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“Años de prosperidad” de Chan Koonchung, una novela sobre el futuro inmediato de China

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Por Javier Velasco Oliaga

El escritor chino Chan Koonchung está en España presentando su último libro titulado Años de prosperidad, una novela a medio camino entre la ciencia ficción y el realismo social que vive actualmente la gran potencia económica mundial. El escritor, que nació en Shangai, pero creció en Hong Kong, ha desarrollado una parábola actual basándose en un acontecimiento irreal que le da pie para criticar un régimen totalitario.


La novela discurre en 2013, un futuro casi inmediato. El protagonista Lao Chen es un estudiante universitario que vivió el gran cataclismo económico, conocido como crackdown que sucedió en 2011, posterior a la Olimpiada de Beijing. Era entonces un momento de opulencia en China y de profunda crisis económica en Occidente. Incomprensiblemente los acontecimientos de esa catástrofe económica son radicalmente olvidados por toda la población china.

Pero como siempre, hay alguien que lo recuerda. Es un grupo de personas que sabe lo que ocurrió en ese mes fatídico y no encuentra una explicación lógica a lo sucedido. Es claramente una parábola a lo que sucedió en la Plaza de Tian´anmen en 1989. Nadie recuerda la matanza y asesinato a miles de estudiantes. Todo está olvidado. “La sociedad china está muy preparada para olvidar y para mirar al futuro en momentos de bonanza económica”, afirma en un inglés muy correcto el escritor y disidente chino.

En Años de prosperidad el gobierno chino manipula a la población al construir una ficción en la que las autoridades vierten una droga en los alimentos y en las potabilizadoras de agua para adormecer a la población china, una droga que da como resultado el olvido de acontecimientos cruciales; así consiguen mantener al pueblo sumiso y aparentemente feliz en una prosperidad económica a la vez ficticia y real.

Es una parábola de cómo se vive hoy en China, bajo una apariencia de prosperidad económica, las libertades individuales siguen siendo férreamente controladas por el gobierno. La libertad llega justo a donde quieren ellos y les interesa, por eso la censura es moneda de cambio en un país. “La censura en China es muy sofisticada, se ha conseguido que los intelectuales se auto censuren ellos mismos para no ofender al gobierno”, afirma Koonchung.

Pero para llegar a ello ha habido un proceso de fuerte censura. Internet es controlada por el gobierno por diversos cortafuegos que impiden tanto la crítica interior como la exterior y para el autor la censura “es muy importante” para mantener el crecimiento económico. Su novela publicada en Honk Kong y en el extranjero no ha podido ver la luz en China y solo se puede conseguir en el país a través de tiendas online, pero señala que varias de éstas han sido cerradas y los foros de discusión sobre el texto censurados. Sin embargo las autoridades chinas no se han puesto en contacto con él, quizá, piensa, por haber sido publicada en la ex colonia británica.




Esta extraña dicotomía puede ser un reflejo a que “la gente no ve otra alternativa al gobierno”, dice el novelista chino. En el país comunista, el éxito económico a medio plazo hace acallar críticas por la ficción de bonanza económica que se vive a costa de una producción excesiva basada en salarios bajos y denigrantes. Sin embargo, Koonchung no ve un cambio importante en la economía a medio plazo, no así a largo plazo, porque el consumo, al contrario de lo que se cree, está por debajo de las expectativas.

“En China cualquier descarga de libro electrónico es ilegal, pero hay muchos contenidos que son gratuitos”, precisa el escritor y periodista chino. Su propio libro, después de retirarse de las ventas on line fue introducido en la dictadura china utilizando la propia Internet por detrás de los numerosos cortafuegos con los que las autoridades totalitarias intentan mantener un cierto aislacionismo intelectual. Por fortuna, los chinos tienen acceso a obras como ésta que les ayudan a entender su propia realidad.

Sin embargo, el autor de Años de prosperidad reconoce que “trabajo en libertad, y por el momento no he recibido ninguna notificación de las autoridades. El vivir y publicar en Honk Kong me da una vía de escape” y dice sinceramente no saber qué les deparará el futuro. Aún así se pregunta “¿cuál es el precio del olvido?”. Cuestión que ha intentando responder en el libro con una gran parábola, al estilo de la novela de Orwell 1984. Muchas veces no se necesita una respuesta certera y sí una descripción de la realidad para que los lectores saquen sus propias conclusiones. Y él, siguiendo una conocida máxima taoísta que ha cruzado el mundo entero, recuerda: “No hay que olvidar el pasado porque es el maestro de nuestro futuro”.

Estamos pues ante una novela de anticipación, una novela que describe la mezcla retorcida en que vive una nación anestesiada intelectualmente pero desarrollada económicamente y en la que conviven una mezcla encrespada de comunismo y capitalismo; de tradición totalitaria, pero que mira a occidente y a su vez no quiere ser como éste. Es un país moderno, pero que conserva una iconografía maoísta. Un país que quiere vivir el capitalismo y la modernidad, sin salir de la tradición marxista de la revolución cultural. Y ese país es el que refleja Koonchung mediante una fábula de anticipación que remueve un pasado que no hay que olvidar.



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