El lamento de una madre por la desaparición espectral de su hijo, Napoleón Chicomóztoc, se hace presente en el médano a las afueras de su aldea costera del Golfo de California. ¿Quién era realmente Napoleón Chicomóztoc? Un hombre considerado inútil, que sufría de una profunda neurastenia y había sido abandonado incluso por su esposa junto con su único bebé. De aquel niño solo queda la bicicleta y el intenso dolor de su madre, quien se niega a aceptar que nunca regresará.
Eduardo Rojas, al igual que en su novela anterior, La mujer ladrillo (2016), construye una melancólica narración casi magistral que contrasta con la simplicidad argumental. Cada frase de su relato está impregnada de añoranza, lo que intensifica el desamparo en el que se encuentran sus personajes. De este modo, Rojas no solo roza la obra maestra con su singular estilo literario, sino que también establece una nueva modalidad para la narrativa hispana. Esta forma de expresión, caracterizada tanto por su sencillez como por su profunda tristeza, podría denominarse «realismo poético».
Eduardo Rojas nació en La Paz, Baja California Sur, México, en 1970. Desde hace veinte años vive en Galicia. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y en la Universidad de Santiago de Compostela, y es autor de las novelas La mujer ladrillo (Fondo de Cultura Económica, 2016), Bálano (FCE, 2012) y La ruta del Aqueronte (FCE, 2006), y del relato El Barcarola (FCE, 2021). También ha publicado cuento y ensayo. Ha sido becario del Instituto Nacional de Bellas Artes y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido cursos y talleres de escritura, y ha dictado conferencias sobre historia y literatura. Desde 2020 es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (México).
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