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Ernesto Pérez Zúñiga
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Ernesto Pérez Zúñiga (Foto: Javier Oliaga)

Entrevista a Ernesto Pérez Zúñiga, autor de “No cantaremos en tierra de extraños”

“La lectura es una máquina del tiempo”

Por Javier Velasco Oliaga
lunes 26 de septiembre de 2016, 12:13h

No cantaremos en tierra de extraños” es la última novela del escritor madrileño Ernesto Pérez Zúñiga que ahora publica la editorial Galaxia Gutenberg. El autor, después de pasar por varias editoriales, “lo que no me gusta del mundo editorial es la comercialidad", afirma. Parece que, definitivamente, ha encontrado una editorial literaria que está fuertemente involucrada con la calidad literaria, donde la literatura sea el valor principal, y con su obra.

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Ernesto Pérez Zúñiga
Ernesto Pérez Zúñiga (Foto: Javier Oliaga)

La novela parte del final de la Segunda Guerra Mundial. Las tropas republicanas españolas de la Nueve, acababan de liberar Paris. Los dos protagonistas de la novela, supervivientes de la guerra, se conocen en el hospital Varsovia de Toulouse -la pequeña España- donde están convalecientes. Allí deciden regresar a la España gris de posguerra para salvar a la mujer de uno de ellos, ya que no podían salvar al país del dictador.

A ritmo de thriller y, también, de western se desarrolla la trama de la novela; por una España asolada por el hambre y la depresión. En la novela tiene un especial protagonismo el campo por donde discurre la acción. “La naturaleza es la realidad y la civilización es como los escenarios de un teatro. Nuestros actos, sí son realidad. No como los países que son realidades mentales que parecen consistentes pero no lo son”, nos dice el escritor en la entrevista que mantuvimos en una pausa de su trabajo a la hora de comer.

Los protagonistas de la novela reprochan la actitud que los gobiernos franceses tuvieron con los exiliados republicanos. “El Primer Ministro Daladier les acogió mal, les confinó en campos de refugiados con unas pésimas condiciones. Primero, eran refugiados y después, eran sospechosos. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, el general Leclerc, que era un iluminado, se fue a recoger a esos campos de refugiados a soldados republicanos que seguían teniendo fe absoluta para luchar contra el totalitarismo. Les prometió que, terminada la guerra, volverían a España a luchar contra Franco”, explica el autor de “No cantaremos en tierra de extraños”.

Todas esas promesas se rompieron. El general Charles de Gaulle reconocería a la España franquista y todas las esperanzas se diluirían como un azucarillo en el oceáno. Hubo, por lo tanto, una doble traición ya que tampoco se reconoció, es más se ocultó el papel fundamental de las tropas republicanas en la liberación de Paris, quizá por puro racismo a todo lo que venía del sur. “Por eso, pretendo fomentar la reflexión sobre el totalitarismo y el fenómeno de los refugiados que está tan de actualidad”, recalca Ernesto Pérez Zúñiga.

“Me interesa la posguerra europea porque se cuando se construyen los cimientos sobre los que estamos creciendo”, señala y añade “empiezo a cuestionarme si la seguridad es tan importante. Hay muchos discursos contra la democracia actual que vienen del totalitarismo y del terrorismo. Creo que el nacionalismo es una manera de totalitarismo”. Por eso, opina que estamos en un momento muy complicado en el que “se deben reivindicar los valores. Mucha gente luchó por eso, por tener una sociedad más libre aunque se quedó, como en el caso de los republicanos españoles, en tierra de nadie”.

Para documentar bien al escribir la novela, leyó el libro de Evelyn Mesquida “La Nueve”, entre otros libros. Los testimonios sobre el hospital Varsovia también ocupan parte de la novela. “Era un pequeña España con personas que lo perdieron todo y, en medio de esa ruina, seguían luchando. En medio de esa desolación persisten en buscar el sentido de la vida”, expresa con sentido este escritor que trabaja en el Instituto Cervantes. “Si bien no podemos cambiar el mundo, al menos sí podemos cambiar lo que hacemos”, subraya.

Los dos protagonista, Manuel Juanmaría, que ya protagonizo su novela “Santo Diablo”, “es el más puro representante de lo que es la fe. Está absolutamente derrotado pero sigue teniendo el sueño de cambiar al mundo. El sí canta y cuando lo hace se salva. El otro protagonista es el sargento de la Nueve Ramón Montenegro, es hijo de carlista, y es el representante en la novela de las personas que eligen. “Se habla mucho de determinismo, pero Montenegro es el caso de la persona que lucha por cambiarlo”, señala el escritor y añade “realmente, el motor de la novela es Montenegro.

“Para mí, la realidad es la suma de todo. Cuando se habla de una novela realista se dice que el objetivo de lo real es la suma de lo consciente y de lo inconsciente. Una novela de este género cuenta todas estas partes”, reflexiona el autor de “No cantaremos en tierra de extraños”. Quizá por ello, la novela resulte muy visual, muy cinematográfica. La cámara de cine se mete en el ojo del protagonista y es cuando escribe los párrafos en cursiva el autor. “Estos diferentes puntos de vista multiplican la visión de la realidad y nos muestran la intimidad de los protagonistas”, concreta.

El escritor madrileño ha querido hacer un viaje por la España rural de los años cuarenta, así los protagonistas se comportan como forajidos de un western, en la novela hay múltiples referencias a esas películas que ven cuando estaban en el hospital o recordándolas del pasado. “En ese territorio, todo es posible, es desconocido para ellos, después del tiempo transcurrido en Francia. Cuando andan por La Mancha tienen algo de Don Quijote y Sancho Panza, es una clara referencia pero, también, hay otras a la literatura, Cara de Plata de Valle, por ejemplo, y al cine, no por algo fue Montenegro profesor de literatura”, nos recuerda Ernesto Pérez Zúñiga.

Ambos protagonistas son arquetipos literarios, “quería hacer evidente que los que vemos en el cine o leemos en los libros determinan nuestra lectura”, apunta y concluye diciendo “La lectura es una máquina del tiempo” que nosotros podemos manejar a nuestro agrado, yendo a visitar los lugares o las épocas que más nos interesen. A Ernesto Pérez Zúñiga le interesa, sobre todo, la vida que surge después de las guerras más crueles.


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