Torres señaló que esta guerra fue concebida como una “guerra terrestre”. Sin embargo, ha planteado una pregunta crucial: “¿De dónde vino todo el armamento que los americanos utilizaron para su independencia?” Según él, los Estados Unidos no tenían capacidad para producir lo necesario y dependían de convoyes gigantescos provenientes de Europa. En este caso, de España, ya que los procedentes de Gran Bretaña eran para las tropas ingleses. “Estamos ante una situación muy parecida a la Segunda Guerra Mundial”, comentó Torres. Explicó que, al igual que en esa época, había una intensa “batalla por la información” durante el envío de estos convoyes. En este contexto, ha destacado el papel de los espías en el siglo XVIII como en la guerra del XX y el uso del código Enigma. El historiador ha reflexionado sobre si a España realmente le interesaba la independencia de los Estados Unidos. “Para nada”, afirmó y agregó con contundencia “lo que realmente interesaba a España era debilitar a Gran Bretaña. Apoyar las Trece Colonias significaba debilitar a los ingleses”. Cosa que se logró con el apoyo a los futuros estadounidenses. Estrategias ofensivas y logísticas españolasRafael Torres ha enfatizado que España fue más allá de una simple guerra simétrica. “Se convirtió en una guerra ofensiva”, ha explicado. Para ello, se decidió enviar el mayor convoy de la historia española en América: 138 transportes y 17 buques de guerra con más de 20.000 hombres. “Nunca se había enviado a América un convoy tan grande”, ha resaltado. Esta operación, según él, pasó desapercibida en gran medida debido a que muchos historiadores no investigan adecuadamente. “Hay más investigadores extranjeros que españoles dedicados a nuestra historia”, ha lamentado. Realmente el historiador cartagenero está muy influenciado por sus homólogos británicos. De ahí, que sea uno de los pocos historiadores patrios que tengan ese buen hacer de los británicos. Torres se ha mostrado muy crítico con los adocenados y previsibles historiadores españoles “los historiadores españoles no están muy interesados por temas militares. Están muy mal vistos en las instituciones académicas”, afirmó con contundencia. Esto contrasta con el creciente número de aficionados e investigadores extranjeros interesados en estos temas. “He tenido mucha suerte al encontrar documentación valiosa”, reconoce Torres al conseguir valiosos originales, tanto americanos como ingleses y franceses. Ha mencionado cómo las operaciones de espionaje fueron fundamentales para entender el flujo de información entre España y sus adversarios. Y sostiene que los espías del siglo XVIII, y en especial los del reinado de Carlos III, fueron soberbios. “Floridablanca fue una figura clave en el espionaje español. Era un mago, muy hábil manejando la información y recursos estratégicos”El historiador también ha destacado al conde de Floridablanca, secretario de Estado de España, como una figura clave en estas operaciones. “Era un mago”, lo ha descrito, subrayando su habilidad para manejar información y recursos estratégicos. “Floridablanca, como jefe de Correos, controlaba toda la correspondencia”, ha explicado Torres. Su gestión eficaz permitió establecer redes complejas para asegurar el éxito del espionaje español durante este periodo crítico. “Floridablanca se apoyo en un personaje histriónico como el conde de Aranda, embajador español en Paris, que logró hacer de la embajada de Paris un centro de espionaje muy importante. Pero también montó otro sistema de contraespionaje en Lisboa. Así podía cotejar lo que le mandaba Aranda. Floridablanca era la mente pensante de todo ese dispositivo”, analiza Rafael Torres. En “Caza al convoy” se cuenta “'la mayor operación logística militar del siglo XVIII”. El envío del convoy español a América. A pesar de su magnitud, apenas se han escrito líneas al respecto. La historia española sigue estando llena de detalles fascinantes que aún esperan ser explorados. “Los ingleses intentaron cazar nuestro convoy”, relata Torres sobre las maniobras británicas para desbaratar los planes españoles. Este conflicto naval fue mucho más complejo que lo que se suele enseñar en las aulas. A través del análisis comparativo entre las fuerzas españolas y británicas, Rafael Torres Sánchez busca desmitificar narrativas históricas erróneas. “Los problemas gordísimos que se procujeron en Gran Bretaña fueron determinantes. Mandaron un doble convoy, donde una serie de barcos irán hacia América y otros hacia la India. Navegarían juntos hasta las costas de Cabo Verde”. “Mientras tanto, España estaba organizando un convoy masivo con unos 20.000 hombres”, recuerda Torres. Convoy que iría hacia América para ayudar a abrir un segundo frente a los británicos en la Florida. La magnitud y complejidad del esfuerzo español durante este conflicto histórico fue muy significativa y “todo un ejemplo de logística y operatividad”, asevera el historiador. El escritor ha destacado cómo que la operación de caza a ese doble convoy fue modélica, pero anteriormente el movimiento de tropas que hubo en toda España fue espectacular. “Se montó una gran operación para confundir a los británicos. La guarnición de Cádiz tuvo un papel destacado ya que los ingleses creyeron que podrían invadir Gibraltar”. El catedrático, también cuenta como se llegaron a capturar más de 3000 marineros ingleses, “muchos de ellos se quedaron en España como trabajadores e, incluso, algunos fueron reclutados por la Armada española. Lo cual supuso una sorpresa para mí”, puntualiza. Las anécdotas de los prisioneros y su vida en SevillaTorres también ha mencionado el establecimiento de depósitos de prisioneros en Sevilla y Córdoba. “En el depósito de prisioneros de Sevilla se empieza a preguntar si alguien quiere trabajar en los talleres”, muchos dijeron que sí y decidieron quedarse a vivir allí. “Esta decisión resalta un aspecto humano interesante en medio del conflicto”. Fue el comandante de la Armada, Luis de Córdova y Córdova, el encargado de proteger al convoy español, comandado por Solano, de los británicos dirigidos por el almirante John Montray y los corsarios. La batalla se produjo entre los cabos de San Vicente y Santa María con una victoria espectacular de la Armada Española. El historiador ha analizado correspondencias históricas entre personajes como John Montray, quien escribió cartas a su esposa donde revela detalles sobre sus experiencias bélicas. “He visto las cartas que le escribe a su ministro de Marina”, ha dicho Torres enfatizando en cómo estas comunicaciones ofrecen una visión más profunda del conflicto. En una de ellas llega a escribir “Solano me ha engañado”, es una frase destacada en las cartas revisadas por Torres, quien subraya la vulnerabilidad, incluso, entre altos mandos militares. Este tipo de documentación permite entender mejor las dinámicas del poder durante esos tiempos difíciles.
En sus reflexiones sobre la historia militar española, Torres asevera que “hay mucha ideología” presente en el ámbito académico actual. Ha criticado cómo esta ideologización puede limitar el estudio objetivo de eventos históricos importantes. “Nadie se atrevería a hacerlo ahora”, ha expresado respecto al análisis crítico del pasado militar español. Este comentario resalta un desafío persistente para los historiadores contemporáneos al abordar temas sensibles sin ser etiquetados negativamente. Finalmente, Rafael Torres Sánchez ha planteado preguntas sobre el colapso del Estado español tras eventos como la Batalla de Trafalgar. Ha argumentado que “la clase política no servía” y esto contribuyó a una crisis profunda dentro del país. “Imagínate 15 años de problemas económicos y de todo tipo. No se pagaban los salarios a tiempo”, rememora, enfatizando al describir cómo estos desafíos afectaron directamente a los marinos y su capacidad operativa. Su análisis invita a una reflexión crítica sobre cómo los errores políticos pueden tener repercusiones duraderas en la historia militar. Puedes comprar el libro en:
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