Centrándonos ahora en su última obra, Sillas invisibles, el poeta apela a su memoria y a la ausencia que ha causado en ella la voz de los que ya no están aquí bien porque sean grandes y admirados escritores, pintores… que ya han fallecido o bien porque se trate de personas que ha ido conociendo a lo largo su vida y la han marcado de alguna manera. Sin todo lo que ha sido algún día no podríamos ser actualmente lo que somos, de ahí este gran homenaje a los que ya no están, pero son responsables de quienes actualmente somos.
El poemario está estructurado en cuatro partes. En la primera parte, “Desde el embarcadero, mientras llega la barca” es donde podremos apreciar un mayor peso de la infancia y del porqué de este libro. Transcribo a continuación íntegramente un poema que abre el libro y se encarga de desvelárnoslo así (página 17):
SILLAS INVISIBLES
Las sillas
son invisibles
en el santuario
de mis afectos.
Siempre dispuestas
para quien quiera
ocuparlas.
Respecto a los recuerdos, nada mejor que los siguientes maravillosos versos para conocer y sentir a fondo su peso y colorido en esta obra (página 37):
Y cuando el mar se aburra
de tanto ir y venir
a borrar nuestras huellas en la orilla,
(…)
Abriremos el álbum
y hallaremos la senda
que nos lleve al ayer.
Aparte de lo anterior, ya desde este primer bloque, percibiremos, constantemente, la preocupación social del autor que abarca todos los temas posibles (violencia de género, pobreza, injusticia…). Esta preocupación recorrerá todo el libro y comienza ya desde las primeras páginas como podemos percibir en una estrofa del poema “Platero indiferente” (página 29), que transcribo a continuación:
PLATERO INDIFERENTE
La vida es un teatro que amenaza
con echar el telón
y retirar el foco
que le pone colores a la escena,
un teatro que te permite,
mi pequeño Platero,
comer tu hierba fresca cada día.
(…)
En el segundo bloque, dedicado a “Los que ya alcanzaron la otra orilla”, disfrutaremos de doce poemas muy sensitivos y elegiacos sobre cantantes, actrices, poetas… que se marcharon no sin antes dejarnos obras inmortales que aún hoy cuentan con toda nuestra admiración. De esta parte destaco y traigo a colación unos versos dedicados a la gran pintora Frida Kahlo por su especial interés y relevancia:
Todo es desolación en tu paisaje, Frida Kahlo,
tan solo hay esperanza en esa cruz
que corona la torre más pequeña
y dibuja el camino de las luces,
como un ave con alas infinitas
que despliega su vuelo
sobre la soledad de los tejados.
El tercer bloque, “Lugares y maletas”, está conformado por diez poemas líricos que versan sobre lugares que han influido en la figura del poeta bien por su belleza como el Valle del Jerte o La Alcarria o bien debido su importancia política, social o urbanística como Madrid, aunque en este caso al paisaje también se le une la crítica (página 74):
Madrid me ha dado muerte
y luego ha dicho:
“Levántate y camina,
regálale tus pasos a mi brújula y a cambio
consentiré que sigas vivo.”
No obstante, el más emotivo de todos los bloques, será el último, titulado “Con el dolor a cuestas”, aquí el dolor del protagonista se une al de todos los desheredados como ocurre en el poema “Niños sin zapatos”, que es uno de los más significativos de este bloque, como demuestran los siguientes versos (página 91):
¿Qué mano justiciera
será la que os obliga
a pisar sin zapatos las veredas del mundo,
niños comidos de miseria?
Como hemos podido constatar el yo poético se pregunta y clama impotente ante tanta injusticia y nos deja su potente voz teñida de amargura, aunque también, todo hay que decirlo, de esperanza.
En suma, un libro cuidado como todos los que publica esta editorial. Con belleza y compromiso en sus musicales versos. Sillas que al fin al cabo a partir de ahora serán también un poco nuestras y nos animarán con su presencia a sentarnos figurativamente para compartir sentimientos y dejarnos llevar como el agua que tanto aparece en este poemario y con la que pongo punto y final a esta reseña, puesto que ese río (que aparece en la página 28) es un gran símbolo que resume buena parte de todo lo que el poeta ha querido transmitirnos con sus SILLAS INVISIBLES:
El río
es solo una postal que está dormida
en el buzón de tu corbata,
(…),
donde florecen sueños de colores
para prenderle brillo de esperanza
al futuro imperfecto.
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