Al margen de los films, y de todos los libros hagiográficos sobre el Mariscal de Campo Erwin Rommel, existieron tres Mariscales de Campo y un Coronel-General, como poco, superiores a Rommel. Los citaremos por orden de importancia: Walther List, Erich von Manstein y Walther Model, mientras que el jefe/Generaloberst de los panzers/Blitzkrieg sería Heinz Guderian. Dentro de los magníficos y documentados libros de la editorial HRM, esta hoy se acerca, con todo rigor, al Generalfeldmarschall Otto Moritz Walter Model, nacido en Genthin, el 24 de enero de 1891, y muerto/suicidio en Ratingen, el 21 de abril de 1945. El 20 de abril, al desobedecer, por ser un disparate, las órdenes de Adolf Hitler de destruir las fábricas de la bolsa del Ruhr, sería calificado por Joseph Göbbels como de traidor, lo que rompió cualquier lazo con el Führer y su régimen criminal, decidió suicidarse disparándose un tiro en la sien, ya que él consideraba que: ‘un mariscal de campo alemán no se rinde…, no es posible’. Siempre fue considerado un oficial muy capaz. 21 de abril de 1945, al comandante Winrich Behr: “Behr, no creo yo, como mariscal de campo, que con mi fe en la victoria de mi país soy responsable de la muerte de miles de mis soldados, vaya a salir ahora de estos bosques para ir en busca de Montgomery, o de los estadounidenses, con las manos en alto y decirles, Aquí estoy, soy el mariscal de campo Model, me rindo”. El mariscal de campo Model siempre estuvo en la crítica y en el debate de los militares alemanes de muy alta graduación. Será su nombre y el de Johannes Ferdinand Schörner (Múnich, 12 de junio de 1892-ibídem, 2 de julio de 1973), otro Generalfeldmarschall de la Wehrmacht con un comportamiento más que reprobable con sus subordinados. Esto es lo contrario de lo que representaron, en el colectivo historiográfico, otros militares alemanes tales como von Manstein, el ‘genio operativo’ de la Wehrmacht, o Guderian y su ‘guerra relámpago’, o el mítico Rommel considerado un caballero en todo su comportamiento, quien debería suicidarse, tras oponerse a Hitler, ya que si no lo hiciera él y su familia serían eliminados. Por el contrario, tanto Model como Schörner se sintieron muy vinculados al propio NSADP o Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. Model no era fácil de aceptar, ya que su carácter lo enfrentaba, de continuo, a sus superiores. El Mariscal de Campo Gunther von Kluge, que al participar en el complot contra Hitler se vio obligado a suicidarse escribiría sobre su compañero: “17 de marzo de 1943. Puntos fuertes: una saludable ambición, una fuerza de voluntad particularmente intensa. Compromiso personal muy elevado. Particularmente rápido en la toma de decisiones. Puntos débiles: su constante deseo de acción es imposible de contener, y puede ser una carga para sus subordinados y sus tropas”. Walter Model expresaba sus ideas sin ambages, y su soberbia le impediría, en ocasiones aceptar los puntos de vista de los demás. Muchas veces la agria polémica y el sarcasmo burlesco eran sus formas de relacionarse con otros militares del Heer. Existen muchas anécdotas sobre su comportamiento atrabiliario, grosero y hasta soez, cosa extraña para una persona que había recibido una educación religiosa muy piadosa, y una formación global de categoría. Se refiere que varios oficiales solicitaron el traslado cuando recibieron la orden de que deberían estar bajo su mando. Se atrevía, incluso, a tomar decisiones contrarias a las del propio Adolf Hitler, algo realmente peligroso, por la conocida idiosincrasia del Führer. Por consiguiente, contrastaba con el carácter educado y metódico del Mariscal de Campo Gerd von Rundstedt, quien lo acusaba de tomar decisiones rápidas y contundentes, siempre tratando de conservar el favor de Hitler. El sobrenombre de ‘El León de la Defensa’ lo obtuvo en su defensa del saliente de Rzhev, en el invierno de 1941. «Walter Model fue probablemente el mejor comandante superior alemán de la Segunda Guerra Mundial. Frente al metódico Rundstedt, o a un Manstein capaz de captar todos los problemas operacionales de una situación, Model era un soldado enérgico, con una fuerte carga de desprecio hacia las jerarquías, y dirigía a sus hombres desde el frente. Comandante atrevido y a veces rayano en la imprudencia, su avance hacia Kiev en 1941, la resistencia en el saliente de Rzhev, el contraataque en Varsovia en agosto de 1944 o la rápida reacción a la Operación Market-Garden se cuentan entre las mejores batallas alemanas de la guerra. La resistencia de la Wehrmacht en el Oeste del otoño de 1944 se debió, entre otros factores, al talento defensivo de Model. Model fue un partidario convencido del nazismo. Vio cómo su carrera se propulsaba hacia arriba con la llegada de Hitler al poder. No participó en el complot anti-hitleriano de julio de 1944. “Soy un soldado”, fue su respuesta cuando le pidieron ayuda para acabar con Hitler. Por lo menos hasta después de la ofensiva de las Ardenas, conservó el favor de Hitler. Era el soldado ideológicamente sólido y “popular”, sin los matices aristocráticos de la casta profesional del estado mayor, que el dictador soñaba para dirigir su Wehrmacht. En los momentos de la debacle final del Tercer Reich, Model sacó a relucir lo mejor de su oficio como soldado y lo peor como ser humano. Para él, la victoria era una cuestión de fe y voluntad radicales. El derrotismo y la falta de entrega absoluta eran sinónimos de cobardía. Todo estaba subordinado al éxito de las operaciones. Incluso cuando ya no había esperanza alguna, Model continuó dictando órdenes irracionales y criminales hasta que, en abril de 1945, se quitó la vida antes de caer prisionero». El libro presenta varios estudios prístinos, desde la relación de la carrera militar del mariscal alemán, hasta la participación de la Wehrmacht en los crímenes del Tercer Reich, en esa malhadada y sangrienta guerra mundial, entre 1939 y 1945. En el año de 1919, tras la inexplicable e indigerible derrota en la Gran Guerra (1914-1918), Model fue uno de los 4.000 oficiales que el gobierno alemán seleccionó para poder dirigir el Reichswehr. Los dirigentes alemanes crearon una oficina de estado mayor encubierta, que se denominó como Truppenamt, y allí sería destacado, sobre todo, por como comprendía claramente los problemas de la guerra moderna, que estaba prevista se pudiese producir en la primera mitad del siglo XX. “Su ambición y seguridad en sí mismo y su falta de escrúpulos contribuyeron a acumular en Ucrania las tropas que hubieran sido necesarias para evitar el desastre de Bagration. Su gran éxito fue la salvación de los restos de la hecatombe. En agosto de 1944, tras detener a los soviéticos a las puertas de Varsovia, fue trasladado al frente normando. Para ese momento, Model se había convertido en uno de los “apagafuegos” que Hitler situaría en los sectores más comprometidos, un resistente (Stebern), un luchador hasta el último cartucho, hasta el último hombre”. Partiendo de la base de que soy un defensor, a ultranza, del género biográfico para el estudio analítico de la historia, ya que es el que suelo utilizar en mis libros; deseo indicar que estamos ante una obra sobresaliente y más que necesaria para llegar a la consciencia de uno de los más importantes militares del Tercer Reich alemán. Walter Model sería considerado como uno de los mejores militares alemanes de la Segunda Guerra Mundial, inclusive para algunos especialistas sería el mejor, para otros historiadores solo sería superado por von Manstein. Para finalizar, deseo indicar que estamos ante una obra biográfica sobresaliente. «Nihil novum sub sole. ET. Unus non sufficit orbis». Puedes comprar el libro en:
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