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Nathalia Holt
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Nathalia Holt y las Chicas Listas: "Durante la II Guerra Mundial, mujeres de una gran variedad de orígenes jugaron un papel importante en la recopilación de inteligencia para los Aliados"

miércoles 07 de diciembre de 2022, 07:00h

Las Chicas listas, conocidas así por su afilada inteligencia y su sentido del humor, fue un grupo de cuatro agentes de inteligencia que formaron parte de la primera y precaria etapa de la CIA. En su labor, revolucionaron el modelo anticuado de lo que significaba ser un agente de inteligencia y consiguieron desquebrajar los estereotipos de un sector dominado tradicionalmente por hombres. Este es el nombre también que Nathalia Holt eligió para su obra sobre estas primeras espías estadounidenses, que ahora se publica en español en la editorial Pinolia.

Adelaide Hawkins
Adelaide Hawkins
Adelaide Hawkins, Mary Hutchison, Eloise Page y Elizabeth Sudmeier no encajaron con la figura de femme fatale propia de las novelas de espías. Eran inteligentes, valientes e innovadoras. Además de ser piezas fundamentales en el desarrollo de nuevas herramientas y métodos de inteligencia, fueron inflexibles en sus reclamaciones de una remuneración igualitaria y a la altura de su talento.

Nathalia Holt ha realizado una investigación meticulosa, con la ayuda de entrevistas a agentes de inteligencia y la recopilación de alguna de los documentos que recientemente se han descalificado, ha conseguido darle forma a este inspirador e inédito relato sobre cuatro mujeres que consiguieron abrirse paso por la oscura bruma que dejó la II Guerra Mundial.

¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

En la presentación de un libro en 2017, una mujer me hizo una petición que ya me habían hecho en otras ocasiones anteriores. Quería que entrevistara a su madre. Pero de alguna manera esa petición me pareció diferente. Su madre jugó un papel importante en la Segunda Guerra Mundial, pero no se sentía cómoda al compartir esos recuerdos con su hija. Por mi experiencia, a las personas a menudo les resulta más sencillo entrar en detalles cuando son entrevistados por personas ajenas a su familia. Por eso acepté la entrevista, algo a regañadientes, ya que parecía poco probable que condujera a un artículo o un libro. Sin embargo, como hablé con esta mujer, me sentí afortunada de estar con ella. La historia de su trabajo en campos de concentración liberados al final de la Segunda Guerra Mundial fue desgarradora y abrumadora. Si bien sabía que ella no quería que su historia se compartiera con una audiencia amplia, hubo otras mujeres de las que habló cuyas historias despertaron mi curiosidad. Estas mujeres eran espías, pero nada que ver con la femme fatale estereotipada representada en tantos libros y películas. Sabía que tenía que aprender más. Y un encuentro fortuito en un evento de lectura de un autor me llevó a pasar los siguientes cinco años obsesionada con un grupo de mujeres cuyas vidas habían permanecido en secreto durante mucho tiempo.

¿Cuál es la clave del espionaje femenino? ¿Cuándo empezaron a ser aceptadas en ese ámbito?

La Segunda Guerra Mundial ofreció a las mujeres escasas oportunidades de participar en el esfuerzo bélico, tanto dentro como fuera de casa. Por todo Estados Unidos y Europa, mujeres de una gran variedad de orígenes jugaron un papel importante en la recopilación de inteligencia para los Aliados. Las Wise Gals o Chicas Listas fueron reclutadas por el general Bill Donovan que creía que una fuerza laboral diversa era esencial para ganar la guerra. A pesar de sus carreras de varias décadas en inteligencia, ahora es cuando podemos apreciar la diferencia que marcó este grupo de mujeres en la prevención de la guerra.

¿Fue fácil acceder a los archivos sobre ellas y reconstruir sus biografías? ¿O todavía había materiales clasificados o de difícil acceso?

Documentarse para este libro no fue fácil. Usé una mezcla de materiales de archivo, artículos personales como diarios, cartas, fotos y agendas, y tantas entrevistas de primera mano como pude. Usé la Ley de Libertad de Información para obtener acceso y cooperación de la CIA, y estoy muy agradecida a los historiadores y miembros del personal que me ayudaron a rastrear información y aclarar imprecisiones. Trabajé con una plétora de otros archivos y bibliotecas, desde los Archivos Nacionales hasta la Sociedad Histórica del Estado de Missouri, confiando en su personal dedicado. También tuve acceso a las organizaciones de oficiales de inteligencia retirados donde conseguí entrevistas directamente de los colegas y compañeros de trabajo de las Chicas Listas. Por último, pasé meses al teléfono rastreando hasta el último pariente que pude encontrar y abriéndome camino a través de una red de cientos de amigos y colegas. Sabía que había historias escondidas allí y estaba desesperada por encontrarlas. El resultado es un libro que no solo es históricamente preciso, sino que también da una idea real de cómo eran las vidas de estas mujeres y cuánto sacrificaron.

¿Qué hizo a estas cuatro mujeres especiales?

Sin la tentación de la promoción o los salarios generosos, estas mujeres se esforzaron por proteger la seguridad nacional y evitar la guerra mundial durante un período precario entre la URSS y Occidente. Sus acciones, incluso arriesgar sus vidas, marcaron una profunda diferencia en los tratados de paz nuclear y los resultados de la guerra fría. A pesar de esto, estas mujeres aún no han sido reconocidas por sus sacrificios. En Chicas listas cuento la historia de Jane Burrell, la primera oficial de la CIA que murió en el cumplimiento de su deber. A través de mi investigación, he probado que Burrell estaba en misión con la CIA en el momento de su muerte. Sin embargo, debido al sexismo en la agencia, aún no ha sido incluida en el muro conmemorativo.

Has podido entrar en su privacidad y leer sus diarios. ¿Qué preocupaciones tenían estas mujeres sobre su vida diaria y su trabajo? ¿Se vieron a sí mismas como pioneras?

Las Chicas Listas lucharon por equilibrar su vida personal y profesional. Todas hicieron sacrificios, incluida Adelaide Hawkins, madre soltera de tres hijos, y Elizabeth Sudmeier, quien renunció a su prometido para mantener su carrera. Sabían que eran pioneras. Es por eso que en 1953 iniciaron el Petticoat Panel, una mirada profunda a la equidad de género en la agencia. No se conocían paneles como este en la década de 1950, pero este grupo de oficiales sabía que la única forma de atraer a más mujeres a la CIA y promoverlas de manera efectiva era investigar su estado y hacer recomendaciones de alto nivel sobre cómo cambiar el equilibrio de poder. Las Chicas LIstas lucharon para ganar reconocimiento, no solo para ellas, sino para la próxima generación de mujeres. Estos esfuerzos fueron esenciales para allanar el camino para lo que vemos hoy en la CIA: una agencia en la que más de la mitad de sus oficiales son mujeres. “Aunque nos llevó décadas para que fructificara por completo”, dice un informe de la agencia de 2003, “las semillas de la diversidad actual fueron nutridas por primera vez por este panel de 1953”.

Puedes comprar el libro en:

9788418965432
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