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Basuras en plena calle
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Basuras en plena calle (Foto: Javier Velasco Oliaga)

¡AGUA VA!

Vuelve a estar Azucena del Valle muy reivindicativa. Las calles de Madrí son un gran basurero o un muladar, como diría mi santa madre. Nos lo cuenta en "¡Agua va!". Parece que nos hemos retrotraído al Siglo de Oro cuando los vecinos tiraban sus aguas menores y mayores desde un orinal a la vía pública. Ahora se tiran las bolsas de basuras a plena calle impidiendo el paseo de los jubilados. Ocurre en otras grandes ciudades y pequeños pueblos. No sabemos si la culpa la tienen las ciudadanos y ciudadanas que son unos insolidarios o los ineptos políticos que gobiernan los ayuntamientos. Que cada uno escoja lo que más le convenga.

- ¡Me encanta el olor del otoño, Puri! El aire huele a bosque húmedo y fresco, a hojas amarillas y tostadas, secas, recién caídas; a manzanas que maduran en los pomares; de los hogares sale un tufillo a castañas pilongas asadas, a humo de leña de encina, a buñuelos recién fritos, a chocolate caliente. ¡Y los colores! Una paleta de tonos ocres se extiende en lontananza para que la mirada repose tranquila, ensoñadora…

- No me jodas, Vani, que te ha dado por la añoranza y andas con la memoria evocadora de la infancia bucólica y feliz en tu pueblo trotando cual acémila libre.

- Era la estación más hermosa antes del cambio climático, cuando todavía teníamos cuatro. Ahora, sólo, dos en una, veroño y vernovera que me acabo de inventar. Para ahorrar electricidad sin encender la calefacción y, más adelante, darle al abanico. Así que, tía, preparamos la cesta y nos vamos a setas a la Sierra de Guadarrama mismamente, que nos queda más a mano que Soria o Navarra, un suponer. Y nos hinchamos a dos carrillos de boletus, níscalos, setas de cardo y senderuelas.

- No estoy por la desilusión severa a una amiga, pequeño saltamontes, pero al abrir el balcón esta mañana olía a cosas diferentes al otoño reventón que barruntas. Mi pituitaria se ha impregnado, ni más ni menos, que de un aroma poco agradable, más bien diría yo, a mierda pura. Y es por el regalo inesperado que me ha hecho el querido ayuntamiento al colocarme los contenedores, azul y verde, a menos de 10 metros de mi aristocrática y larga napia.

- Tía, que suerte, podemos encestar las botellas desde el balcón sin salir de casa.

- Incierto, colega. Mi exquisito vecindario lo peta. Tienen la mala costumbre de llenar la acera con bolsas de basura orgánica a deshoras, cuando todas las comunidades tienen sus cubos prontito en la calle; dejar enseres y mobiliario de deshecho -como un sofá desvencijado a las 5.00 AM-, cuando hay un camión que recoge a demanda; cartones sin doblar en vez de meterlos por el agujero… y un sinfín de cosas que me estomagan y me hacen desearles todos los males del infierno por guarros e incívicos.

- ¡Ay, Puri! ¿Y qué vas a hacer para que entren en vereda? El Ayuntamiento vela por los ciudadanos de bien…

- A parte de maldecir y rabiar, poco. El cabildo se reserva la potestad, a través de “La Ordenanza Municipal de Limpieza y Gestión de Residuos", de colocarlos donde les salga del higo, como han hecho en este caso, aprovechando que se acababa de largar un coche y… ¡a hueco libre! Como oí hablar por teléfono a los operarios, sin tener en cuenta distancia mínima a fachadas, portales y otras gaitas.

- Pues menos mal que estamos en época fría, por eso del control de olores y plagas, tía…

- Se han pasado por el arco del triunfo el artículo de Seguridad y Convivencia, porque lo que hacen los desaprensivos al utilizar estos enseres como basurero pa´to, es bloquear la acera poniendo en riesgo la seguridad de los ancianitos y los que no lo son tanto, pero se encuentran un poco impedidos… al obstruir el tránsito con su mierda sin reciclar.

- Tía, pues algo hay que hacer hasta que el problema le toque a otro… y no es por ser insolidaria, pero un escarmiento a los que malutilizan lo que ha de servir para que todos vivamos en sana armonía, no vendría mal.

- ¿Lo dices por ¡Agua va!? Me suena un poco escatológico y no me imagino tirando zurullos por la ventana, aunque seamos poligoneras…

- De todo hay nuevas versiones, porque no creo que encontráramos orinales, salvo en el Museo del orinal de Ciudad Rodrigo. Y no es el Louvre para robar tamañas joyas… Pero utilizar colorantes de ropa… ¡es toda una idea! ¡A la caza del guarro incívico!

- ¡Ay, Vani! Que me da que tenemos tarea para el finde… eligiendo colores en función de la infracción. Marrón chocolate para los que dejan basura orgánica; rojo chillón para los de materiales de obra; amarillo canario para los utensilios inservibles del hogar; verde para los que no doblan los cartones… y rosa para los que miccionan entre los dos contenedores…

- ¡Qué me meo, tía! Que nos quedamos sin cubo de fregona con tantas mezclas… ¿Y vamos a decir ¡Agua va!?

- ¡Ni de coña, tía! Si identifican el piso, nos fostian… A la chita callando, como el desgobierno que nos la mete poco a poco sin dolor.

- ¡Cien por cien, tía! ¡Agua va! Y si alguien no sabe de dónde viene la expresión, que vaya al cole y lo pregunte. ¡Ahí lo dejo!

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