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La vida es bella o ¿no?
La vida es bella o ¿no?

¡A LA MIERDA LA AUTOAYUDA…!

Regresa Azucena del Valle de sus vacaciones en sus tierras del Valle del Tiétar con el artículo "¡A la mierda la autoayuda!", una crítica sobre los libros de este género que invaden nuestras estanterías. Como dice mi amigo el Jonathan: "estos libros son una mierda. Si valiesen para algo, al leer uno lo hubiese solucionado todo". ¡Qué razón" tiene el jodío. ¡Cuánto sinvergüenza hay por el mundo haciendo cursos que no valen para absolutamente nada. ¿Verdad, Juan Ángel? Bueno, sólo para forrarse esos couches que no valen para nada.

- ¡Ay!, Puri, me había dado por soñar…

- Pero Vani, ¿a estas alturas? Si tu siempre tuviste los pies en el suelo y ya te he dicho que los sueños alejan de la realidad, porque pierdes el control sobre los contenidos, las imágenes y la memoria, que luego la cabrona lo embarulla todo.

- Pero por una vez, creí que me saldría bien y apunte a las estrellas, y mira donde me he quedado, cerca de Torrelodones.

- ¡Ya te digo!, tú siempre quieres atinar lejos y te metes en los proyectos con ansias creyendo que te pasará, no lo bueno, sino lo mejor. Pero la realidad es tozuda y da tortas como panes.

- Nunca hice valer mis normas; nunca puse condiciones ni barreras. De eso se encargaron los demás y no se puede vivir mucho tiempo con los preceptos de otros, los que siempre aparecen porque nunca se han ido y acaban condicionando tu vida, la manipulan y la convierten en una mierda.

- De poco vale la experiencia cuando de relaciones humanas se tratan, porque nos las dan todas. Y más a la gente incauta que va de frente porque es impulsiva y las emociones se desbordan y te hacen patinar. Mejor dejar la lengua quieta de vez en cuando, que como me decía mi padre de pequeña, “tú no puedes ser monaguillo, porque contestarías antes que el cura”. Yo también soy incapaz de pensar antes de hablar y sacar la lengua a bureo. ¡Cuánto hubiera ganado yo si hubiera hecho caso a mi padre!

- Pero tía, es que cada vez tengo las tragaderas más pequeñas, y cuando una situación se repite una y otra vez, entro en bucle y soy un ciclón. ¡Me enciendo ante las injusticias!

- ¿Y que son las injusticias, si a eso vamos? lo que para ti es verdadero puede no serlo para el otro, porque cada uno tiene sus razones y su vara de medir. ¿Piensas en las suyas cuando te encabronas?

- ¡Mira tía! ¡Encima no me quites la razón, que me encabrito todavía más!

- Pero Vani, a estas alturas de la vida, ¿todavía crees que te van a pasar cosas buenas? ¿Qué plantarás un árbol, tendrás un hijo y escribirás un libro? ¿Tú vives en el país de la Barbie Planchadora esperando a tu Kenneth Sean Carson? ¡No me jodas, tía! Qué ya tienes una edad para soñar con tonterías…

- Visto así… Me hundes, pero tienes razón. Nosotras ya estamos para sopitas y buen vino y empezar a buscar residencia de mayores, un suponer; no para empezar nuevas relaciones y dejar volar la imaginación.

- ¡Cuánto daño han hecho los libros de autoayuda! Esos que te dicen que todo depende de tu actitud. ¡Y una mierda! te acaban culpabilizando todavía más porque te hacen creer que si no alcanzas tus sueños es porque no te has esforzado lo suficiente. Nos lo hemos creído y lo que hacen solo en sumirnos en la miseria y jodernos ¿Actitud positiva ante una enfermedad terminal que te va minando poco a poco? ¿Actitud positiva ante un jefe que te jode desde que entras en el despacho y dejas el bolso? ¿Actitud positiva ante alguien que te miente y te humilla cada día? ¡No me jodas, si no puedes intervenir en la mayoría de las cosas que te destrozan la vida!

- Pues si casi nada depende de nosotros, ¿qué podemos hacer para encontrar un poco de felicidad?

- Aprender, Vani. Aprender cada día y recapitular. Tomar las riendas de tu vida y escoger sendas menos dolorosas. ¿Que ves que el camino que has elegido no te aporta un ápice de tranquilidad y que nada cambia?, no te empecines, haz un ghosting y aléjate cuanto antes.

- Pero ¿y si no puedo?, ¿Y si estoy convencida de que si resisto gano y soy capaz de eliminar las connotaciones negativas, los obstáculos que me impiden alcanzar el objetivo? También hay metas intermedias que me pueden dar impulso…

- Es difícil abandonar los sueños, muy difícil. Tus ideales, tus valores te ayudan a seguir un rumbo en la vida. Pero hay que empezar a trabajar en uno mismo, lo primero. ¿Por qué nos sentimos incapaces de cumplirlos? En primer lugar, porque nos paraliza el miedo; porque nuestra autoestima se viene abajo con demasiada facilidad; porque nos convencemos de que perseguimos una utopía; porque algunos sueños nos parecen inalcanzables y nos despertamos a las cinco de la mañana y se va la ilusión… Aunque te parezca mentira, a veces somos nosotros mismos los que ponemos los límites.

- Eso significa que no debo permitir que nadie me diga lo que tengo que hacer; que la elección depende de mí; que el rumbo de mi vida está en mis manos.

- ¡Por supuesto, Vani! Siempre que no construyas castillos en el aire sin una base sólida debajo, que pierdas el miedo y te lances. Y si te equivocas… ¡a la mierda!, ¡Vuelves a empezar!, pero habiendo aprendido la lección y sin dar marcha atrás ni para tomar impulso. ¿Quieres algo? Pues ve a por ello con todas tus armas y no sientas lástima por los que se quedan atrás. ¡Actúa! Tú eres lo más importante, no lo olvides nunca.

- Pero me decías antes que no siempre se cumplen nuestros sueños.

- Por supuesto, decía Theodore Roosevelt que “Es duro fracasar, pero todavía peor no haber intentado nunca triunfar”. El camino te hará más fuerte, céntrate en el viaje, persevera sin desfallecer.

- ¿Y tanto esfuerzo merecerá la pena? Lo que me estás proponiendo cuesta mucho y perseverar, si estoy equivocada, me puede llevar a sentirme cada vez peor, a agotar las fuerzas si estoy fuera de la realidad y me engaño yo sola. La resignación conlleva malestar y dolor, pero perseguir algo a toda costa, cuando las posibilidades se van agotando, me da que aún es peor.

- ¡Pues cambia la dirección! Tal vez no se trate de vencer los miedos y gestionarlos, sino de resolverlos, como afirman la psicoterapeuta Goicoechea y el psicólogo Cascallana. ¡Aprende a resolver lo que te hace sufrir sin convencerte de que no te has esforzado lo suficiente! Saca lo mejor de ti misma, supérate, tienes recursos.

- Pero los sueños nunca vienen solos, traen emociones, ilusiones, expectativas, esperanzas… Y todo juntito, en el mismo paquete, se va a la mierda.

- ¡No pasa nada! Si sueñas es porque estás viva y si recorres el camino, al final te das cuenta de que no eres la misma que cuando lo iniciaste. Siempre el proceso merece la pena, ¡porque has aprendido! Ahora citaré a Martin Luther King junior: “Si no puedes volar entonces corre, si no puedes correr entonces camina, si no puedes caminar entonces arrástrate, pero sea lo que hagas, sigue moviéndote hacia adelante”. ¿Y si te estás empecinando en algo que no merece la pena?

- ¡Ahí me has dao, Puri! ¡Pero nunca dejaré de moverme!

- ¡Cien por cien, Vani! ¡Cien por cien!

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