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Francisco de Quevedo y Luis de Góngora
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Francisco de Quevedo y Luis de Góngora

¡BYE, BYE, CHARO’S!

El español es un idioma tan rico que los políticos, supuestamente feministas y puteros, quieren empobrecer nuestro idioma. Políticos fracasados en el Instituto Cervantes están dispuestos a romper nuestra lengua por la mitad. Aunque la RAE se vale sola. Menos mal que nos quedan los escritores del Siglo de Oro, nos lo cuenta Azucena del Valle en "¡Bye, bye, Charo´s!" con su lenguaje incisivo y atrevido.

- ¡Está mi amiga Charo que echa las muelas! ¡Van a erradicar su nombre de un plumazo para cambiarlo por Cayetana! ¡Prohibido nombrar a las Charo’ s!

- Pero, ¡qué me dices, Vani! Me dejas anonadada por la incursión progresista en nuestra rica lengua, jocosa, culta, desinhibida y prolija en sinónimos y palabrejas. A este paso va a ocurrir como en la antigüedad, que todas las mujeres tenían que llamarse Marías tal, porque si no, te quedabas sin bautizar. Un suponer.

- Si te acusan de charo es poque te odian y quieren apagar tu voz, y porque te identifican con una mujer soltera o divorciada, de más de 30 o 35 años, generalmente sin hijos, siempre amargada y viviendo sola, según el desgobierno de estos lerdos, - Ministerio de Igualdad, a través del Instituto de la Mujer-, aunque estés feliz con tu pareja y tengas churumbeles; pero si te llaman Cayetana es porque te lo mereces al ser una "mal follada" y una "argentina de mierda”, aunque seas oriunda de Albacete.

- Entiendo que no se puede acusar a las vocingleras de charear pero sí a las que chicas conservadoras de ser unas cayetanas…

- Siempre el embudo mal entendido y el intento de dominación a través del lenguaje.

- Lo clava Juan Manuel de Prada en un artículo reciente: Lo que pretenden condenando el uso de la palabra 'charo' es utilizar el lenguaje como instrumento de dominación, como ocurría en la célebre novela de Orwell. El control del lenguaje impone la percepción de la realidad que interesa al tirano, enjaula y acogota el pensamiento; pues, cuando no se puede nombrar una cosa o una idea, tampoco se puede pensar en ella. Orwell imaginó una neolengua diseñada para eliminar la posibilidad del pensamiento disidente que tuviese pocas palabras (exactamente como ocurre hoy), trufadas de términos con carga ideológica (exactamente como ocurre hoy), cuidadosamente planos, pálidos, con apariencia científica (exactamente como ocurre hoy).

- Qué pena no vivir en El Siglo de Oro, donde el insulto eran todo un arte literario. Quevedo y Góngora se llamaban de todo, incluso mentaban a la madre en un alarde de brillantes latinajos y otras figuras literarias que no estaba al alcance de todos. Jugaban con el arte de la lengua y no había censuras que lo impidieran.

Quevedo a Góngora:

… este círculo vivo en todo plano;

este que, siendo solamente cero,

le multiplica y parte por entero

todo buen abaquista veneciano…

… éste, en quien hoy los pedos son sirenas,

éste es el culo, en Góngora y en culto,

que un bujarrón le conociera apenas.

Góngora a Quevedo:

Érase un hombre a una nariz pegado,

érase una nariz superlativa,

érase una nariz sayón y escriba,

érase un pez espada muy barbado…

- Ya están prohibidos los piropos por ser agresiones machistas, ahora también lo quieren intentar con lo que consideran insultos a las progres indefensas.

- ¡Ya te digo! ¿Y qué pasa con los pobres varones? ¡Ah!, a esos sí se les puede santificar con apelativos que no conllevan agresión, como machirulos, señoros, pollavieja, ganapán, aguantafarolas, apollardao, apagavelas, planchabragas, pollopera, abanto, alfeñique, cabestro, cagarruta, calientahielos, cantamañanas, caraculo, cebollino, chupacables, comebolsas, esbaratabailes, morroestufa, pagafantas, pamplinas, pardillo, pazguato, peinaovejas, pelatigres, percebe, pintamonas, quitahipos, sabandija, sinsustancia, tiralevitas, tocapelotas, zascandil, zurcefrenillos, apuraorzas …

- No sigas, tía, que no proceso… Más les valiera limpiar su casa de tanto putero, ladrón, corrupto, chupaculos, babosos, inmorales, viciosos, falderos, mujeriegos, libertinos, casquivanos, picaflores, adúlteros, fornicadores, infieles, calaveras, catacaldos, saltacorrales, mastrajos, enteraos, cagalindes, estólidos, fementidos, robaperas, zascandiles… que tienen para dar y regalar.

- Ya tienen la manaza metida en todo, pero, por favor ¡Qué no toquen nuestra lengua!

- ¿Y qué pasa con los cuñaos, tía?

- Que a este paso, se quedan sin cena de Navidad. ¡Ahí lo dejo!

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