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El lupanar
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El lupanar (Foto: Maudy Ventosa)

ESTAR VIVO ANTES DE MORIR

Cuenta Azucena del Valle en su artículo "Estar vivo antes de morir" que cada día disfrutamos menos de lo que deberíamos. Vaya que estamos muertos en vida como los de que aquella película "La noche de los muertos vivientes", los políticos y la sociedad juegan tanto con nosotros que no sabemos ni cómo estamos. Así que, menos manifestaciones y más juerga carnavalera en ese lupanar que nos dice la Azu.

- Vani, ¿tú crees que estamos vivas?

- Me da que hoy no has dormido bien y andas dando vueltas a algo trascendental como acostumbras. ¡Pues claro que estamos vivas! Ayer disfrutamos de un paseo matinal por la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, tomamos un verdejo fresquito en una terraza de la Gran Vía, escuchamos los gritos contra Ayuso en la mani que tocaba y rematamos la faena metiéndonos al cuerpo una pitanza de fabada que estaba para mojar pan en la Taberna Pompeyana de la calle Álvarez Gato, que tenía un rinconcito para copas, El Lupanar, que hacía sonrojar por lo atrevido de los frescos que adornaban las paredes. Sin remisión, al final necesitamos un descanso de dos horas para hacer la digestión, porque como dice un amigo, más vale una siesta española que un sueño americano. ¡Más que disfrutona estamos exuberantes; estamos que nos salimos en una etapa de la vida que ya la quisieran muchos!

- Afirmativo, colega, pero yo me refiero a algo más… escuché hace poco, en una famosa serie, una frase que me impactó por la carga de profundidad que llevaba: ¿no quieres estar vivo antes de morir? Se la decían a un hombre que había sido valiente, que había luchado por salvar su dignidad y la de muchos, que se había atrevido a hacer cosas vedadas al resto y que ahora, en las postrimerías de su vida, no se sentía con fuerzas para enfrentarse a nada. Tenía un miedo que lo paralizaba.

- Me parece que es inevitable que todos, en mayor o menor medida, tengamos sentimientos negativos que nos provocan inseguridad, frustración, temor… hasta culpa. Lo importante no es sentirlo, sino saber gestionar esas emociones correctamente.

- Pero para eso primero tienes que ser capaz de identificarlas. Seguro que ahí está la solución, pequeño saltamontes. Conocer el qué para poder enfrentarlas cómo. Y no es moco de pavo reconocer nuestras miserias que, en el fondo, son nuestro talón de Aquiles. Porque nos impiden avanzar y disfrutar de lo que nos queda. ¡Estar vivas!

- ¡Y dale! Pero, para ti, ¿qué es estar viva?

- Joder, ¡si quieres te hago una lista! Estar viva es abrazar el viento sin temor; levantar la mano para tocar las estrellas; gritar al sol; soñar despierta y compartirlo sin que te tomen por loca; apretar una mano con la tuya; disfrutar un largo abrazo dejándote llevar; apoyar la cabeza en un hombro cerrando los ojos; paladear un beso sin sentir vergüenza; acariciar y dejarte acariciar sin ir a confesarte; no tener que pedir perdón ni decir “lo siento”; mostrarte como eres sin temor a las críticas; tirarte desde arriba sabiendo que te van a recoger; tomar decisiones pensando en tí; confiar…

- Ya, y comerte una buena fabada con una copa de rioja. ¡Cursi y relamida, colega, que parece que siempre estás en éxtasis como tu santa! Tía, que sentirte viva no tiene que ver solo con la espiritualidad y esas mandangas. ¡Atrévete a salir de tu zona de confort! Esa inseguridad te dará el puntito para desmelenarte, que lo llevas necesitando desde hace tiempo. Te educaste enfrente de un colegio de monjas y aún no te lo has sacudido. El pasado ya pasó; aprende de él, pero no dejes que te atrape, que te ancle. No culpes a otros de tus errores o de tus aciertos. Son tuyos y son eso, cosas que pertenecen a otro tiempo y que no puedes rectificar. Son recuerdos. Apaga, desconecta. Tú, que eres tanto de abrazar, abraza el presente sin temor y vívelo plenamente.

- He leído que se pueden crear otros recuerdos para reemplazar los antiguos que hacen daño o no convienen. Lo flipo si cada uno puede reinventar su historia. Eso lo he visto mucho al analizar currículos, pero que te lo creas… es el no va más de los novamases.

- Tía, pareces nueva. En política todo el mundo se reinventa a su favor, se crean una imagen que nada tiene que ver con lo que han sido, ocultan, engañan… No se enfrentan a su pasado. Y tú, alma de cántaro, ¿qué tendrías que negar si has tenido una vida de madre superiora? Lo que te pasa es que eres una reprimida de alto copete, ¿no te jode?

- Vani, no te pases que me hundes la reflexión reflexionada. Quería dar profundidad al tema y me lo estás desmontando con tu pragmatismo. No te andas por las nubes, un suponer. La fabada fue un antes y un después en tu vida disfrutona. Un domingo excepcional para tu oronda barriga.

- Pena del cubata en El lupanar, que la cosa promete cuando baja la luz.

- Tía, me sonrojas solo de nombrarlo. Aquellas imágenes de falos descomunales me avergüenzan solo de pensarlo.

- Ya te digo repre, y seguro que no pillábamos, porque a comer iban solo nacionales y las aves nocturnas van todas emparejadas y en tropel. Extranjis gritones que no mirar en derredor porque se soplan con dos copas. Habrá que pescar en otros mares y ¡a vivir!, que son dos días.

- Pues eso, tía, gastamos energía preocupándonos en vez de ocupándonos. Cuando la vida te dé limones, haz limonada, pero si te da jamón… ¡hasta llegar al pernil!

- ¿Te atreves a vivir antes de morir? Con dos bemoles, tía. Échale cojones a la vida y a por todas. ¡Vive sin pedir permiso! Disfruta siendo tu misma.

- Y a la mierda los miedos. ¡Ahí lo dejo!

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