír, leer, escuchar, narrar, dialogar, recitar… la palabra como imprescindible personaje, como palpitación necesaria, que las palabras no sean un discurso vacío de contenido.
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