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Despedidas
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¿A QUÉ HUELEN LOS MUERTOS?

Por Azucena del Valle
Vuelve nuestra narradora favorita, Azucena del Valle, con un tema trascendental: la pérdida de los seres queridos. Según la autora el primer recuerdo que se pierde es el olor. En esta ocasión, no nos reíremos, pero si reflexionaremos.

- ¿Sabes Vani? Lo peor de todo, cuando tienes un difunto cercano y querido, es el miedo a olvidar su olor… Tienes la suerte de poder soñar y revivir su cara, de ver fotografías en las que el paso del tiempo nunca ya van a hacer mella, pero ¿se puede recordar el tacto de la piel? ¿el olor que nos caracteriza a cada uno y que es propio de cada cuál? Eso se va perdiendo poco a poco a pesar de que intentes aprehenderlo y conserves su desodorante y parte de su ropa. Irremediablemente, la pituitaria no es tan sabia como para dejar constancia de ese aroma familiar… Acabas de darte cuenta de que, aunque te duela, se olvida. Incluso el timbre de la voz pese a que ahora verbalices tú esos dichos que antes odiabas y le recriminabas por repetitivos.

- Puri, sabes bien que las heridas hay que cerrarlas, y que el tiempo lo que hace es matizar y difuminar el dolor, no el olvido. Sería imposible afrontar la vida si no fuéramos capaces de descargar la mochila que todos llevamos a la espalda y, que con los años, es la responsable de que se nos curve. No son los abriles cumplidos ni los achaques, es el peso que acarremos, las experiencias maravillosas y los fracasos estrepitosos imposibles de olvidar los que nos hacen agachar la cervit. Y encima nos empeñamos en tenerlos cerca.

- Si no es que quiera arrebostarme en la tristeza Vani, es que cuando empiezan las heladas del invierno, los días grises, tan tristes y las noches tan largas… siempre me vienen a la memoria aquellos versos de Becquer: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos! En las largas noches del helado invierno, cuando las maderas crujir hace el viento y azota los vídrios el fuerte aguacero…

- ¡WTF! (¡qué me estás contando!) Me parece Puri que hoy es necesario hablar de la elaboración del duelo, que no por superado sobra echarle un tiento, porque estoy living de que en esas fechas me vengas con esas… Y vamos a empezar a incorporar lenguaje más moderno porque nos estamos quedando un poco anticuadas en esto de las verbalizaciones.

- Tienes toda la razón Vani, que ya no se lleva lo de dabuten y chorvo, habrá que darse un garbeo en el metro para aprender vocabulario actual, aunque si pegas la oreja, lo más que escuchas es jo tía, que fuerte, y tampoco tenemos adolescentes cerca que nos pongan las pilas en esto de la modernización, un suponer. Yo siempre pregunto a los amigos con hjos para estar puesta, que no es por falta de meh (léase, falta de interés o dejadez); IDK (léase , no lo sé).

- Pues tía, entrando en materia, ya sé que los días de paz y amor que se avecinan no son felices para casi nadie, aunque nos esforcemos es ponernos brilli, brilli e ir a la pelu a que nos den mechas y estar presentables ante gente que hace tiempo que no vemos y que, aseguramos, añorar y querer muchísssssimo… La obligación de ser felices es lo que mas me jode, porque más presentes que los presentes están los que no están, valga la doble rebuznancia, digo yo. ¿Por qué no nos queremos todo el año, no te fastidia? Y además, hay que admitir que el tiempo de los ausentes ya fue, ahora es el de abrazar a los presentes, ¡digo yo! y coger con las manos y el corazón las nuevas oportunidades que te brinda la vida de ser feliz, que si estamos atentos, son muchas. El pasado ya pasó y no se puede cambiar ni tampoco añorar. Pasó y un montón de momentos de felicidad están ahí para aprehenderlos y que no se escape ni uno, que la vida es breve colega.

- Estás sembrada Vani, ¡cien por cien con tu disertación disertada tan acertada! y hablando de la elaboración del duelo, como llaman los que saben a las emociones y sentimientos que acontecen y barren la razón tras la pérdida de un ser querido, afirman los de la épsilon, que esas etapas son cinco inexcusablemente, y todas han de ser superadas para que el equilibrio y la aceptación lleguen por fin. El tiempo que cada sujeto o sujeta (léase persona) necesite, está en función de la personalidad de cada uno y de un montón de factores más; la superación de todas ellas, correctamente, es la clave. El problema grave viene cuando alguna de ellas se enquista en vez de superarse y dejarlo atrás.

- Pues no te adelante Puri, que me explicó Piluca eso de la elaboración en el funeral de la abuela del Sebas la semana pasada. La mujer pasaba de los noventa, pero nunca es el momento de despedir… y resulta que era la que hacía el postre y partía el turrón en Navidad, ¡cómo para no añorarla ahora que se acercan las fiestas!

Afirma la colega, que no es necesaria una muerte traumática e inesperada para que sientas la pérdidad de un ser querido, y ya en 1969, Elisabeth Kübler en su libro “Sobre la muerte y los moribundos” puso nombre a cómo actuan y se sienten las personas en sus diversos momentos de luto.

- Si Vani, que yo también me lo aprendí. Primero está la etapa de la negación, que es muy jodida porque nuestro cerebro actúa no dando crédito a la información que nos dan sobre el óbito. De alguna manera intenta protegernos del dolor al negar que alguien se fue para siempre. Entiendo que es una parte difícil, y si la negación persiste, hay que pedir ayuda a los que entienden cuanto antes. Y pasar a la siguiente.

- Puri, esta me la dejas a mí que ya sabes cómo me las gasto. Es la fase de la ira… esa en la que recriminas al muerto todo lo que se te viene a la cabeza, incluso le insultas por no cuidarse -si fuera el caso- o por dejarte sola (léase solo) mismamente. Sin darte cuenta de que el que se pierde lo bueno es el que se va, criatura. Necesitas buscar culpables y proyectas la rabia en tu entorno, incluso. Mala época para las personas allegadas, porque te vuelves insoportable.

- ¡Vamos con la tercera!, que ya queda poco, pero esta tampoco es moco de pavo. Estamos con la etapa de la negociación, preguntándonos qué habría pasado si… cómo hubiera evitado el qué…Complicado me parece antes de entrar en la cuarta, la de la tristeza absoluta y que puede durar mucho tiempo. Es la de la depresión, cuando tienes esa sensación de vacío que lo invade todo, cuándo no sabes si podrás seguir viviendo o es más facil abandonar y dejarte llevar…

- ¡Qué no se diga Puri!, que la muerte forma parte de la vida y hay que aprender a convivir con ese dolor que el tiempo y las personas que te quieren acaban por atenuar. Es la etapa de la aceptación y comenzar a experimentar de nuevo alegría y placer. El duelo es individual y cada uno pasa el suyo si quiere tirar para adelante. Es lo que hay y no todo el mundo supera las etapas en el mismo orden, pero ahí están y no viene mal recordar estos complicados procesos por los que todos pasamos tarde o temprano.

- Por supuesto Vani, y no solamente se elabora un duelo cuando alguien fallece; puede darse también cuando sentimos la pérdida de algo que nos importa mucho, como pareja, los hijos, el trabajo… tangible y cercano o tan lejano como los sueños que creíamos tener al alcance de la mano y de repente se esfuman. Un poco complicado cuando se acercan la zambomba y los mazapanes… Aprovecha con entusiasmo las perlas de felicidad que te da la vida, porque cada día que amanece se nos escapa algo a la vez que se nos da el regalo de volver a empezar.

- Hoy no me he reído nada Puri, pero ya dejamos para otro día lo de la pituitaria… La reflexión reflexionada no me ha puesto triste; me ha enfrentado a algo simple: a los ciclos de la vida.

- Cien por cien Vani, cien por cien.

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