"Matar por unas piernas" está lleno de erotismo, parejas imposibles, persecuciones, violencia, muerte y apariciones del demonio. ¿Tiene mucho que ver con su carrera como embajador?
(Risas). Pudiera ser. Aunque todo es imaginación, al final lo que ha ido viendo lo usas como maeriales literarios. Mi editor, Miguel Ángel de Rus, me ha propuesto que escriba una novela sobre los cuernos que he visto en entornos diplomáticos y en ello estoy. Naces en El Cairo, ha sido diplomático en Ginebra, Londres y Washington. ¿Sólo podías escribir un libro cosmopolita? La verdad es que no lo sé. Durante mi vida profesional, en la que también he estado en lugares desheredados, he escrito informes, órdenes, telegramas y algunos artículos sobre política exterior, pero solo él comenzó verdaderamente a escribir narraciones después de jubilarme. Como era ya literatura, tuve que aprender a cuidar mejor el lenguaje y supongo que la impronta cosmopolita es consecuencia natural de la vida diplomática, que también es profesionalmente de representación, una forma de “vender” las bondades y la política de tu país a los demás, un esfuerzo, porque esos almuerzos, recepciones y cenas son muchas veces una obligación natural de esta profesión mía, pero no siempre son divertidas a pesar de que hay que intentar disfrutar del trabajo. Durante su desarrollo sueña uno junto a tu pareja, incorporado gratuitamente a esta parte de la función diplomática (el gobierno tiene así a dos por el sueldo de uno), con los hijos dejados en casa, un libro junto a una chimenea, una película en la tele con tu familia alrededor. Además, siendo hijo de diplomático, vivió ese cosmopolitismo desde mi infancia. La historia que abre el libro, "Matar por unas piernas", tiene un toque de Thriller, algo de 007, algo de relato de aventuras, y amores prohibidos. ¿Podría ser un éxito si se lleva al cine? Pienso que sí y me encantaría. Es una historia bastante dinámica con incógnitas y sorpresas, así como golpes inesperados. Como actores bastaría esencialmente con una buena actriz guapa, un actor atractivo y de calidad y algún bueno de reparto. Veremos si algún productor o director de cine está interesado en adaptar esta narración a la pantalla. En algunos textos del libro hay descripciones detalladas de lugares exóticos. ¿Has usado tus correrías por el mundo para las localizaciones? Sí, pero no reproduciéndolas exactamente. Mi vida profesional y personal ha discurrido por diferentes países, por lugares con costumbres diferentes y con acceso tanto a lugares populares, muchos de ellos estupendos, como elegantes, algunos incluso cursis o pretenciosos. ¿Es un libro que pretende llevar al lector a meditar o más bien a disfrutar y correr aventuras imaginarias? Solo pretendo entretener y si además el lector sonríe, mejor. Yo he disfrutado escribiéndolo y espero que los lectores comenten que se han divertido leyéndolo y que al hacerlo el tiempo ha pasado agradablemente. ¿Por qué esa obsesión en tus textos por el peligro, el diablo, la muerte y las pasiones prohibidas o perseguidas? Al diablo lo conozco desde joven con diferentes leyendas belgas y francesas por mi educación francófona. El peligro atrae, es una droga que eleva nuestra adrenalina. La muerte es parte de la vida y nos roza diariamente, aunque no nos demos bien cuenta de ello, afortunadamente. Las pasiones prohibidas y perseguidas hay que probarlas, son sal de la vida… Juan Pedro Aparicio habla en el prólogo del rico universo que despliegas en tus páginas. Una colección de relatos rebosantes de imaginación y fina inventiva. ¿Más invención que observación? Juan Pedro Aparicio es un amigo generoso al que tengo gran aprecio y reconocimiento al ayudarme decisivamente, además de mi editor, Miguel Ángel Rus, para la publicación de estos relatos. Yo creo que mi imaginación ha combinado, y sigue combinando, invención y observación con el añadido de que por la vida “nómada” de mis padres diplomáticos y la mía he tenido la oportunidad de comprobar muchos contrastes culturales y eso, probablemente, azuza la observación y, dando un paso más, la invención. Algunos de tus protagonistas parecen estar marcados por diversas obsesiones. ¿Por qué? Yo pienso que todos tenemos obsesiones. A veces las llaman “vocación”. Otras veces “curiosidad”. También “rebelión”. No somos divinos y nadie puede abarcarlo todo y especializarse, por necesidad, puede ser fruto de un interés profundo por algo, una “obsesión”. Solemos pensar que tener una obsesión es negativa. Sin embargo, también tiene una importante vertiente positiva. ¿Te has planteado escribir un libro contando a modo de ficción las cosas vividas durante tu carrera diplomática y que no podrías contar en un ensayo? La publicación de “Matar por unas piernas” me ha animado mucho. Tengo en la nevera una novela que espero no pase al congelador y estoy en medio de la redacción de otra. Muchas de las cosas vividas a veces como tal, otras embellecidas, inspiran mi escritura pasada y también en estas dos novelas y supongo que a muchos escritores les pasan lo mismo. Incorpora pues de un modo u otras las cosas experimentadas durante mi carrera diplomática y mi propia vida. También he vertido mucho de mi experiencia en mis memorias que se publicaron en diciembre de 2023 con el título “Volver a levantarse” porque en mi vida, como en la todo el mundo, ha habido momentos álgidos y alegres y otros tristes y, asimismo, de retrocesos tras los cuales hay que volver a luchar para vivir plenamente, algo muy importante. Puedes comprar el libro en:
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