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Euforia y desazón
Euforia y desazón

EUFORIA Y DESAZÓN

Una realidad oculta

miércoles 10 de diciembre de 2025, 15:14h

Euforia, júbilo, notar que se pueden hacer las cosas, a pesar de la desazón, de la penumbra. No se dan facilidades, hay que ganarse la forma de vivir, cada cual como puede, o le dejan. Todos sabemos que la felicidad no existe, eso es una engañifa por parte de la publicidad y las empresas que siempre quieren vendernos algo.

En realidad, hay que compartir espacios. Un viejo garaje, reconvertido en una academia de clases particulares, donde la suciedad se mezcla con los balances provisionales, donde las vidas humanas se entrecruzan en situaciones tensas y, a la par, atrayentes. Euforia y desazón.

Ese es el planteamiento, creo, de Sergio Boris, dramaturgo y director de escena argentino, en coproducción con la compañía El Eje de Barcelona, con sede en la Sala Beckett, y que apuestan por un teatro contemporáneo y de investigación de nuevas formas dramatúrgicas.

El resultado lo tenemos en esta puesta en escena que embelesa en ciertos momentos, que hace reaccionar por su crudeza y, al mismo tiempo, por un sutil humor, más bien sarcasmo, saliéndose del camino escénico de lo cotidiano.

Lo interpretan tanto actores y actrices de España como de Argentina, Eric Balbàs, María Hernández, Sebastián Mogordoy, Cristina Mariño y David Teixidó, estupendamente complementados, con el histrionismo necesario para que no resulte excesivamente denso, para que el declive de los personajes que nos presentan sea con una humanidad sostenible, embriagados de insensatez, de instantes dramáticos, exhalando necesidad de comunicación y relaciones personales a raudales.

Nos retratan un submundo, en muchas ocasiones oculto, casi ilegal, porque la perfección solamente está en la primavera.

Es una realidad oculta y transgresora, algunas veces rayando en lo poético, una realidad inmerecida, una realidad que produce desazón, pero que no impide tener sus momentos de euforia, su vindicación, su poder, y así como los personajes parecen tratarse de manera despectiva, se necesitan, se apoyan, entienden que cada uno tiene su propia esencia y hay que convivir con ella.

No hay satisfacción sin sangre, quizá, muchas veces el placer es doloroso, detrás del llanto vienen las risas, o viceversa.

Todo eso lo podemos comprobar en esta Euforia y desazón de Sergio Boris, que no se deben buscar las causas, están ahí, desde siempre, y vendrán las réplicas y las angustias, el prodigio de mantenerse vivos, a pesar de todo, la penumbra iluminada por una luz de bajos amperios, la cordura por una ducha de la que apenas sale agua, una ciudad fuera acechante que es más peligrosa que el antro en donde vivimos.

Son las sombras secretas, son las trampas en los exámenes, son los engaños en lo que se ofrece a un potencial cliente, son los perfiles de seres humanos que, aunque se muestren duros e insensibles, aunque tengan sus dudas y confusiones, se quedan desnudos de emociones ante las evidencias sociales.

Prodigioso taller es este de ambiente absoluto, corroborado por la presencia de solitarios.

FICHA ARTÍSTICA

EUFORIA Y DESAZÓN

Dirección y dramaturgia: Sergio Boris

Intérpretes: Eric Balbàs, Maria Hernández, Sebastián Mogordoy, Cristina Mariño y David Teixidó.

Escenografía y vestuario: Gabriela Aurora Fernandez.

Iluminación: Albert Ventura

Música: Fer Tur

Coproducción: Cassandra Projectes Artístics, El Eje, Silencio de Negras y Temporada Alta.

Teatros del Canal – Sala Negra hasta el 14 de diciembre

Euforia y desazón
Euforia y desazón
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