Esta nueva entrega tiene dos características distintas a los textos anteriores. El primero es que comienza como un relato. El autor nos propone un poético juego donde el narrador describe cómo hace llegar el texto de su diario a su amada. Nos encontramos, pues, ante un diario dentro de un relato que cede su espacio cuando el lector comienza a escribir un diario que tiene mucho de testamento. Este comienzo hace que el lector se enganche desde los primeros compases del texto. Sorprendido por la argucia del autor, cae el lector en las redes que le tiende. Muchos son los cebos que pone el escritor, como la descripción de la amada, fotógrafa de profesión; el momento en que se conocieron o diversos momentos de intimidad. Creo que esta parte realza más el contenido posterior del diario, dotándolo de un halo enigmático que el lector agradece. El segundo acierto es que en el texto nos narra una historia de amor de una manera diferente y original. El recuerdo de la amada, la búsqueda de ese recuerdo (y el pensarlo como tal) dota al texto de una emotividad que trasciende los cánones cotidianos. El amor, visto desde la cercana muerte, desde el tiempo efímero que resta de vida no sólo aporta esa emotividad si no, también, una urgencia por aprovechar lo que resta de vida. “La muerte es la certeza” dice el autor, y ante esa certeza escribe sus sentimientos sin ningún tipo de miedo o rubor. Mantiene, no obstante, su estilo narrativo en esta segunda parte, al igual que sus preocupaciones que ya conocemos. La soledad, la ausencia, la reflexión sobre la vida, la literatura y, sobre todo, las preguntas que se viene haciendo sobre el sentido de la vida. En este texto, desarrolla más el binomio realidad-ficción. Las preguntas de qué es la realidad y qué es la ficción, qué es primero, si una u otra, tienen una respuesta: la realidad es la primera de las ficciones. El texto nos da también la respuesta. Sobre la realidad –el diario- se puede construir una ficción –el resultado final-. Creo acertada la reflexión y la exposición. La hondura del pensamiento deja paso al sentimiento, a la historia de amor de dos personas que estaban destinadas a vivir una efímera historia de amor, no exenta de pasión y fuerza. Ya lo dice el autor: la rara belleza de escribir reside en la paradoja. "El tiempo así" es un texto paradójico que se me antoja escrito con más pasión que los libros anteriores, y que guarda más intimidades que reflexiones. Es un texto más cercano manteniendo el nivel acostumbrado; tiene más empatía con el lector. Puedes comprar el libro en:
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