El título es una buena muestra de ello, ya que remite a una obra maestra del jazz, “So what?”, en concreto del inigualable, Miles Davis. No parte pues de un hecho trivial sino de lo más grandioso recorriendo pues un camino a la inversa, diríamos de lo angelical a lo humano.
La poeta nos cuestiona directamente, nos propone reflexionar sobre ese indiscutible binomio de miserias y prodigios, buscando de nuevo razones para seguir confiando en la condición humana. Luego, nos concreta, desde el mismo título que se trata de “otra historia de jazz”. En efecto, si algo distingue este poemario es el carácter universal y cosmopolita que recae en la música, acaso en la musicalidad de la poesía. No escapa tampoco, el anhelo viajero de la autora y de la música del jazz. Se produce por tanto, una suerte de quiasmo donde la realidad y la ficción conforman esa tendencia poética de la “glosa histórica”. Cuando biografía y arte se entremezclan, lo enigmático, lo insólito y lo sorprendente están asegurados. Solo como dato suplementario, la propia redacción de Libros-Canente no puede confirmar con exactitud muchos datos biográficos. Ciertamente, el manuscrito se envió desde Barcelona, pero quizá se deba a un golpe de azar y no sea su lugar de residencia, a tenor de lo que un servidor ha podido redactar en el prólogo del poemario. Establecemos pues, un indudable paralelismo entre ese hecho enigmático que vincula (o desvincula) obra y vida, ajustándose a la perfección con la esencia del jazz y, a ciencia cierta, con el maestro de esas vidas inventadas y obras certeras, tal fue, Blaise Cendrars. El genial poeta suizo aparece en este poemario como un protagonista visible y convincente. De hecho, uno de los mecanismos líricos de Alicia Garcí Serot radica precisamente en participar de manera directa en el relato, desajustando espacios y tiempos, acaso reajustando sus deseos. Una recurrencia metaliteraria de gran valor y efectividad, porque en varios momentos, el lector o lectora, puede llegar a creerse que Blaise, Alicia y están tomando copas en Nueva York. En el primer poema, titulado “What a wonderful world”, ya nos lo expresa:
“L. Armstrong nos invita por su 70 cumpleaños y allí grabamos ``Louis Armstrong and friends´´. Celebramos desde luego la amistad con música, poesía y pacíficos licores. Hay recintos sagrados que deben permanecer como testamento y legado de lo brillante. Nos detenemos ante su estrella en el Paseo de la Fama de la meca del cine. Es el número 7601. Blaise Cendrars y Billie Holiday caminan junto a mí. Nos dirigimos hacia Broadway, en realidad, al Saint James Theatre. Me late a toda velocidad el corazón, pues el jazz me fascina en todas sus formas”.
Al término de la lectura de So what? Otra historia del jazz, se podría percibir distintas concepciones poéticas que oscilan entre lo que conocemos como Humanismo Solidario, pasando por una suerte de Romanticismo Cívico y las resonancias de las vanguardias. En cualquier estamos ante una poesía de corazón que se fundamenta en el placer de la música y se reconoce en la libre responsabilidad de la humanidad, bien con el anhelo viajero, bien con la mirada multidireccional de la escritora. En esa vía de conocimiento, técnica y pasión que representa la poesía para Alicia Garcí Serot, nos topamos con otra historia del jazz, acaso una palabra poética nueva que debe conllevar y conlleva la emoción, la intensidad, la pureza lexical más absoluta y sorprendente. No puede ser de otra forma, pues la poeta nos sobrepasa cuando añade a su visión y concepción que la poesía está en estrecha conexión con la experiencia interior de los seres humanos, recordando “el pacto autobiográfico” que acuñara el investigador Philippe Lejeune, en virtud del cual, se establece un contrato entre el autor y el lector, donde el autor promete decir la verdad sobre sus experiencias personales. En efecto, nada más verdadero que trazar un itinerario histórico sobre los grandes del jazz, pues el placer no entra en conflicto con lo ficticio o la mentira, menos aún cuando se inspira en el sosegado y a la vez perturbador paisaje de tradiciones poéticas y musicales. Alicia Garcí, al modo barthiano, considera que la palabra lírica es palabra meditada, y, su reflexión atiende a los ideales que buscan la comunión entre distintas artes de creación y de estructuración. El poema es sucesión de ritmos: “Un, dos, tres y vamos, claqué en jam session, para que la esperanza forme bloque y sea disco de coleccionista”, en otro fragmento “Los auténticos monstruos se escapan de la razón pura y se alojan en los hangares emblemáticos de la creación más descompasada y más perfecta a la vez. La esperanza estira los legados de las leyendas para grabar los nombres y las promesas, todo lo improvisado que nos conduzca mutuamente del placer al placer y viceversa”. En ese cruzar décadas, jardines, continentes, puentes, la autora sella su compromiso a 33 rpm, rompe moldes y etiquetas, nos alerta de que “el injusto, cruel y descabellado racismo sigue haciendo estragos”. La metáfora es el universo que se crece en voces como la de Nina Simone, Dinah Washington o Carmen Mac Rae entre muchas otras, paralelamente brota la sangre en mágicas actuaciones de John Coltrane, Miles Davis, Charlie Parker entre muchos otros, quizá porque lo imaginario requiera cierta enajenación en las estructuras, reformar primitivamente el pensamiento simbólico que oscila tembloroso entre la imagen y el espejo. José Carlos Mainer, catedrático inconmensurable se refirió a la lírica del grupo de Canente en su primera época, como la lírica de la “Generación del Charol”. Alicia Garcí, es heredera de esa generación y va dejando marcas a lo largo de sus poemas en prosa, “Por la quinta avenida, vienen los hermanos Cannonball, Adderley y Nat con los ecos del rythm and blues pegados a los zapatos de charol”, en el magnífico poema acróstico dedicado a Billie Holyday titulado “All that jazz is also all my life” escribe: “a tus zapatos de charol, venero, Lady Day”, en el poema “Radio Emerson, leemos “La Gran Manzana es de terciopelo azul y negros ribetes de charol”. Brillantez, resistencia, esteticismo, naturalidad y un toque de barniz para obtener un todo sugerente, en suma, los rasgos del charol son también parte de los textos de Alicia Garcí Serot.
Puedes comprar el libro en: