La novela se basa en los atroces acontecimientos que transformaron al Pozo Fortuna en una de las más grandes fosas comunes del franquismo.
En el año 1995, en el valle minero de Turón, Asturias, un cadáver de un anciano que no era muy apreciado por los habitantes del pueblo aparece en una carretera secundaria. Su cuerpo se encuentra en una posición de penitente, con las manos y la lengua mutiladas y un disparo en la nuca. Tomasín, un discapacitado que no puede comunicarse y que se encuentra en estado de shock, es el único testigo del macabro hallazgo. Al comenzar a investigar el caso, la pareja de guardias civiles formada por Daniel Caicoya y su compañero Jesús Arias pronto intuyen que las causas del asesinato están ligadas a una brutal venganza ocurrida hace cincuenta años. Todo gira en torno al Pozo Fortuna; sin embargo, el pueblo guarda silencio, incluso Matías, el padre de Daniel y exbarrenista de la mina, quien lleva diez años sin dirigirse a su hijo debido a su elección de convertirse en guardia civil.
En el año 1940, una mujer se despierta entre cuerpos sin vida a treinta metros bajo la superficie, después de haber sido arrojada con vida al Pozo Rincón, ubicado en el valle asturiano de Turón. Cincuenta y cinco años más tarde, justo cuando las minas de la región están a punto de cerrar, un vecino descubre el cadáver de un hombre, brutalmente mutilado, en una carretera secundaria. Para investigar este crimen, acuden el sargento Daniel Caicoya y el cabo Jesús Arias de la Guardia Civil. El único testigo del suceso, Tomasín, un anciano discapacitado que no puede comunicarse verbalmente, se encuentra en estado de shock. La víctima es identificada como Si Gójbildd.
La Guardia Civil, representada por Jesús Arias, se presenta para investigar el crimen. El único testigo, un anciano discapacitado llamado Tomasín, está en estado de shock y no puede comunicarse verbalmente. Severino Gómez, un jubilado de ochenta y cuatro años y antiguo capataz del Pozo Santa Bárbara, es identificado como la víctima. Sin embargo, Daniel no solo se siente inquieto por desentrañar quién fue el autor del asesinato; después de una década sin regresar a su tierra natal, teme perder el control sobre sus emociones.
Matías, un minero orgulloso que aún recuerda vívidamente cómo fue torturada su madre en la posguerra, le retiró la palabra a su hijo cuando este decidió seguir el camino de su tío Paulino al unirse a la Guardia Civil. Mientras tanto, Daniel se dirige a ver a su madre, Lina, quien está decidida a poner fin al aislamiento familiar. Sin dudarlo, se prepara para darle un ultimátum a Matías, mientras la noticia del asesinato se propaga rápidamente por el pueblo.
La desaparición de Severino genera un suspiro de alivio en más de uno. La reputación del antiguo capataz era la de someter a sus empleados a situaciones peligrosas, que a menudo resultaban en accidentes. Este fue el caso del esposo de Rosa, quien no oculta su alegría por la muerte de quien considera responsable de la tragedia que le tocó vivir. Junto a sus amigas, entre las que se encuentran la valiente Lina y la sensible Sara, profesora recién divorciada y enferma de cáncer, celebra esta liberación.
Se presentan flashbacks a 1940 que revelan la historia de Margarita, una joven viuda que es chantajeada por su vecino Severino. Este último le propone comprar sus tierras con el objetivo de seducirla. En el presente, Severino se mantendrá como el principal foco de rumores durante un tiempo prolongado; aunque se encuentra la cabeza de otra víctima, la ausencia del cuerpo impide su identificación.
La preocupación de Matías surge a raíz de este nuevo hallazgo, ya que comprende que su hijo Daniel tendrá que quedarse más tiempo en el valle para investigar el crimen. Sus amigos se lo recuerdan constantemente. Paco, quien es bibliotecario y ex esposo de Sara, actúa como la voz de la razón frente al mujeriego Víctor, cuyas relaciones con Severino generan desconfianza. A pesar de esto, Rosa será la primera en ser interrogada tras los comentarios inapropiados que hizo. Aunque Daniel y Jesús no la consideran sospechosa, la amiga de Lina parece saber más de lo que aparenta: después del interrogatorio, contacta a un misterioso desconocido para asegurarse de que le cubrirá las espaldas.
Rafael, hijo de Severino, es interrogado por Daniel y Jesús, quienes reciben de él las escrituras de las numerosas propiedades que su padre poseía. Estos documentos son identificados por el brigada Paulino, tío de Daniel, como escrituras de sangre: propiedades entregadas por prisioneros bajo tortura poco antes de ser ejecutados en el Pozo Rincón. Esto revela que la reputación de delator de Severino tenía fundamentos reales. Sin embargo, Daniel y su tío también se centran en otro asunto: la tan esperada reconciliación con Matías, que ha sido organizada por Lina y su suegra Elena. Este reencuentro, aunque complicado, está lleno de emociones y actúa como un catalizador para la conexión que tanto anhelaban padre e hijo.
Esa noche, un cuerpo decapitado aparece en la misma postura de penitente y en el mismo lugar donde fue encontrado el cadáver de Severino, que Daniel empieza a entender que es la entrada del Pozo Rincón. Este antiguo pozo minero ha sido testigo de cientos de ejecuciones crueles de opositores al franquismo, donde las víctimas a menudo eran arrojadas con vida a una sima tan profunda como un edificio de diez plantas. La nueva víctima resulta ser Alfonso Cisneros, un militar jubilado y padre de Sara, la amiga sensible de Lina. Esta última enfrenta su enfermedad y la inesperada separación de su esposo Paco, con quien parecía estar muy enamorada antes del divorcio. Rosa, amiga de ambas, es asesinada después de confesarle a Lina sus sospechas sobre la verdad que rodea los crímenes.
A pesar de tener sospechas sobre un narcotraficante y varios vecinos, Daniel, Jesús y Paulino están cada vez más convencidos de que los asesinatos están relacionados con los horrendos crímenes ocurridos en el pozo desaparecido.
Leticia Sierra Dorado (Pola de Siero, 1972) se licenció en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Inició su andadura profesional en Salamanca, en el periódico semanal Tribuna Universitaria. También trabajó en La Nueva España, La Voz de Asturias, El Comercio y Tribuna de Salamanca. En radio lo hizo en COPE Salamanca, Antena 3 Radio en Salamanca y en la Cadena SER en Madrid, además de colaboraciones puntuales en Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA). Autora de Animal (2021) y de Maldad (2022).
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