La historia de "Una gota de afecto" se desarrolla en una antigua mansión con un escudo familiar, ubicada en un pueblo de Cantabria. Un funcionario internacional, que ha dedicado su vida a proyectos de ayuda en naciones en vías de desarrollo, es el protagonista, un hombre marcado por el dolor desde que fue expulsado del paraíso infantil. A pesar de haber elegido ejercer una ciega soberanía sobre la realidad, esta lo consume, ya que no existe otro espacio para la existencia que la vida misma. Al llegar a la etapa final de su relato personal, se siente atrapado por su imprudente voluntad y comienza a percibir que su regreso al lugar donde creció lo coloca, sin previo aviso, en un entorno hostil. La nueva obra de José María Guelbenzu, concebida como una especie de «novela de aprendizaje al revés» y fundamentada en el uso de la recurrencia, presenta un relato magistral sobre una huida que se disfraza de dignidad. En este contexto, el miedo a la entrega voluntaria, que lamentablemente se percibe como un menoscabo de la propia identidad, es un elemento esencial que todo amor requiere para poder florecer. Después de una extensa obra literaria, ¿esta es la novela que siempre quiso escribir? ¿Piensa que es la mejor que ha escrito? He leído en algún sitio que afirma que es difícil superarla… No, pero en cierto modo, sí. Sólo puedo afirmarlo ahora, ya escrita y veo que coincide con mi idea de lo que debe de ser una novela. No es que esto no suceda en las anteriores sino es en esta se ha producido la coincidencia entre ambición y escritura. Juan García Hortelano sostenía que tras la escritura de una novela siempre nos metemos en otra porque siempre nos dejan insatisfechos; no fracasados sino insatisfechos. En este sentido, sí es la que soñaba escribir. ¿Será su última novela, como ha comentado en alguna entrevista? No lo sé, pero me temo que sí porque por ahora no creo que pueda superarla. Esta novela exige pararse y reflexionar, esforzarse… ¿a qué público quiere dirigirla? Creo que un novelista define al público que desea con su estilo y yo creo que el mío ha sido siempre exigente con el lector. Mi escritura no es superficial es abisal. ¿Ha dado más importancia al lenguaje, a la trama, a los personajes o a las descripciones? Arranqué la novela como una prueba de estilo, pero fui descubriéndola sobre la marcha. No he trabajado sobre un guión de hierro sino improvisando. Yo creo que hay que tener al menos una idea conductora, una especie de idea poética que ilumine el trayecto y te acompañe durante el viaje, como la estrella de los Reyes Magos. ¿Cómo nace esta novela con un estilo tan cuidado? Porque es lo que me propuse, ya estaba harto de descuidos, aunque fueran menores. Sucedió que empecé a hacer pruebas hasta que no pude seguir sin saber por qué le ocurría al personaje central lo que surgió de la prueba.
¿Qué supone para usted la infancia? Es un lugar común al que acuden muchos escritores… ¿Se nutre también de sus recuerdos a la hora de escribir? La infancia fue dura porque la vida en el colegio me resultaba dura, pero a la vez fue también un tiempo de felicidad en familia. En cuanto a los recuerdos, no los utilizo, lo que utilizo es mi capacidad de observación y mi memoria selectiva, pero no tomo nunca elementos biográficos. Muchos consideran que al crecer pierden el paraíso, ¿fue así en su caso? ¿Por qué ese sentimiento si todos los niños quieren ser mayores? La infancia es el paraíso, incluso si ha sido difícil; el trauma es perderlo porque la inocencia es el reino del niño. Lo que no obsta para que, su sentido de la curiosidad y del aprendizaje le empuje a imitar a los mayores. Les pasa también a los escritores, todos aprendemos leyendo e imitando a nuestros autores favoritos. La infancia es una etapa clave en el desarrollo mental y la salud de las personas. Si las experiencias son positivas, los adultos establecerán vínculos sanos, pero si arrastran traumas, aparecerán los conflictos… ¿qué hay del autor en el personaje de la novela? Del autor, nada, salvo, quizá, retazos anecdóticos, pero deberíamos considerar la verdad de esa afirmación que dice que el niño es el padre del hombre. "La vida no es justa o injunta: la vida es y punto"¿Se equivoca quien pretende dominar la realidad? ¿Ésta siempre nos supera? Si de algo estoy seguro es que a la vida no se le puede exigir que sea lo que no es; quiero decir: la vida no es, por ejemplo, justa o injusta: la vida es y punto. Nosotros somos los que estamos en ella y debemos gestionarla y ahí empiezan las falsas atribuciones de culpas. La realidad es tozuda. Su obra ha sido distinguida con premios importantes. ¿Qué espera de esta? Pues no lo sé; me gustaría que fuera apreciada, reconocida, pero estoy hecho a todo. Narrada en parte en tercera persona, alterna capítulos muy cortos con otros un poco menos. ¿Es su manera de presentar el tiempo y mantener el ritmo de la novela? Sí, Es tiempo y ritmo. Pero se narra en tercera y primera persona, me gustó ese recurso. ¿Nos engañamos a nosotros mismos cuando disfrazamos la huida de dignidad ofendida? ¿Por qué volver, entonces? La huída, o se deja en manos de la vergüenza o de la dignidad y se vuelve como el asesino vuelve al lugar del crimen. Y después de "Una gota de afecto", ¿qué? ¿La lectura puede llenar plenamente el corazón de un escritor consagrado como usted? Consagrado… debió de ser en una capilla con poco tránsito de fieles, aunque para mí esos fieles, sean quienes sean, me parecen gente maravillosa. Después de esta novela preparo una selección muy rigurosa de mis críticas de prensa, porque me la han pedido mis lectores y además preparo una especie de miscelánea de textos ensayísticos míos más otros sobre arte y música, sensaciones, bocetos de cuentos y cosas así. La lectura, o mejor, la relectura, me basta y me sobra por ahora. Puedes comprar el libro en:
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