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Edgar Lee Masters: "Antología de Spoon River"

Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2005
jueves 22 de mayo de 2025, 22:21h
Antología de Spoon River
Antología de Spoon River

De la vida evocada (invocada) de cada uno de estos personajes –que pudieran ser de cualquier lugar, que pudieran tener cualquier origen, pues su condición única y distintiva en su condición humana, que el poeta rememora- me parece razonablemente (poéticamente) resaltable la alusión a Goerge Gray quien, a su vez, podría representar bien alusivamente el hombre que pudiera servir como paradigma en este texto, incluso como anhelo.

Para su recuerdo, así le hace decir el poeta: “He estudiado muchas veces/ el mármol que me han esculpido:/ un barco, con las velas plegadas, atracado en puerto./ en realidad, no representa mi destino,/ sino mi vida”

Si tomamos en consideración el discurso como memoria personal, la supuesta biografía espiritual que leemos nos ayudará a un ejercicio de sencillez y humildad donde no es difícil sentirse representado por ese ejercicio también sencillo que es el vivir, a pesar del ramaje que, en nuestra propia vida, elaboremos con nuestros actos por encima de tal sencillez, pero es como añadir ramas al árbol, siendo el árbol el vivir.

Leemos oportunamente en la presentación del libro que nos transmite Luis Mateo Díez que ‘esta antología (bilingüe, lo que le añade valor e interés) es un gran fresco de la vida en un pueblo del Medio Oeste norteamericano (Lewistown, Illinois) que se convierte, por obra y gracia de la palabra poética, en emblema de los deseos y las pasiones, los miedos y las angustias (…) los triunfos y las derrotas vitales de todos y cada uno de nosotros’.

Y continuando la lectura del poema aludido: “Porque se me ofreció el amor, y me acobardaron sus desengaños; el dolor llamó a mi puerta, pero tuve miedo; la ambición me urgió, pero me espantaron los riesgos” Qué ritmo de paso vital exhalan estas vívidas representaciones de una hipotética vida humana. De ahí que, como un bien del escribir, sea difícil eludir, por parte del lector, la lectura y seguimiento a que es convocado por parte del poeta.

Y prosigue: “No obstante, ansiaba constantemente darle sentido a mi vida./ Ahora sé que debemos desplegar las velas/ y coger los vientos del destino/ a donde sea que lleven al barco” (Aquí diría que me permito diferir un tanto: si las velas han sido desplegadas, no llevan al barco las velas, es él quien lleva al barco con el trazado de su navegar. Tal vez aquí exista una exposición del interior de la actidu del hombre ante la vida) “Darle sentido a la vida puede acabar en locura,/ pero una vida sin sentido es una tortura/ es inquietud y vagos deseos.

Y el poeta concluye con su canto alusivo, humanizado y respetuoso para con su sino, o elección: “Es un barco que anhela el mar, pero le teme”.

A partir de aquí, como en tantas descripciones, concluye parcialmente la labor del escrito para que sea el lector quien complete la historia, el ser de la propia trayectoria vital.

Leer para conocer, para entender-se.

A decir del introductor, estos personajes ‘vienen de una lejana y angosta profundidad humana que muy pocos poetas son capaces de invocar. Bien, sea, y convengamos que Lee Masters sí lo ha hecho.

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