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Entrada de las tropas estadounidenses el 5 de mayo de 1945 en el campo de concentración de Mauthausen
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Entrada de las tropas estadounidenses el 5 de mayo de 1945 en el campo de concentración de Mauthausen (Foto: archivo)

8 libros sobre Mauthausen en el 78º aniversario de su liberación

Por Javier Velasco Oliaga
domingo 07 de mayo de 2023, 12:11h

El 5 de mayo de 1945 fue liberado el campo de exterminio de Mauthausen de las garras nazis; dos días después se firmó la capitulación alemana ante las fuerzas aliadas. Fue la 65ª División de Infantería de las tropas estadounidenses la que llevó a cabo la entrada en dicho establecimiento de muerte y las fuerzas aliadas se sorprendieron al ver pancartas y banderas republicanas españolas colgadas en el interior de la entrada. Aprovechando esa aciaga efeméride tuve ocasión de visitarlo en el 78 aniversario de su liberación; el día anterior se había ofrecido una recepción a las autoridades austriacas e internacionales. El campo fue conocido como el campo de los españoles ya que se calcula que por allí pasaron algunos más de 7.200; aunque según pude comprobar en una placa rusa se contabilizaron 6.502, de los que unos 5.000 perecieron en él.

  • Interior de uno de los barracones de Mauthausen

    Interior de uno de los barracones de Mauthausen

  • Crematorio de Mauthausen

    Crematorio de Mauthausen

  • Cámara de gas de Mauthausen

    Cámara de gas de Mauthausen

  • Mesa de autopsias y experimentación de Mauthausen

    Mesa de autopsias y experimentación de Mauthausen

  • Pared de la memoria

    Pared de la memoria

  • La escalera de la muerte

    La escalera de la muerte

A la entrada del campo de Mauthausen
A la entrada del campo de Mauthausen (Foto: Anónimo)

Por el campo de Mauthausen pasaron entre 122.766 y 320.000 prisioneros. La cifra no podemos saberla con exactitud porque las SS alemanas, dos días antes de su marcha, que se produjo el 3 de mayo, destruyeron muchos de los archivos que allí se encontraban. Lo que sí sabemos con exactitud es que el campo estaba clasificado como de Grado III, el de máxima seguridad; y adonde llevaban a los prisioneros más peligrosos. Todavía se conserva la alambrada electrificada donde muchos prisioneros se arrojaron para perder la vida. En cierta ocasión, un grupo de prisioneros soviéticos intentaron una fuga en masa: para ello utilizaron ropas mojadas que lanzaron a la alambrada para provocar el cortocircuito de la instalación eléctrica y dejarlo a oscuras. Los propios guardias de las SS y ciudadanos austríacos de la zona los persiguieron y asesinaron a sangre fría en lo que se conoció tristemente como "la cacería de las liebres".

Muchos de los prisioneros del campo eran utilizados como esclavos en las empresas de la zona, ya que había en las poblaciones cercanas mucha industria armamentística, e incluso se llegaron a fabricar ciertas piezas de los cazas Messerschmitt en las industrias establecidas cerca del campo de exterminio. Los primeros cautivos que llegaron a Mauthausen fueron judíos holandeses, pero enseguida comenzaron a llegar de otros países. Otros los tenían trabajando en la cantera adyacente al campo. La conocida como la escalera de la muerte, que va del pequeño lago hasta la inmediaciones de la entrada del campo, se compone de 186 peldaños: los prisioneros tenían que subir varias veces al día por ella cargando bloques de entre 20 y 50 kilos. Ni que decir tiene que muchos de ellos no aguantaban esa terrible carga de trabajo y desfallecían o morían en la subida; otros al llegar arriba, se tiraban a la cantera para perder la vida y así acabar con el sufrimiento que padecían. Los nazis, en ocasiones, se divertían despeñándolos desde el precipicio de la cantera, y los llamaban "los paracaidistas", entre risas.

Fueron muchos los intelectuales que estuvieron confinados en el campo de concentración de la Alta Austria de Mauthausen, muy cercano a Linz; el más conocido fue Simon Wiesentahl. También estuvieron presos el que fuera primer ministro polaco Józef Cyrankiewicz, el poeta Stanislaw Grzesiuk, el viceministro de Asuntos Exteriores de Checoslovaquia Artur London, Antonin Novotny, presidente de ese país, y el economista Ota Sik, así como el inventor polaco Kazimierz Proszynski. Y por supuesto, todos esos españoles ya señalados de los que destacaríamos al fotógrafo Francisco Boix, que junto a Antoni García Alonso, pudo realizar cerca de 20.000 fotografías del campo. Consiguieron salvar los negativos gracias a esconderlos en los más inverosímiles lugares, como en el quicio de las puertas o entre las juntas de la madera de los barracones. Se cuenta que alguien cercano a Hitler llamó a Franco para preguntarle que tenían que hacer con todos esos republicanos españoles; el dictador con su frialdad característica respondió que "están bien donde están. No los queremos en la nueva España".

Pasear por el campo de Mauthasen es más triste que hacerlo por cualquier cementerio. Podemos hacernos idea de lo que allí ocurrió por las instantáneas que realizó Boix. Muchos de los barracones han desaparecido y los que quedan en pie en la avenida principal están vacíos, por lo que no podemos imaginarnos cómo se distribuían las literas si no es por las instantáneas de los fotógrafos españoles. En muchas de esas literas dormían hacinados varias personas. Sí se conservan los retretes y los lavabos, por supuesto escasos para todos los que allí se encontraban. Ponen la carne de gallina los crematorios, apenas cuatro, donde se incineraba a los presos de tres en tres. En una pequeña hondonada cercana al campo se depositaban las cenizas; hoy nos lo recuerda un monolito y una cruz. La cámara de gas Zyklon B se conserva en buen estado. No sabemos a ciencia cierta a cuántas personas metían allí para gasear, supongo que unas cien; lo que sí sabemos es que tardaban varias horas en desalojar los cuerpos de las víctimas porque, si se abrían las puertas antes de ese tiempo, podían fallecer los encargados de tan espantosos ingenios. Al igual, se puede visitar la habitación donde los médicos nazis hacían las autopsias de los muertos y otros experimentos con los presos, como las inyecciones de gasolina que les ponían en el corazón. Las últimas víctimas que asesinaron las SS fueron los operarios de las cámaras de gas y de los hornos crematorios, para no dejar testigos. Se equivocaron. Las fotos de Boix y su equipo reflejan el horror que allí se padecía.

Son muchos los autores que han tratado la vida en Mauthausen en sus libros, pero hay varias novelas de escritores españoles que reflejan lo que allí se vivió y que hoy queremos que conozcan nuestros lectores. Comenzamos la lista con:

"El violinista de Mauthausen", de Andrés Pérez Domínguez

Con esta novela, el autor sevillano se hizo con el Premio Ateneo de Sevilla. Cuenta la tragedia que los republicanos españoles padecieron en el campo de internamiento. La novela comienza en el París de antes de la ocupación. El protagonista está a punto de casarse en la primavera de 1940 cuando la Wehrmacht invade Francia y él, republicano español exiliado, es detenido por la Gestapo y enviado a Mauthausen. Su pareja colaborará con los servicios secretos aliados, dispuesta a hacer todo lo posible para salvar la vida de su prometido.

Entre ellos, un ingeniero alemán que ha renunciado a su trabajo en Berlín para no colaborar con los nazis, se dedica a recorrer Europa con un violín bajo el brazo. Muy pronto, las vidas de los tres se entrelazarán para siempre. El París ocupado por los alemanes, el Berlín en ruinas después de la Segunda Guerra Mundial y el campo de exterminio de Mauthausen son los principales escenarios donde se desarrolla este relato que mezcla intriga, aventura y espionaje.

"El impostor", de Javier Cercas

Esta novela es una rara avis de nuestra literatura. Cuenta la historia del sindicalista catalán Enric Marco, que se hizo pasar como superviviente del campo de Mauthausen. Fue capaz de engañar a todo el mundo haciéndose pasar como prisionero del campo, y hasta llegó a ser presidente de la organización española de supervivientes de los campos de concentración Amical de Mauthausen y otros campos de concentración desde 2001, y tuvo que dimitir en mayo de 2005 cuando un informe del historiador español Benito Bermejo reveló que se falsearon datos de su biografía.

Javier Cercas contó en la presentación del libro a la que asisté que "Enric Marco trabajó como mecánico en un taller cercano al Nou Camp; fue una persona gris hasta que comenzó a militar en la CNT, llegando a ser Secretario General de la Federación catalana en 1977 y, posteriormente en toda España, hasta que fue expulsado. Aprovechó la llegada de la ley de Memoria Histórica para urdir su rocambolesca historia. Marco se inventó una personalidad, se convirtió a sí mismo en un héroe. Era un auténtico sociópata, siempre en primer plano y en medio de cualquier fotografía. Buscaba que le quisiesen y que le admirasen". La realidad fue muy distinta y este sindicalista estuvo en Alemania enviado por Franco para trabajar en las empresas de armamento de Hitler como trabajador cualificado. No es oro todo lo que reluce.

"El jardín de la memoria", de Lea Vélez

La novela tiene tres partes diferenciadas. Una, la historia de la preparación hacia la muerte, del camino hacia ella de Stephen, el marido de la autora. Otra, las cartas que él escribió con siete años sobre la muerte de su hermano y que la autora ha transcrito tal cual fueron redactadas hace más de cincuenta años y una tercera historia donde cuenta la vida de Francesc Boix, el fotógrafo de Mauthausen, el fotógrafo del infierno; superviviente del campo de concentración y único español que testificó en los juicios de Nuremberg, él siempre estuvo preparado para morir en cualquier momento, de hecho murió joven a los 30 años de edad en 1951.

Esta historia le da una nueva dimensión al libro. "Creo que mi libro es una novela, un testimonio literario, casi periodístico, de unos hechos que no están tratados como un mero relato o como un diario", nos dijo en una entrevista y añadió "tiene una conciencia de novela, eso sí, basada en hechos reales" que contiene escenas inventadas u oníricas. Además del relato hay un personaje de la trascendencia de Francesc Boix, un personaje universal.

"Perro rojo: de Cantabria a Mauthausen en busca de la libertad", de Fernando Rodríguez Estalayo

Esta novela está basada en hechos reales. Su protagonista recorre un largo camino desde su Cantabria natal hasta el infierno de Mauthausen, pasando por la Guerra Civil española, el duro exilio en Francia, la Segunda Guerra Mundial, las prisiones de los SS, el holocausto de los campos de concentración nazis.

El libro fue publicado por la editorial Letra Minúscula y nos muestra la historia de Victoriano Estalayo, que nació en 1913 en Las Rozas de Valdearroyo (Cantabria). Fue deportado a Mauthausen el 28 de junio de 1941. Se le marcó como el prisionero Nº 5.160, falleció en Mauthausen-Gusen a finales de ese mismo año. Su sobrino, el sociólogo Fernando Rodríguez Estalayo es el autor de la investigación sobre su vida que ha dado lugar al libro.

La publicación repasa la historia de este hombre que pasó su infancia y adolescencia junto a sus padres y hermanos en su pueblo. A lo largo de los distintos capítulos, el libro va repasando como al estallar la guerra civil se incorporó voluntario en la jefatura de Milicias de Santander del Ejército de la República para comenzar una serie de peripecias que le llevaron a ser prisionero de guerra y asignado como prisionero de guerras al 21 Batallón de Trabajadores con destino en León hasta que consiguió evadirse y entregarse a las fuerzas republicanas en el sector del río Segre y conseguir distintos ascensos y cargos en el ejercito republicano, donde llegó a ser sargento.

El autor nos habla del exilio de Victoriano en Francia, su incorporación a la Compañía de Trabajadores Españoles, donde, tras la operación militar desarrollada en Dunkerque durante la Segunda Guerra Mundial terminó con unos diez mil españoles trasladados a Alemania como prisioneros de guerra. Pero al negarse el Gobierno de Vichy a reconocerles como prisioneros de guerra franceses, y negarse ellos a trabajar voluntariamente para los alemanes, fueron enviados a los «campos de la muerte».

En 1941 Victoriano entraba al campo de concentración de Mauthausen: "al llegar me desnudaron, me arrebataron todo lo que llevaba conmigo -pocas cosas, unos recuerdos, unas fotos familiares-, me vistieron de presidiario -un uniforme de rayas verticales azules, blancas y grises, un casquete- y me pelaron todo el cuerpo con la máquina de cuatro ceros. Me cosieron el triángulo azul y tomaron unas notas para mi ficha. Nos hicieron formar desnudos y nos enviaron a la ducha. Nosotros recibimos agua, otros, gas letal. Así empezó la cuarentena que duró unos días".

"El prisionero de Mauthausen", de Javier Cosnava y Toni Carbos

La novela comienza con una fallida misión de comando tras las líneas enemigas, cuando Juan Placambó es detenido y enviado al campo de concentración de Mauthausen. Juan, un español veterano de la guerra civil, será utilizado por las SS para oscuros propósitos en el marco de un experimento que durará cinco largos años y que él nunca llegará a entender por completo. Durante todo este tiempo de cautiverio Juan será presa de los nazis, de su locura y de su visión deformada de la ética humana, mientras a su alrededor mueren miles de sus compatriotas y un cuarto de millón de personas.

La obra está inspirada en hechos reales, y los nazis que co-protagonizan la obra existieron: Paul Winzer fue miembro de las SS y la GESTAPO, destacado dirigente de la embajada alemana en Madrid y director del campo de concentración nazi de Miranda de Ebro, en España. Frank Ziereis (llamado en la obra Faust Ditrich zur Linde como homenaje a escritos de Goethe y Borges) fue comandante del campo de Mauthausen y responsable directo de la muerte de centenares de miles de seres humanos. Juan Placambó es un personaje imaginario, como también lo es su relación con ambos jerarcas nazis; alegoría de los prisioneros de todos los campos, Juan nos mostrará los recovecos del pensamiento ariosófico y nos ayudará a entender quiénes eran en verdad esos hombres que portaban la esvástica y que han escrito con sangre uno de los episodios más terribles de la historia humana.

"K. L. Reich", de Joaquim Amat-Piniella

Escrita al calor de los recuerdos entre 1945 y 1946, Joaquim Amat-Pinella condensa en esta novela los cinco años vividos como prisionero en distintos campos de concentración nazis. La publicación del libro no llegaría hasta 1963, Según afirmó el autor en alguna ocasión, la forma novelística era "la más fiel a la verdad íntima de los que vivimos aquella aventura", que narró con la intención de perpetuar la memoria de los miles de españoles internos. Fue recuperada por Libros del Asteroide en 2014.

Francesc y Emili, dos exsoldados republicanos que trabajan para el ejército francés, son capturados por las tropas nazis. Deportados al campo de concentración de Mauthausen junto a otros excombatientes españoles, allí empezará para ellos una experiencia terrible que los convertirá en testigos y víctimas de la llamada «internacional del dolor».

El relato se centrará en Emili, quien logrará sobrevivir haciendo dibujos pornográficos para los SS. A través de él se nos muestra el funcionamiento de los campos: la corrupta red de Kapos, las distintas clases de reclusos, el terrible sistema de exterminio, la malnutrición; la inhumanidad, en definitiva, de uno de los episodios más tristes de nuestra historia.

Amat-Piniella escribió esta novela basándose en su experiencia como prisionero durante casi cinco años en distintos campos de concentración nazis, su intención era perpetuar la memoria de los miles de españoles que estuvieron internos en ellos. Según él, la forma novelística era «la más fiel a la verdad íntima de los que vivimos aquella aventura».

"Esperaré siempre tu regreso", de Jordi Peidró

Los Institutos de Cultura de Francia, Italia, España y Alemania (EUNIC-Hamburgo) presentaron en la IX edición del Salón Internacional de la Novela Gráfica, en el marco del festival internacional de literatura Harbourfront, la novela, de Jordi Peidró. Otro estremecedor relato sobre la supervivencia en condiciones límites.

Jordi Peidró (Alcoy, 1965) autor de "Esperaré siempre tu regreso" («Mauthausen» en la versión alemana), es una emotiva novela gráfica basada en el relato biográfico del también alcoyano Paco Aura, último superviviente del campo de concentración de Mauthausen que falleció en noviembre de 2018 poco antes de cumplir cien años, habiendo dedicado toda su vida a divulgar su historia para luchar contra la desmemoria y evitar así que estos hechos pudieran volver a suceder. Fue la primera vez que el dibujante y escritor Jordi Peidró no recurrió a la ficción. Otras obras suyas son los álbumes como «El ojo del Africano» o el cómic de larga extensión «La bahía del ahogado».

"La barbería de Mauthausen", de Miguel Romero Saiz

Miguel Romero Saiz realizó en "La barbería de Mauthsausen" un ensayo novelado en el que narra la experiencia de aquel contingente de republicanos españoles que, huidos de la España de Franco y enrolados en el ejército francés la mayor parte de ellos, tuvieron que sufrir cautiverio en uno de los Campos de exterminio nazi más terribles, Mauthausen-Gusen de Austria, sobreviviendo al mismo.

No hay duda, de que esta historia de historias forma parte de esa Memoria Colectiva que el ser humano necesita contar para reafirmarse en los principios de dignidad y respeto universal, donde la razón debe primar ante los instintos de destrucción. Tenemos que enseñar con objetividad, mostrando a las generaciones venideras cómo sentir el peso de la historia, rompiendo tabúes y aplicando estrategias para aprender de los errores cometidos, caminar hacia una misma idea de nación, de igualdad, de libertad democrática, de sentimiento compartido y de razón de ser.

Para finalizar, quiero destacar que hay muchos más libros sobre el tema, casi todos ellos obras memorialísticas o ensayos históricos. No pueden dejar de ver la película de Mar Targarona, "El fotógrafo de Mauthausen", sobre Francisco Boix. Asimismo, hay varios documentales sobre tan singular personajes. Una persona única e irrepetible que hizo una labor encomiable como habrán podido leer en este artículo. Otra novela que, aunque no trate sobre este campo de exterminio pero que, merece la pena leer es la novela "Los prisioneros del paraíso", de Xavier Güell, donde narra las aventuras de un grupo de músicos en el campo checo de Theresienstadt. ¿Puede existir la belleza en un campo de concentración? Evidentemente no, pero esta novela nos hace replantearnos nuestros sentimientos de cómo ciertas personas pueden mantener la humanidad en las condiciones más adversas.

Selección:

  1. "El violinista de Mauthausen", de Andrés Pérez Domínguez
  2. "El impostor", de Javier Cercas
  3. "El jardín de la memoria", de Lea Vélez
  4. "Perro rojo: de Cantabria a Mauthausen en busca de la libertad", de Fernando Rodríguez Estalayo
  5. "El prisionero de Mauthausen", de Javier Cosnava y Toni Carbos
  6. "K. L. Reich", de Joaquim Amat-Piniella
  7. "Esperaré siempre tu regreso", de Jordi Peidró
  8. "La barbería de Mauthausen", de Miguel Romero Saiz

Campo de Mauthausen
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Campo de Mauthausen (Foto: Javier Velasco Oliaga)
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