Entrevista con el autor de "Nazarí"
Granadino de nacimiento y de corazón, el sociólogo, politólogo y autor Mario Villén Lucena prosigue con el éxito reciente de “Nazarí” (EDHASA, 2020) la serie de novelas históricas de corte épico dedicadas a la Historia medieval de España, y especialmente las tierras andaluzas que tan bien conoce, y que ya había comenzado con las novelas “El escudo de Granada”, sobre la epopeya de la defensa del castillo de Moclín, que se ganó a pulso ese apodo por su resistencia desesperada ante una fuerza enemiga aplastante, y “40 días de fuego”, que narra la violenta conquista, el saqueo y la destrucción de Sevilla en el siglo IX por hordas vikingas a las que nadie podía resistir, salvo las huestes de Abd al-Rahman II.
Después de pasar seis meses pergeñando la novela histórica “La Voz y la Espada”, ambientada en 1700 en Versalles, sobre las aventuras, amoríos y venganzas de la famosa e infame cantante y espadachina bisexual Julia d’Aubigny, conocida por sus admiradores como “La Maupin”, y por el jefe de la policía de París como “la Peste”, creía que, al ponerle punto y final, ya lo sabía todo sobre esa mujer, y no guardaba más misterios. «Por fin», pensé con alivio y nostalgia, «ya puedo devolverte a la biblioteca de historias rocambolescas de la Historia, a la vitrina con el rótulo: “Historias silenciadas para adultos”, y darle doble vuelta a la llave».
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La escritora Vic Echegoyen ha escrito una de esas novelas históricas que quedarán en nuestra memoria durante mucho tiempo por su arriesgado planteamiento narrativo y porque cuenta una historia de aventuras con el gusto de un Dumas en su mejor momento. En “La voz y la espada” biografía a una mujer única en la historia: la cantante y espadachina Julia d´Aubigny.
Autora de “La voz y la espada”
Vic Echegoyen es una escritora hispano-húngara nacida en Madrid que vive a caballo entre Hungría, Viena y Bruselas. Parecido le ocurre a la protagonista de su nueva novela “La voz y la espada”, Julia d´Aubigny, que también vive a caballo, pero ésta de manera literal porque su vida siempre fue un movimiento constante por tierras francesas, belgas y españolas donde ejerció ocupaciones a cada cual más original y peligrosas.
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