Este es un libro que, desde luego, no debería parar desapercibido para los amantes de la buena lectura. Se trata de una obra dura y desgarradora que por momentos te toca en lo más profundo, pero es que encima está escrito con una belleza no exenta de dolor. Su escritura es tan poderosa que la autora te hace sentir muchas de sus emociones como si te estuvieran sucediendo a ti. Cuando la protagonista está perdida y desamparada, tú también; cuando entra en pánico tras un desastre inminente, tú también; si está agotada, resentida, sola o culpable, tú también, y eso hoy en día hay pocos autores que lo puedan conseguir, y eso que uno no es madre. El vínculo y las risas que experimenta con Sailor son adorables y te golpean el estómago. Es posible empatizar y conectar con gran parte de esto, especialmente con las primeras dificultades, que son particularmente resonantes. Algunas expresiones de la escritora son originales y acertadas, y la inclusión de música y músicos como Bowie es extremadamente inteligente. También realiza comentarios acertados sobre el género, algunos irónicos, otros totalmente pertinentes, pero todos muy inteligentes. Aunque el tono pueda parecer dramático por lo que cuenta, hallamos algunos pasajes que nos traen la sonrisa a la cara, como todos aquéllos que tienen lugar en los supermercados. Escenas divertidas y oscuras a la vez. Esta es una carta de amor a Sailor, una oda a su hijo, por así decirlo. Es un comentario sobre la maternidad, sus dificultades y sus alegrías, que trae consigo un amor para toda la vida, incluso en la vejez. Es el relato en primera persona de una madre a su hijo, quien relata esos primeros días de infancia, niñez y preescolar. Si tienes hijos, lo entiendes, y si no, pues te lo puedes imaginar. La sensación de incompetencia al tener una criatura que te exige todo y más. La rabia hacia los maridos y hombres que pueden escapar tan fácilmente porque tienen que ganarse la vida y aprovechan la mínima oportunidad para escurrir el bulto. La necesidad de unos minutos de silencio y libertad; el cansancio; la mente revuelta; el miedo a no actuar de la manera más correcta... En definitiva, la pérdida absoluta de quién eras antes. «No es depresión posparto, es depresión de que la vida es una mierda», llega a decir en un instante de desesperación. Kilroy lo muestra todo sin poner paños calientes: Esos horribles momentos de pánico cuando te das la vuelta un instante y tu hijo desaparece, con esos cinco, diez o quince minutos de horror interminable hasta encontrarlo; el miedo paralizante cuando la fiebre se le dispara en mitad de la noche; los momentos en los que deseas con todo tu corazón salir por la puerta y liberarte de toda esta responsabilidad apabullante. Incluso la necesidad de asesinar a tu marido para poder dormir en paz el resto de la noche... No deja de ser bastante obvio que las circunstancias de cada persona son diferentes: algunas parejas pueden ser más serviciales y echarte una mano; otros no tienen marido, otros tienen familiares que los ayudan, pero si tienes un hijo, algunas variaciones de esta historia te van a resultar muy familiares. Obtenemos una visión interna de la maternidad, y, para ser sinceros, es mayormente negativa. Hay momentos en que la luz se cuela, y el amor por su hijo amenaza con romperle el corazón. La sección final de la novela, en particular, es increíblemente conmovedora, ya que habla del tiempo: saboreando preciosos años juntos en el futuro antes de que la edad los marchite. Pero ¿merece la pena toda la tortura y la angustia mental que experimenta actualmente? En definitiva, necesita ayuda, y no la está recibiendo. Una novela en la que confluyen un sinfín de facetas de la maternidad y que lucha con dificultades que la mayoría de las madres reconocen como propias en los primeros años de vida de un bebé. Para finalizar unas breves notas sobre la autora: Claire Kilroy es autora de cinco novelas, entre ellas Soldier Sailor, All Summer, Tenderwire y The Devil I Know. Que nosotros sepamos el primer título es el único que ha conocido traducción en nuestro idioma hasta la fecha. Esperamos que a raiz de su publicación esta misma editorial u otra se anime a traducir el resto de sus libros. La autora recibió el Premio Rooney en 2004 y ha sido preseleccionada para numerosos premios, como el de Novela Irlandesa del Año y el Premio de Ficción Irlandesa del Kerry Group. Estudió en el Trinity College y reside en Dublín. Puedes comprar el libro en:
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