Liz (Tatiana Maslany) y Malcolm (Rossif Sutherland) llevan un año juntos. Para celebrarlo, deciden pasar el fin de semana juntos en una cabaña apartada en el bosque, propiedad de la familia de Malcolm. Pero no encuentran paz ni tranquilidad. Ya es bastante malo cuando aparece el inquietante primo de Malcolm, Darren (Birkett Turton), acompañado de su nueva novia, Minka (Eden Weiss). Liz también sigue teniendo observaciones y experiencias extrañas. Cuando su pareja tiene que regresar a la ciudad por trabajo, donde es médico, dejándola sola en la cabaña, la situación empeora. Algo extraño parece acechar en el bosque...
El hecho de que nos hallemos ante una producción menor se aprecia inmediatamente en la ambientación: la película transcurre casi en su totalidad en la cabaña. De vez en cuando vislumbramos el bosque adyacente y un pequeño río. Pero eso es todo. Por definición, no ofrece mucha variedad. Además, una cabaña en el bosque se ha utilizado como escenario en innumerables películas de terror. Se necesita algo especial para captar la atención del público. Perkins lo consigue en parte gracias a la dirección. Keeper tiene tomas realmente hermosas, jugando con el espacio y la perspectiva con gran habilidad. La atmósfera se vuelve onírica una y otra vez cuando la protagonista se pierde en visiones. Esto se ve reforzado por la música y el diseño de sonido, que también ofrecen mucho por descubrir.
Por impresionantes que sean algunos aspectos de la película, adolece de un defecto importante: su trama. De hecho, es discutible si siquiera la tiene. Al principio, parece girar en torno a un conflicto dentro de la pareja. Al menos, el tono es siempre de confrontación, sin aclarar nunca el motivo. Pero cuando Malcolm se marcha y Liz se queda sola en la cabaña, esto pierde relevancia. Hay indicios ocasionales de una trama, pero no se desarrolla. Solo al final, Keeper ofrece una explicación más concreta de los acontecimientos. Esto no es precisamente satisfactorio, sobre todo porque las respuestas tienden a plantear más preguntas. Un espectador generoso podría interpretarlo todo como un símbolo de la opresión patriarcal. Pero también se podría optar por ignorarlo.
Una película de terror no tiene por qué contar una historia sofisticada. El Proyecto de la Bruja de Blair, por ejemplo, uno de los ejemplos más famosos del género ambientado en un bosque, dependía casi exclusivamente de la atmósfera. La trama era prácticamente inexistente. Pero mientras que el clásico era genuinamente de suspense, creando una constante sensación de amenaza, Keeper es menos impresionante. De hecho, la película suele ser bastante aburrida, y las ocasionales escenas donde algo realmente sucede dejan al espectador bastante frío. Mejora hacia el final, donde hay al menos algunas imágenes realmente perturbadoras. Pero eso no es suficiente. Después de una serie de películas que valen la pena, este proyecto provisional de Perkins es su punto más flojo en muchos años.
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