Lástima que tanto celo humanitario por parte de nuestro Gobierno, tan concernido por el genocidio de Gaza, tan decantado a favor de la creación de un Estado palestino, no observe la misma política hacia un territorio todavía hoy “de iure” bajo su tutela, como el Sahara Occidental.
Quedaba mucho para Eurovisión, el pasado 28 de enero, cuando a tres diputados vascos desplazados a El Aiún para denunciar las “constantes violaciones de derechos humanos” por parte de Marruecos, ni se les consintió bajar del avión. Se trataba de Mikel Arruabarrena -PNV-, Amancay Villalba -EH Bildu-, y Jon Fernández -Sumar-. Tres partidos que sostienen al actual Gobierno, discrepantes en este tema, pero conniventes con sus políticas, incluida la trama de corrupción mafiosa que bendicen cada día, desde su estruendoso silencio.
Ya no faltaba tanto para Eurovisión, el pasado 4 de abril, cuando el representante del Polisario en España, Abdulá Arabi, acusó al nuestro pintiparado ministro de Exteriores, José Manuel Albares, de ignorar la legalidad internacional -la ONU sigue defendiendo el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación-, al calificar como “supuestos” tales derechos.
Sabemos qué hay detrás. La cesión de soberanía brindada en abril de 2022 por Pedro Sánchez al rey de Marruecos, Mohamed VI, ese demócrata progresista, sin sombra de consulta previa en nuestro Parlamento, aunque con la larga sombra de Pegasus sobre su privacidad. Todos nuestros partidos, salvo el PSOE, votaron en contra de esa cesión. ¿Quién fue el primero en apoyarla? El presunto archivillano de la Izquierda, Donald Trump.
También fue en 2022 cuando la Unión Europea de Radiodifusión (UER) resolvió que Rusia no podría participar en Eurovisión a causa de la “crisis sin precedentes en Ucrania”. ¿Tiene precedentes para la UER la barbarie de Gaza? En eso sí que tiene razón Sánchez: es inmoral que un representante israelí participe en un festival auspiciado por la UE, mientras su ejército masacra a la población palestina.
Coherencia por incoherencia, ya tenemos la solución española. Que sea Marruecos quien participe el año próximo, presentado por el mismo Pedro Sánchez, con los saharauis haciéndole los coros.
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