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LITERATURA > FIRMA INVITADA
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El benemérito historiador Bartolomé Miranda Díaz, profesor de la Universidad de Sevilla, presidente del Grupo de Estudios Carrioneros Joaquín Galeano de Paz (Sevilla), galardonado, verbi gratia, con el Premio Nacional de Bibliografía Bartolomé José Gallardo por la obra «La librería del Convento de San Benito de Alcántara...» (Mérida, 2013), y autor de los excelentes libros, entre ellos: «La orden de Calatrava en la ciudad de Sevilla y en el Aljarafe durante el Antiguo Régimen (Siglos XII-XVIII). Estudio y documentación» (Sevilla, 2020); «Honor, poder y gloria. La Carrera de Indias según un comerciante sevillano del siglo XVIII» (Badajoz, 2019); y «La Villa de Castuera (Siglos XVI-XVII). Radiografía histórica a través de los visitadores de la Orden de Alcántara» (Badajoz, 2013); descubrió dos cartas de poder-, otorgadas por los Ayuntamientos de Castilleja del Campo y Huévar del Aljarafe-, concernientes al alguacil comisario Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), quien sirvió bajo las órdenes del contador Miguel de Oviedo, nombrado por el «Rey nuestro señor».
«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra
Las piedras rúnicas erguidas por los vikingos a lo largo de las tierras nórdicas, han sido testigos silenciosos de una época marcada por la intriga y la magia. Estos antiguos símbolos, conocidos como runas, conformaron el alfabeto de los pueblos germanos y del norte de Europa. Su legado perdura hasta nuestros días como un fascinante enigma para explorar.
Nadie se atrevería en este siglo a defender la existencia de los campos de concentración y menos aún quienes estuvieron en su interior, ellos o sus antepasados, puesto que el tiempo avanza y las herramientas de dominación y exterminio se perfeccionan.
I.- INTRODUCCIÓN
Este fue mi primer acercamiento bibliográfico o primer libro al mundo de la Historia. Se trataba de indicar que se puede escribir, desde el rigor más absoluto, sobre un personaje histórico que luchó contra un monarca que representa las esencias de mi Regnum Imperium Legionensis o Reino de León, es decir el gran ALFONSO IX “EL LEGISLADOR O EL DE LAS CORTES” (Zamora/Reino de León, 15 de agosto de 1171-REY DE LEÓN desde 1188, hasta Sarria/Reino de León, 24 de septiembre de 1230. Medía 1’90 metros); este último vinculado por gobernación y afectos con las Asturias de Oviedo, y, en concreto con Avilés villa a la que cedió la explotación de sus propias salinas.
Editorial Aldebarán. Año-2024. IIª Edición
En el cincuenta aniversario de la muerte de la novelista irlandesa Kate O’Brien (Limerick, Irlanda, 1897 – Canterbury, Reino Unido,1974) nos ocupamos de su figura como escritora de proyección internacional, como mujer, como feminista, como admiradora del genio de Santa Teresa, como abulense de sentimiento, como viajera enamorada de Castilla, como ilustre vecina protagonista del callejero abulense, como icono del festival literario que lleva su nombre en Limerick, como brigadista literaria en la guerra civil española, como embajadora de Ávila en la cultura anglosajona, y como nexo de unión entre Irlanda y España.
Si hay una figura que personifica las desventuras del liberalismo español, especialmente durante los convulsos años treinta del siglo pasado es la de Ricardo Samper Ibáñez (1881-1938). Este político valenciano alcanzó, por méritos propios, una suerte de vicepresidencia dentro del Partido Radical Republicano de Alejandro Lerroux, la formación más relevante del republicanismo español y que entonces ocupaba una posición de centro. Pero Samper es historiográficamente conocido por haber desempeñado la presidencia del Consejo de Ministros desde abril hasta octubre de 1934, esto es, prácticamente en las vísperas de la insurrección revolucionaria que desencadenaron las autodenominadas Alianzas Obreras –organización en la que se coaligaban los socialistas, los comunistas ortodoxos del PCE y los heretodoxos del Bloque Obrero y Campesino, y una fracción de los anarcosindicalistas–, y los nacionalistas de izquierda desde el gobierno de la Generalidad de Cataluña.
Gota a Gota, Madrid, 2023, 288 pp.
Este año se celebra el 50° aniversario de la creación del Instituto Cultural Español de Dublín (ICD). Ni la Embajada de España en Irlanda, ni el Instituto Cervantes (IC), que absorbió el citado centro, han tenido a bien celebrar esta efeméride. Yo -que conocí y aprecié la meritoria labor de esta institución- me permito romper una lanza en su recuerdo. España es una potencia mediana en el ámbito político o económico, pero es una gran potencia en el plano cultural, por lo que siempre he creído que la diplomacia española debería centrarse especialmente en este terreno sumamente rentable, pero los distintos Gobiernos españoles no han compartido este criterio y han infravalorado esta maravillosa baza, hasta el punto de que el Ministerio de Asuntos Exteriores, cuando por razones de origen económico-financiero tenía que reducir sus efectivos, la primera Dirección General que desaparecía era la de Relaciones Culturales.
El Instituto Cultural Español de Dublín, Irlanda, fundado en 1971 y adscrito al Instituto Cervantes en 1991, con motivo de la Semana de La Mancha de Dublín en 1973, publicó un Boletín estadístico bibliográfico de las ediciones de "El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", con la colaboración del Dr. Manuel Ferrer Chivite (1929-2001), profesor de lengua y literatura españolas en el departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Dublín "University College Dublin".
Semana de la Mancha en Irlanda, 1973
A lo largo de los cinco primeros capítulos de La pérdida del reino (Siglo XXI Argentina Editores, 1ra. edición, 1972, 370 páginas; todas las citas remiten a esta edición), que con toda pertinencia se podrían calificar de prólogo, se presenta a los personajes y el motivo argumental dominante: Rufino Velázquez le solicita al narrador, quien cumple funciones de asesoramiento en la editorial Galaxia, que a partir de sus propios recuerdos personales y algunos manuscritos bosquejados escriba una novela; una novela escrita por el narrador que será, sin embargo, la novela de Rufino Velázquez; vale decir, un narrador, en principio, que oficiaría de ghost writer, un escritor fantasma cuyas marcas se pueden adivinar en la escritura, pero cuya materia narrativa le es ajena.
EL ESCRITOR SECRETO – José Bianco
¿Qué es esa figura a la que se suele denominar, con exceso o defecto de pertinencia, escritor secreto, en qué consisten los rasgos que lo configuran y lo velan, la circundante vocinglería que lo sofoca al tiempo que lo confina a un plano subsidiario, discreto, recóndito? Es una recurrencia interrogativa que consiente una variedad de respuestas: un escritor secreto puede ser aquel que elige hurtarse al ingente ditirambo de la autopromoción; quien privilegia sus propios requerimientos por sobre las demandas de un grupo editorial; alguien cuyas obras, aun de excelente factura, quedan relegadas del relumbrón de sucesivas reediciones, del módico placebo de un premio literario o de la provisoria eternidad de una recensión en los suplementos culturales al uso; definiciones todas ellas que no agotan una enumeración que podría ser tan profusa como fastidiosa.
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