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Un delicioso ensayo sobre el mundo más desconocido de la música clásica

Reseña del ensayo "Música, delicias del mundo", de Antonio Daganzo. Ondina Ediciones. 2023
Por Jesús Díaz Hernández
jueves 14 de septiembre de 2023, 17:16h
Música, delicias del asombro
Música, delicias del asombro

No resulta una tarea sencilla contar, describir la música por medio de la palabra; es más, por la propia lógica interna de la música –sonidos que producen una serie de emociones que nos embriagan (buena música) o nos molestan (mala música)-, la explicación que podríamos dar (en este caso escribir) se nos antoja harto difícil e, incluso, para muchos imposible.

Pues bien, estamos ante un caso paradigmático de cómo llevar a buen puerto esa tarea (de héroe) de contar con palabras la buena música. Me refiero al libro “Música, delicias del asombro”, del periodista, poeta y musicógrafo Antonio Daganzo.

Antonio Daganzo sorprendió a todos cuando en 2014 publicó “Clásicos a contratiempo”, su primer ensayo de divulgación musical, que hoy en día sigue siendo un manual de referencia en España para todo aquel que quiere introducirse en la música clásica, y digo sorprendió porque nadie esperaba (excepto los que conocíamos de su sapiencia musical) un ensayo tan preciso en sus definiciones, tan lúcido en sus análisis y, en fin, tan exquisitamente escrito.

Nueve años después de ese ensayo nos llega (los que amamos la música clásica se lo estábamos reclamando con insistencia) este nuevo y magnífico “Música, delicias del asombro”, donde Antonio Daganzo da una vuelta de tuerca a sus planteamientos musicales y nos ofrece una muestra más de su sapiencia melómana para nuestro solaz y deleite. Y es que el libro, que lleva el subtítulo de “De Palestrina a Augusta Holmès. 100 curiosidades del repertorio clásico internacional”, es un manual muy preciso que nos permite conocer cien obras del repertorio clásico –de otros tantos autores que vivieron entre los siglos XVI y XIX-, y que, a menos de que se sea un erudito melómano, muy pocos sabían de su existencia.

Y de eso trata este libro, de que conozcamos una centena de obras del repertorio clásico, y sus correspondientes autores, que han pasado, en su mayoría, desapercibidas, no solo para el gran público sino, incluso, para el buen aficionado a la música clásica. Es, por tanto, un ensayo imprescindible para los amantes de la música que, además, no dejará indiferente a nadie, pues Antonio Daganzo, que atesora, como ya ha demostrado en sus novelas y poemarios, una calidad estilística insuperable, muestra aquí una capacidad de síntesis (los capítulos son muy breves aunque muy intensos) que permite, mediante una lectura amena, adquirir un conocimiento exhaustivo de la obra y del autor que estamos leyendo.

No me resisto a dejar aquí aquello tan socorrido de “para muestra, un botón”. En este caso el botón es un breve párrafo del capítulo dedicado a un músico hoy prácticamente desconocido, Georg Muffat (1653-1704), y a su obra “Splendidae Nuptiae”; autor que, como se nos dice en el libro, contribuyó como pocos músicos al auge del Barroco germano:

“Muffat no dejó de escribir música vocal; sin embargo, su inventiva se volcó principalmente en el órgano –con su “Apparatus musico-organisticus, de 1690-, y la admiración por Corelli le llevó a rematar, a la manera del italiano, una colección de doce “concerti grossi”. Su producción instrumental quedó realzada por las maravillosas suites para cuerdas “Florilegium Primum y Florilegium Secundum”.

Pocas palabras, exquisitamente ensambladas en un párrafo breve pero intensamente descriptivo, son suficientes para hacer conocer la valía, y la obra, de un músico desconocido pero fundamental para la música barroca.

Sin embargo, no crea el lector que todo se limita a una agradable y didáctica lectura: la verdadera valía de este libro está en un aspecto práctico en el que muchos ya habrán reparado, y que el que esto suscribe considera fundamental para su auténtico disfrute. Me estoy refiriendo al valor intrínseco de leer un libro sobre música mientras se escucha la música descrita en el mismo. Un placer digno de dioses griegos bebiendo ambrosía en el Olimpo. Quien piense que exagero sólo tiene que adquirir el libro, empezar a leerlo y enseguida se encontrará con la necesidad, incluso el deseo incontrolable, de escuchar esa música que nos es descrita con tanta pasión y claridad. Hoy en día, el fácil acceso a internet nos proporciona la feliz posibilidad de encontrar la música que Antonio Daganzo describe en su obra para escucharla sin el menor problema. Es entonces cuando se hace realidad la inmensa frase que Nietzsche legó a la posteridad: “La música ofrece a las pasiones el medio para gozar de ellas mismas”; un goce que aumenta, más si cabe, con el conocimiento que estamos adquiriendo mientras leemos sabios comentarios sobre lo que estamos escuchando.

Disfrutar de partituras muy poco conocidas (cuando no totalmente desconocidas) de la música clásica es como un premio para el melómano, pero también para el simple aficionado, pues no de otra forma se puede calificar una experiencia similar. Desde autores conocidos como Vivaldi, Mozart, Schubert o Beethoven, hasta desconocidos como Carissimi, Dowland, Stamitz o el citado Muffat, todos tienen en este ensayo una obra que no ha tenido la repercusión que merecía, pero que ahora, gracias a este libro, recuperamos y podemos apreciar en toda su valía.

Antonio Daganzo ha dado con esta obra un paso más en su brillante carrera de escritor, en este caso como musicógrafo y divulgador cultural. El libro merece la pena leerse y disfrutarse, más aún si tenemos en cuenta la preciosa y cuidada edición que ha realizado Ondina Ediciones, lo que no es baladí a la hora de que un libro en nuestras manos nos resulte atractivo y nos impulse a su lectura.

Jesús Díaz Hernández
Poeta y dramaturgo

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