www.todoliteratura.es
Stamatis Polemakis
Ampliar
Stamatis Polemakis

"Luz oscura. Antología poética", de Stamatis Polenakis

RIL editores. 2024
lunes 07 de julio de 2025, 12:11h

El escritor que presentamos en TODO LITERATURA, Stamatis Polenakis (Atenas, 1970), es, además de poeta, dramaturgo, novelista y traductor. Ha estudiado Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid y actualmente colabora con el Festival Internacional de Atenas-Epidauro y con una editorial griega. Ha publicado siete libros de poesía: La mano del tiempo (2002); Los caballos celestes de Franz Marc (2006): Notre Dame (2008); Los escalones de Odessa (2012); La piedra gloriosa (2016); Las rosas de Mercedes (2016); y Birds in the night (2022). En 2008 Stamatis Polenakis se inicia como autor teatral y La lucha con el ángel, su primera novela, es editada en 2020. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al francés y, ahora, al español.

Luz oscura. Antología poética
Luz oscura. Antología poética

Los poemarios seleccionados por Virginia López Recio para Luz oscura. Antología poética han sido: Notre Dame, Los escalones de Odessa y La piedra gloriosa. Esta Licenciada en Filología Clásica y Doctora en Filología por la Universidad de Granada es asimismo responsable de la traducción, introducción y notas del libro que hoy reseñamos.

Un primer apartado propuesto para esta antología agruparía poemas en los que el vate ateniense presta su voz a autores de la cultura mundial y a personajes de ficción. Dándosela, refleja su universal cosmovisión tamizada por una lírica lúcida y sin concesiones.

En la colección de prosas poéticas que resulta ser Notre Dame Raskolnikov, protagonista de Crimen y castigo, tras asesinar a la usurera, comprueba cómo la misericordia no tiene cabida en este baile de muertos que es la humanidad [3]; Gustav von Aschenbach, el músico de La muerte en Venecia, tiene un último sueño: escuchar a una orquesta en la desierta ciudad solo acompañado por Tadzio [4]; para las tres hermanas de la obra de Chejov la breve juventud ya fue y el dramaturgo se indigna viendo cómo la muerte se acerca [6]; para Heráclito el paso a la otra orilla viene precedido por una agotada mirada hacia la eternidad y por la ceniza del fuego consumido [7]; Lázaro, tras su resurrección y sabiendo de dónde viene, se queda con el vértigo de su viaje de regreso [8]; Trotski aguarda el momento de su asesinato comparando Méjico con Rusia desde el desánimo que conlleva lo inevitable [9]; la poeta suicida Marina Tsvetaeva pide a Dios un último refugio para soportar tanta desdicha [10]; ya lejos de los vivos, Víctor Hugo ruega a su hija servirle de guía en el descenso al Hades [14]. Y en [16], tras exponer la temática de su arte, un pintor solicita a cada espectador que, desde su obra, encuentre el propio camino.

EL CREPÚSCULO DE GUSTAV VON ASCHENBACH [4]

Yo, Gustav von Aschenbach, último habitante de una ciudad que se hunde, desperté una noche con música suave tocada por una orquesta de muertos, soñé que caminaba por un inmenso desierto cegado por el sol de la belleza y de la muerte. El último barco silba mientras zarpa, nos quedamos nosotros dos, Tadzio; solos completamente, en un mundo de ciegos, tú y yo y las ruinas de Venecia bajo la lluvia.

En Los escalones de Odessa Pessoa descubre cómo fusionarse con la población no impide una muerte solitaria [17]; el encuentro en París de la asesina de Marat con un mendigo ejemplifica lo irreversible de la historia [18]; antes de fallecer Chejov pide a su mujer que le recuerde con canciones rusas y gaviotas [23]; un reo pide roguemos por él cuando ya esté lejos [29]. Y en [33] un filósofo que habla de escritores y pensadores se niega a hacerlo sobre batallas, por muy lejanas que estas sean.

NO SÉ QUÉ DEPARARÁ EL MAÑANA [17]

No sé qué deparará el mañana.

Yo, el poeta Fernando Pessoa

he soñado que soy todos los hombres

que existen, soy los ojos de mi madre

cubiertos de lágrimas, soy los miles de

muertos del seísmo de Lisboa y un perro

enfermo que merodea en los escombros […]

VIOLA D’AMORE [23]

Olga, si muero hoy, espero que mañana me olvides.

Que recuerdes, sin embargo, el barco de Odessa

a Tergisti una tarde de verano en una lejana vida,

la orquesta olvidada incluso por Dios que tocaba

canciones populares rusas en la cubierta; […]

Y en La piedra gloriosa Kierkegaard se lamenta de la fugacidad de la belleza, único alivio de la pesada existencia [37]; un exiliado siberiano, viejo y medio ciego, regresa a su casa a punto del derrumbe [43]; y, desde un radical pesimismo, Odiseo escribe cómo en el futuro en ruinas solo brillará el oro del anillo de Penélope [55].

MANUSCRITO DE ODISEO [55]

Poco a poco avanzo como el ciego

hacia la realización de la profecía;

un día el sol se hundirá para siempre,

iluminando su oscuridad

todas las orillas muertas.

Inmóviles se pudren los barcos de los feacios

en el mar inmóvil.

Este manuscrito tal vez se encuentre alguna vez

entre las ruinas

junto con el anillo de oro

que los pretendientes sustrajeron del dedo

de la muerta Penélope.

Otro apartado temático vendría constituido por poemas en los que Stamatis Polenakis –ya en primera persona (del singular o el plural)– nombra, o se dirige, a escritores; a individuos anónimos de inhumanos finales; a héroes de la mitología griega; e incluso, –y airadamente–, a la divinidad monoteísta o politeísta. Predomina un tono pesimista brotando de su amargura y de la impotencia para modificar, siquiera en algo, el transcurso cruel de la vida humana, pródiga en acontecimientos infelices –y de antemano condenada a esa oscuridad sin fisuras que acarrea la desaparición física.

En Notre Dame la indignidad humana perdura desde Edipo y se compara con las ramas de un árbol podrido [5]; el poeta increpa a Jesucristo por su ausencia en infiernos como son las guerras [11] y en [12] le pide que, por lo menos, acoja en su seno el alma de un joven soldado muerto en el campo de batalla; en [13], acatando resignado la divina voluntad, el poeta se conforma con descansar junto a esa multitud que ha conocido las fatigas de la vida. En [15] el poeta especula con un encuentro entre Dostoievski y Balzac en el que ambos gigantes hablarían de desgracias vitales y creativas.

DOSCIENTOS MIL MUERTOS PARA SEIS KILÓMETROS DE TIERRA [12]

Señor, si no de nuestros cuerpos, al menos apiádate de nuestras almas. Todo pasa, las estaciones se suceden sin parar una tras otra y ya nada se oye aquí, salvo la incomprensible música de las olas desde la otra orilla del tiempo. Por eso lloramos con lágrimas amargas, por eso erigimos estos tristes monumentos de palabras. Apiádate de nosotros, Señor, acoge a tu lado la pobre alma de Edwin George Whiteman, de 19 años, que regó con su sangre las fértiles vegas de Francia cerca de Le Sars el otoño de mil novecientos dieciséis.

El poemario Los escalones de Odessa abunda en desalmados azotes infringidos a seres humanos sin fortuna alguna. Al bajar del vagón el trasladado a un campo de concentración ve la barca de Caronte [21]; antes de su suicidio, el poeta Mayakovski se imagina de viejo protegido del frío con las hojas de un periódico [22]; el poeta dedica unos versos a una joven fallecida a los 20 años [24]; aun sabiendo que el santo está bien lejos del podrido mundo, un mendigo invoca al poverino de Asís [25]; un miembro del IRA muerto por inanición es recordado como alguien derritiéndose como una vela [26]; las fotos de una rumana descubiertas al azar confunden al poeta [27]; otro joven abatido en la batalla le origina una sentida elegía [28]; sobre un lago bajo cuyas aguas descansan ahogados el poeta lanza una piedra sabiendo que alguien hará lo mismo cuando él ya no esté [34]. Y en [30] y [31] trata de mostrar a Clitemnestra –la asesina de Agamenón– un camino diferente al del crimen, pero pronto percibe lo baldío del intento y el poeta toma decidido partido por Casandra, hija de Príamo y Hécuba, profetisa de gran relevancia en Troya.

FRAGMENTO DE UNA CARTA DE AMOR QUE JAMÁS FUE ENVIADA [21]

[…] Bajamos hasta la profundidad de la tierra;

apenas alcancé a ver la multitud de pie

callada, detrás de la oscura tela metálica.

Cerré los ojos y vi por última

vez el espejo frente al que nací.

El monte de olivos nevado.

La gran mítica barca

que viaja vacía sobre las olas.

DE ASIS [25]

Ya nada sirve, pobre Francisco,

ni la condolencia ni el amor es suficiente

para todos nosotros que vivimos aún en las orillas

de los ríos, que nos alimentamos para siempre

del pan contaminado de la Union Carbide.

Tu mundo es más lejano

incluso que las estrellas, pobre de Dios.

Nosotros aquí nos hundimos lentamente junto

con los niños y nuestras vacas podridas

en las oscuras aguas del Ganges.

En La piedra gloriosa, dirigiéndose a la novelista Irene Nemirovsky, ejecutada en Auschwitz, el poeta pone su grito en el cielo ante una existencia tan torturada [36]; en el aniversario del suicidio de su colega Mayakovski se imagina en su funeral esparciendo unas flores, premonitorias de las que acompañarán su propia ceremonia fúnebre [38]; alojados en la habitación donde Von Kleist se quitó la vida, convencido de perderla, el poeta sostiene angustiado el rostro de su amada [40]; reconociéndose hijo bastardo de la escultora Camille Claudel, el recuerdo de su madre le evita caer en las garras de la locura [41]; la muerte de una activista palestina hace que el poeta lamente que su ejemplo no se extienda [42]; sabiendo cómo la muerte le esperaba en un campo de concentración queda también sobrecogido por las cartas que Ottla Kafka escribió a su hermano [45]; Odiseo visita la helada ciudad de Teruel para abandonarla, en 1938, junto al derrotado ejército republicano [48], en [50] tras viajar a los Balcanes en guerra el héroe regresa a Ítaca y debe apedrear a su perro Argos, que lo ha reconocido, en [56] los supervivientes al cataclismo final ven a Penélope tejer una oscura sábana y descubren que Odiseo no está entre ellos. Y en [49], desde un gueto polaco, el poeta desciende al Hades, donde una mujer repite nombres numerados en una desasosegante contabilidad.

SALMO [36]

El baile, todo baile, querida Irene Nemirovsky

es sobre esta tierra un baile de muerte.

Algo sucedió aquí y es tan irreparable

que hace que todos nuestros hijos nazcan muertos

o con un número imborrable grabado sobre la piel. […]

ASILO [41]

[…] No quiero recordar nada más

salvo la última imagen de mi madre;

su cabello radiante que ondea suelto

en la eternidad mientras ella permanece inmóvil

en el patio nevado

entonando con dulzura entre sus brazos una nana

a un gato muerto.

EMBRIAGUEZ DE ODISEO [48]

[…] Avanzaba lentamente por las calles vacías

con los ojos medio cerrados hasta que me uní

a todos aquellos harapientos ejércitos vencidos

de los fantasmas. Cae nieve en Teruel.

Viento helado me envuelve bajando por las oscuras

montañas de Aragón. […]

Pero en Luz oscura no todo viene dispuesto desde la cerrada sombra de un destino del que resulta utópico huir. Sobre algunos poemas Stamatis Polenakis esparce, antes del fin, unos resquicios para la confianza –no muchos, cierto es– que logran mitigar, desde la aceptación y lo paradójico, la aniquilación final.

En Los escalones de Odessa, el dramaturgo ruso que va a ser asesinado por orden de Stalin imagina una muerte bella [19]; agarrarse a un clavo, aunque esté oxidado y sabiendo que tras la pared está la oscuridad, es la salida para un mundo que se apaga [20]; para su viaje en canoa contra la oscura corriente del tiempo, a modo de talismán, el poeta porta una refulgente foto de su madre [33]; y en [35] se despide de la inolvidable y efímera juventud con dolor, pero resignado a lo que depare el mañana. El espíritu de esta maravillosa composición nos remite al Hyperion de Hölderlin, donde se lee: «¡Lo salvaje de la lucha te destrozará, alma hermosa; envejecerás, espíritu feliz! Y cansado de la vida preguntarás al fin: ¿dónde estáis ahora, ideales de mi juventud?».

EL GRAN ENIGMA [35]

Despídete para siempre de esta

breve época de la juventud.

Adiós días inolvidables y noches gloriosas

y hojas que se lleva el viento.

Fuimos jóvenes, no teníamos esperanza alguna

y esperábamos el mañana con la ciega terquedad

del náufrago que arroja piedras al agua.

En esta línea de consuelo, y de prolongación del disfrute (por definición, breve), La piedra gloriosa atesora hasta seis poemas dedicados a rememorar la búsqueda amorosa. Así, el poeta cita los versos que le regaló una enferma, y cómo él le escribió este poema donde lamenta no poder encontrar su tumba [39]; el poeta revive una tarde pasada con su pareja en un parque londinense y la recoge aquí para que otras personas la disfruten [44]; convertido en un viajero náutico conoce a una irlandesa que le muestra fotografías de antepasados [47]; el poeta persigue las huellas de un amor marroquí [51]; a Valeria, que quiso en Roma, le compone una elegía a la que no son ajenos el viento, el mar y las sirenas [52]; Svieta es otra mujer amada con la que vio la barca de Odiseo en su regreso a Ítaca. Y en [54], quemado en un hospital tras un periplo por el desierto, el poeta recuerda a Miriam y, de nuevo, aparece la barca de Odiseo –convertida ya en brújula existencial para el poeta.

LUZ OSCURA DE ODISEO [52]

Valeria, mañana todo terminará;

el mundo empezará de nuevo desde el principio.

Mañana todo empezará de nuevo, pero yo

mantendré para siempre el recuerdo

de aquel encuentro nuestro en Roma.

La Plaza de España y la casa de Keats;

la lluvia que entraba por los cristales rotos

y los ojos cansados de Fanny Browne

marcados por las lágrimas.

Intenté componer una breve elegía

para un poeta que como Odiseo

murió joven en tierras extranjeras y su nombre

estaba escrito en el agua.

Il ritorno d’Ulisse in patria

cantaban el viento

y la sal del mar

y las almas de los marineros y las sirenas

ante los lamentables desperdicios de los barcos.

Luz oscura. Antología poética es la primera edición traducida al español de Stamatis Polenakis. Desde esta revista nos sentimos orgullosos de colaborar a su difusión en nuestro país porque las cincuenta y seis piezas que componen esta antología, como afirma Virginia López Recio «poseen un pulso lírico, narrativo, dialógico, político e histórico, ante todo, humanitario. Con elegías y sucesos sangrientos de la historia. Con héroes que han luchado por un ideal, dignificando este mundo, o que han sufrido injustamente. No falta la tradición griega, que se combina y se funde con el modernismo».

Platón habla del poder creativo del poeta comparándolo con el don del adivino o del intérprete de sueños: el creador es incapaz de crear hasta que no está inconsciente y no mira ya el entendimiento sino en su interior.

Cediendo su voz a genios de la cultura mundial, dirigiéndose a esa amplia masa de desfavorecidos y represaliados por la Historia, compartiendo viajes con Odiseo, o, incluso, enfadado con el Hijo del Hombre, Polenakis lima y afina, radicalizando el alma, su estro poético hasta dotarlo de una personalísima e incuestionable autenticidad que tiene –además– la virtud de saber hacerse llegar a lectores de todo el mundo. Los hispanohablantes tenemos la fortuna añadida de contar con la bella traducción de López Recio.

Por mi parte solo queda ya recomendar desde TODO LITERATURA este poemario que es Luz oscura. Antología poética. Duro pero asimismo de intenso y revelador disfrute, nos permite conocer a un poeta griego de primerísima fila. Esencial Stamatis Polenakis.

Stamatis Polenakis.

ENTREVISTA CON VIRGINIA LÓPEZ RECIO.

Nacida en Pinos Puente, Granada, Virginia López Recio la traductora de Luz oscura es también profesora e investigadora. Licenciada en Filología Clásica y Doctora en Filología por la Universidad de Granada con la tesis La recepción de Federico García Lorca en Grecia: El caso de «Bodas de sangre», este trabajo suyo ha sido publicado por el Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas. Durante muchos años Virginia López ha residido en Atenas, donde colaboraba con el Departamento de Lengua y Cultura Hispánicas de la Universidad Abierta de Grecia y con el Instituto Cervantes. Actualmente trabaja en la Universidad de Granada, en su Departamento de Filología Griega.

Victoria León, traductora española de Sylvia Plath, afirma que traducir su poesía «es uno de los retos más arduos que puedan plantearse tanto para quien realiza una labor filológica como para quien aspira al objeto literario y estético de la traducción poética. En ambas situaciones no es fácil introducirse en la piel vital ni poética de Sylvia Plath. La tensión que implica asumir su voz en el ejercicio de la traducción es casi tan elevada como el esfuerzo intelectual que la complejidad de su obra requiere».

Traducir la poesía de Stamatis Polenakis, ¿ha sido un reto de las proporciones que afirma su colega Victoria León?

Bueno, la traducción literaria, y sobre todo la poética, siempre la afronto como un reto y, sobre todo, como una gran responsabilidad. Ahora bien, unas traducciones se hacen más viables que otras, entendiendo la traducción como una aproximación, lo más lograda posible, al texto original. La poesía de Polenakis, en concreto, no me resulta muy difícil de traducir, tal vez porque me introduzco, no sin mucha dificultad, en su poética, así como en la piel de sus héroes y heroínas. Es más, siento el impulso de traducirla, de iluminarla, de proyectarla más allá de las fronteras griegas.

¿Cree que partir de un idioma como es el griego, con alfabeto distinto al latino, ha podido complicar, aún más, su tarea?

No, en realidad la traducción del griego al español y viceversa no resulta tan complicada desde el punto de vista de la forma. La fonética de ambas lenguas se parece bastante y la sintaxis tampoco difiere mucho. Ahora bien, eso no quiere decir que no haya que trabajar la traducción y buscar soluciones para encontrar la musicalidad y el ritmo.

¿Le ha llevado mucho tiempo –y esfuerzos– traducir los tres poemarios (Notre Dame, Los escalones de Odessa y La piedra gloriosa) que alimentan esta antología titulada Luz oscura?

Traducir esta antología de Polenakis me ha llevado tiempo, pero sobre todo porque, después de traducir todo el libro, lo dejé un tiempo sin tocar, en barbecho. Luego volví a la traducción, que tenía ya casi olvidada, para hacerle los últimos cambios.

¿Ha contado con la colaboración de Polenakis, a quien, por sus estudios de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid, le suponemos un alto nivel de castellano?

A Polenakis le mandé la primera traducción, todavía sin la forma definitiva, para que la revisara por si algo no lo había entendido debidamente. Y me hizo algunas observaciones muy pertinentes. Luego, aunque seguí contando con él, apenas se metió en mi trabajo de traducción, me daba total libertad. Polenakis, además, es muy agradecido y todo le parece bien y lo valora.

La desesperación, las imprecaciones a la divinidad, la amargura; en definitiva, todo aquello que subleva a Stamatis Polenakis ante la contemplación de la existencia que tanto él como sus personajes se ven obligados a soportar acaba siendo una prueba de que en él hay un hombre ansioso de vivir. De lo contrario hubiera optado por la retirada y el silencio desdeñoso…

Convertir la rebeldía, la náusea ante los atropellos de la Historia sobre los más débiles, en arte –gracias a su amor por el lenguaje poético–, ¿salva del nihilismo a Polenakis?

Sí, creo que así es. En la poesía de Polenakis hay una visión de derrota de la humanidad, con temas que se repiten, como la injusticia, la miseria humana, la destrucción del mundo, lo inevitable del destino, pero también la revolución y el encomio a quienes dignifican este mundo. Y está claro que este poeta griego siente la necesidad de escribir, de plasmar en sus versos todo aquello que lo supera, como si una voz interior se lo dictara. Y mostrar la oscuridad comporta un ir a la luz; o, como lo escribe Ángel Crespo: «Un poema verdadero nunca es la oscuridad, sino la otra cara de la luz».

Afirma Eugenio Montale: «La poesía es una forma de conocimiento de un mundo oscuro que sentimos en torno de nosotros, pero que en realidad tiene sus raíces en nosotros mismos».

¿Hasta qué punto piensa que la experiencia personal y vital de este gran autor griego ha podido marcar el carácter eminentemente pesimista de su arte?

Bueno, en el caso de Polenakis creo que juega un papel importante su profunda empatía, su sensibilidad y su compromiso con la libertad y con el Otro, que lo conducen a meterse en la piel de quien sufre injustamente, y a convertirlo, a su vez, en héroe o heroína de sus versos. No en vano, en esta antología abundan los poemas elegiacos y, entre su temática, se repiten principalmente dos motivos: El destino incierto del hombre y el mal en el mundo. Y, a colación de esto, cuenta Polenakis en una entrevista un hecho que lo marcó de por vida y que influiría decisivamente en su obra. Ocurrió en 2005, durante una estancia que hizo en Londres. Aquellos días hacía cada mañana el mismo recorrido por el centro londinense. Un día cogió un tren con destino a Edimburgo. Al día siguiente, se enteró desde la capital escocesa de un atentado terrorista sangriento, perpetrado en lugares por los que él había estado pasando a diario. Esta noticia lo sumió en una profunda crisis existencial. También le hizo entender cómo todo y la vida misma penden de un hilo fino. Y, desde entonces, le atormenta la naturaleza del mal, así como todas las lágrimas derramadas, que cree que no pueden ser voluntad de Dios.

Rafael Soto Vergés: «Pensé siempre que poesía es el desembrollo del caos. Pero no. No hay conocimiento. Al poeta tan solo le ha sido dado esto: orquestar la oscuridad de la existencia. Es como un guitarrista ciego».

Creo que a Stamatis Polenakis le va como anillo al dedo esta definición. ¿Qué opina?

Creo que el poeta no deja de ver el mundo con la mirada de un niño y se inspira en todo aquello que le sorprende e impacta. Polenakis siente el impulso y la necesidad de escribir sobre todo aquello que no encaja en su mundo y lo agita. Su poema “El poeta y su sombra”, que reproduzco a continuación, es un buen ejemplo de ello:

El poeta y su sombra

Maldito este pájaro enfermo que aletea, el pájaro ciego que golpea sobre el cristal y me roba el sueño, que lo llamo a gritos y se aleja.

Maldito el pájaro nocturno, ángel de la locura y de la muerte, que se posa sobre mi cabeza y da a luz a las palabras.

Puedes comprar el libro en:

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios