De forma cotidiana Ana Mayo nos cuenta la historia de su abuela, que no se llama Carmen, pero eso no importa.
La belleza es un don. Y Narciso la tiene. Pero no disfruta de ella. Porque está enamorado de sí mismo y no puede complacerse.
Un pueblo como otro cualquiera. Donde todo es igual pero, después, todo es diferente. Donde los personajes, encarnados en un solo intérprete, abrirán corazones y rejas, misterios, secretos, envidias, odios, rencillas,…
"Esto no es Troya, pero podría serlo". Por las guerras que siguen asolando las ciudades y las tierras de cultivo, las montañas y los mares, los territorios que pretenden invadir, la desolación de los desvalidos.
El señor Scrooge es un renegón y, posiblemente, tenga úlcera de estómago. Y se despierta después de haber dormido mal porque no le gusta dormir bien, sería una traición a su espíritu despotricador. Tiene una tienda y un único empleado, demasiado bueno y demasiado pobre, el pobre.
Ser activista a carta cabal. Pero cometer errores. Denunciar, pelear, ofrecer lo mejor de sí mismo y conseguir la gloria, mas no los objetivos previstos. Intentar recoger el amor y sembrar también llanto.
Gente de bien, gente corriente, unos junto a otros, en soledad, sin libertad, mal viviendo en muchos casos y, a veces, no nos damos cuenta que todo conduce hacia la muerte.
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Parásitos, caricatos, peleles, que intentan sobrevivir en un mundo de oscuridad y que cercena el pensamiento. Y no digamos, la creatividad, el arte, todo aquello que, a ojos de otros, no sea productivo, no genere beneficios tangibles, contantes y sonantes.
Fue una guerra abierta de egos y maldiciones, de envidias y zancadillas, fue un error por parte de ambas actrices, fue una sofocante atmósfera, fue una lucha sin tregua, fueron dos trasatlánticos a la deriva, fue una historia más del cine americano de Los Ángeles, cuando los ángeles se convirtieron en demonias de sí mismas.
Como una alegoría de la sociedad, la enseñanza es un compendio de frustraciones, de muchachos que se están abriendo a la vida, pero también de profesores que se acomodan al sistema o, por el contrario, que buscan nuevos métodos y alicientes para hacerle frente a la realidad, o quizás a los sueños, siempre a los corazones.
Fue un tiempo de cuchillos, de pistolas, de bombas, de encarcelamientos, de secuestros, de tiros en la nuca, de bombas indiscriminadas que cogían a quien por allí pasaba, de víctimas y de verdugos, de lágrimas, de odio, de no escucharse.
Gestos. Estoy paralizado, pero no tengo sensación de paz. Es inquietud. Es el silencio que se repite después de las palabras. Son los gestos que no acompañan, necesariamente, al texto, a lo aprendido, a lo asimilado, al ritmo del corazón.
Hay tragedias insondables, que vienen desde la época helenística desgarrando corazones, acumulando venganzas, provocando incendios sentimentales, incestos, mitos, rencores, oráculos invisibles que conducen a un destino insoslayable.
Bécquer y los gorriones. Leer a Bécquer. Sentirlo en su conocimiento. Conocerlo en su sentimiento. Desesperados versos románticos aquí dichos, interpretados, cantados, musicados, con la elegancia del teatro, con la sensibilidad de la poesía, con la emoción de la música, con la fuerza de las palabras.
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